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jueves, 4 de abril de 2019

Campamento improvisado

Hace ya tanto tiempo que casi ni me acuerdo, Raúl retiró la alfombra de juegos de la habitación de Iván para limpiar el suelo y se encontró una sorpresa bastante desagradable: un charcazo de agua. Resulta que el radiador perdía agua y ni nos habíamos enterado, así que la tarima flotante se curvó en una montañita que hizo las delicias de los niños, pero resultó ser un horror para los adultos.

Evidentemente no podíamos dejar las cosas así, con lo que llamamos al seguro. Nos informaron que el radiador era cosa nuestra, pero los daños sí que nos los podían arreglar. Y ahí comenzó una aventura más larga que un día sin pan. El servicio que contratamos para cambiar el radiador fue muy rápido, pero el tema de la compañía que mandó el seguro... Vamos, que no vemos la luz al final del túnel.

No tardaron mucho en venir a estimar los daños, pero luego ya no volvimos a tener noticias de ellos mientras el suelo cada vez se curvaba y se pudría más y más. En cuanto nos dábamos la vuelta los peques aprovechaban para escalarla y usarla de cama elástica.

Tras unas llamadas resultó que había habido un malentendido entre el seguro y los carpinteros a la hora de dar el ok a la obra. El carpintero volvió, levantó casi todo el suelo (el armario está anclado a la pared y no fue posible moverlo) y nos informó de que el mal se extendía. Cada vez había más suelo podrido. Nos dijo que volvería con un compañero que le ayudara a desanclar el armario y moverlo. Y de esto ya hace dos semanas y sin noticias de Gurb, digo... de los carpinteros. Otra vez a llamar y otra vez con el tema de estamos esperando confirmación, reclama al seguro, a ver que pasa...

En fin, que aquí los únicos que se lo están pasando bomba con el tema son los niños, que todo lo convierten en un juego extraordinario. El día que nos quitaron la tarima dejando al descubierto el suelo de hormigón, decidimos cubrirlo con una enorme colcha para evitar que Iván respirara ese polvo hasta que nos pusieran de nuevo el suelo. Pensando que sería cuestión de pocos días le puse al niño el colchón en el suelo sin el somier. Y claro, el chiquillo encantado. "¡Voy a montar un campamento en la selva genial!", chilló emocionado. Entonce Daniel se puso tremendamente celoso de la situación de su hermano. "No es justooooooo. Yo también quiero el colchón en el suelooooo". Así que tiré el suyo al lado del del hermano.

Entonces comenzaron a buscar por toda la casa elementos que les pudieran servir para su juego: cojines, peluches, armas, juguetes varios... En cuestión de minutos no había quien diera un paso en una habitación atestada de tesoros. Le di el toque final al ponerles las dianas de pelotas de velcro enfrente de las camas colgadas de los picaportes de los cajones (con lo que los cajones eran difíciles de abrir).

Se lo pasaron bomba en su campamento, aunque también hubo algunas peleas territoriales. No hay nada perfecto. Les dejé vivir a lo salvaje todo el fin de semana, pero el domingo mi espalda se quejó de tener que agacharme hasta el suelo cada vez que quería hacer las camas o darles un beso de buenas noches y, además, me pegué un buen golpe al pisar un peluche y resbalar. Con todo el acolchamiento que había y tuve que caerme en el único hueco duro de toda la superficie. Que gafe. El caso es que esa noche de domingo el somier volvió a la habitación de Iván y El colchón de Daniel a su somier original. ¡Que enfado se cogieron! Pero era necesario para mi supervivencia diaria.

Y menos mal que lo hice así, porque todavía estoy esperando que venga las carpinteros a ponerme el suelo... ainsss.

8 comentarios:

  1. Uuuhhhhh obras!!!! que horror!! todavía recuerdo el periplo que pasamos que conté en el blog, cuando Alejandro inundó la casa.
    No ha costado casi 8 meses vivir como personas normales de nuevo
    Así que se como es lo que comentas.

    mucha paciencia con los carpinteros y con los del seguro, que creo que hace un curso especializado en hacerse los suecos!
    Un beso!

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    1. Aaay sí. Recuerdo cuando leí ese post tuyo. Vaya aventura, madre mía. Creo que sí que voy a necesitar mucha paciencia. Para empezar todos los operadores de la aseguradora están siempre ocupados ainsss

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  2. Lo de las obras a través del seguro da para mucho, quien no lo haya sufrido que levante la mano. Los niños siempre sacan provecho de estas situaciones, algo bueno tendría que tener todo ello...
    Besos.

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    1. menos mal que se lo toman como un juego!! Y mientras seguimos con el campo de minas en la habitación de Iván. Aunque él esté encantado con su mullidito suelo de colcha. Colcha que por cierto acabaremos por tirar como tarden mucho más en venir ainsss

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  3. Madre mía, al final su actitud es la mejor, divertirse con lo que haya jejeje

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    1. Y que vamos a hacer!! Cuando vengan los carpinteros por fin me va a parecer un milagro jajaja
      A lo mejor hasta echamos de menos el suelo acolchado jajaja
      Bueno, tanto no creo.

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  4. Seguros.... trabajo de 1 hora= 20 días, trabajo de 3 horas= 3 meses.... y así. Calma, paciencia y suerte!!!!

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