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jueves, 13 de junio de 2019

Con Mayte Esteban en La Feria del Libro de Madrid

Mayte Esteban, El espejo de la entrada,  fue la primera persona, fuera del círculo familiar, que me puso un comentario en el blog, hace ya muchos años. Me hizo una ilusión tremenda. No sé si os lo podéis imaginar, pero para mí fue un momento especial. Hacía muchísimos años desde la última vez que nos vimos en persona, Iván aún era un bebé. Como ella es del mundo bloguero literario y yo del mundo bloguero maternal no solemos coincidir en eventos, así que cuando me dijo que iba a estar firmando en la Feria del Libro de Madrid decidí darme un salto para verla.

Porque aún no lo había dicho, pero es una maravillosa escritora. Si no habéis leído nada de ella ya estáis tardando. El caso es que es que cogí a mis churumbeles y me los llevé el miércoles al Retiro con muchas ganas de verla.

Nada más llegar se quedaron prendados de una exposición de fotos alucinantes que se exhibía con el mensaje de "Evita los incendios forestales". Sobre todo Iván, que se lanzaba emocionado hacia ellas gritando el nombre del animal que salía en la foto de turno y partiéndose de la risa.

"Ooooosoooo, mamá un osoooo, conejooooo, hormigaaaaaaaaaaaa, cabraaaaaaa..." y así estuvo un buen rato, mientras yo le reñía por acercarse demasiado a los paneles.

Cuando se acabaron los paneles avistaron algo muy interesante: un puesto de helados. Por supuesto, no pudimos continuar sin una de esas frías golosinas entre nuestras manos. La chica del puesto era majísima y con los helados nos regaló dos pulseras que mis hijos lucieron encantados durante toda la visita.

Para aprovechar más la tarde, estuve mirando el programa para ese día de la Feria y encontré un montón de actividades interesantes en el pabellón de Samsung: Cuentacuentos con realidad aumentada, Ciudades inteligentes y sostenibles, Programando vuelos de drones... A mis niños les iba a flipar. Todos los talleres eran a la misma hora, así elegían ellos el que más les gustara y en el mismo pabellón podían incluso separarse bajo mi atenta mirada. ¡Y luego a ver a Mayte! un plan perfecto.

Pues no, resulta que llegamos al pabellón y nos dicen que no hay actividades porque se va a hacer un evento privado. Que vuelva mañana, que las hacen todas las tardes menos esa. Rebusco en internet y les enseño la programación de su pabellón para ese día. Los pobres me ponen cara de circunstancias, se deshacen en disculpas y no saben ni qué decirme. Claro, si la culpa no es de ellos, pero a Samsung ya le vale, porque a mí me mandan desde prensa la agenda del día de la Feria del Libro al correo electrónico y en la del miércoles 12 aparecen dichas actividades. Es más, mandaron un email posterior con cambios en el programa ese día y ¡seguían reflejadas esas actividades!

Ante las preguntas de mis hijos acerca del plan que se nos había ido a la porra, les conté sólo la actividad del cuentacuentos, que pensé que sería la que menos les interesaría, porque si les digo lo de los drones hacen una revuelta popular y terminan quemando el pabellón (lo que se traduce como una perreta de proporciones gigantescas que logré evitar). A la propuesta de los encargados de volver mañana u otro día. Imposible. Entre exámenes y otros planes ese era el único día que teníamos para acercarnos. Sin contar con que la feria se termina dentro de tres días. Muy mal por la poca previsión de Samsung. Si se comprometen a unas actividades es muy poco profesional suspenderlas sin avisar. Y toda mi comprensión por los chicos que me atendieron, que no sabían ni qué decirme.

Tras el chasco nos pasamos por el pabellón infantil, pero el cuentacuentos programado empezaba media hora más tarde y se solapaba con la firma de Mayte, así que nada. Total que acabamos en el Palacio de Cristal viendo los patos y las tortugas entre exclamaciones de "Oooooh que monos", "¡Mira! por ahí asoma una!" y "Mami, ¿puedo cogerlos?" (Evidentemente, mi respuesta fue no).

Nos metimos a ver la exposición, pero a mis peques les pareció un poco sosa comparada con la última que fuimos a visitar, que hasta tenía un pedazo de submarino medio suspendido en el aire.

Cuando vi que se acercaba la hora, nos acercamos al stand de la Fnac a saludar a nuestra amiga. ¡¡¡Cuanto tiempo!!! Me hubiera gustado ver también a su familia, que es encantadora, pero no tuve oportunidad. En cambio, Mayte sí que pudo comprobar los cafres en los que se habían convertido mis churumbeles. Aunque aseguró que los encontró adorables. ¡¡Se portaron fatal!!

Me fui del stand con una charla que ya hacía demasiado que teníamos pendiente, aunque demasiado corta, y dos ejemplares de sus libros firmados con unas dedicatorias llenas de magia: Detrás del cristal y La chica de las fotos. Del primero, incluso hice una reseña hace ya unos años.



Tras el reencuentro, los peques exigieron parque. Miré la hora y decidí que valía la pena que se acostaran un poco más tarde por un buen rato de diversión entre columpios. No fue fácil encontrar unos apropiados, en parte porque los tres primeros que vimos eran para niños mucho más pequeños que los míos y en parte por mi horrible orientación.

Pero al final encontramos unos chulísimo cerca de la casa de fieras y la biblioteca.

2 comentarios:

  1. No sabes la ilusión que me hizo verte. ¡Y a ellos! Aunque los haya visto crecer de alguna manera a través de la red.

    Dácil, se portaron como lo que son, niños, jajaja.

    A ti sí te había visto en estos años, pero a ellos no y la verdad es que son enormes. Y los ojos de Iván son como los tuyos, tienen un color alucinante.

    Seguiremos en contacto, creo que las historias que empezaron con magia nunca la pierden.

    Besos!!

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    1. Yo también lo creo!!! En la vida hay encuentros muy especiales :D

      Me encantó verte, aunque la próxima vez le hago caso a mi marido y me voy sola jajaja Así disfruto de un rato de charla tranquila contigo.

      Da gusto ver crecer a nuestros hijos <3 <3 <3

      Muchos besos!!!

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