Antes de seguir leyendo, si queréis conocer primero el comienzo de la historia pinchad aquí.
"¿Mamiii, ya has pensado en nuestros poderes?", esta pregunta se sucedió muchas veces tras aquel viaje en metro con juego-aventura incluída. pero mis pobres neuronas tenían sobrecarga y me era imposible continuarlo.
"No", les decía, "Estoy pensando. Paciencia"
"Joooooo", protestaban alborotados.
Hasta que llegó un momento en que no quise retrasarlo más y volví a tirar por la carretera de en medio. "A ver. ¿Que poderes queréis tener? Elegid dos", si es que soy muy lista muahahahaha.
Y ahí que se pegaron un buen rato pensando porque no era moco de pavo la cosa. ¡Dos poderes cada uno nada menos! Al final Daniel eligió lanzar rayos eléctricos por las garras y volar. E Iván lanzar rayos sónicos por las patas y hacerse invisible. Les felicité por haber pensado en dones tan complementarios para poder defenderse y atacar y proseguí la historia como pude, pero aviso que esta parte pierde mucho con respecto a la primera.
Los niños... digoooo... los gatos, con sus collares puestos, y llenos de poder deciden arrasar la sala de los banquetes ideando mil millones de formas de matar a los allí reunidos, uno escondido en su invisibilidad como la muerte que nunca sabes por dónde te va a llegar y el otro como ángel vengador desde los cielos. Haciendo estallar a los concurrentes entre agónicos gritos de dolor, desmembrando a diestro y siniestro etc, etc, etc.
Y justo ahí, en el mismísimo inicio, les amenacé con no jugar con ellos nunca más si su intención era causarme pesadillas de por vida. "A ver tontos del hab... digooooo... malditos troles.... digo queridos y sanguinarios hijitos. Si os cargáis a todo dios como vais a averiguar qué narices ha pasado aquí. Y, lo más importante, cómo arreglarlo y salvar al reino".
Los muy pedorros me pusieron cara de ¿Uh? ¿Salvar? ¿Qué? ¿Esa era la misión?, pero se plegaron a mi demanda por miedo a quedarse sin historia.
"Vaaaaale", cedió Iván (si es que siempre es él quien reconduce el juego por el buen camino), "entonces voy a la mazmorra a liberar a la niña", me indicó. Por supuesto, su hermano se apuntó al plan.
"Cuando llegáis a la prisión la niña se alegra mucho de veros: "¡Muchu, Puchu!", exclama al veros, "Habéis conseguido encontrar los collares. ¿Ya podéis hablar? ¿Habéis recuperado vuestros poderes?" Qué hacéis".
"Le decimos que sí y uso mis rayos sónicos para sacarla de la prisión", aventura el pequeño.
"Yo uno mis rayos eléctricos a sus rayos", se animó el mayor.
"Muy bien. Gracias al trabajo en equipo habéis conseguido liberar a la niña que os cuenta que..."
"Y masacramos al resto de los brujos", me interrumpió Daniel.
"Espera, ¡qué!"
"Eso, eso", se animó Iván.
Estaba claro que tenían gana de jarana, así que les di el gusto, pero no con los inocentes hechiceros ¡jolín! Les mandé un ejército entero de soldados, que habían escuchado el ruido de la puerta al saltar en pedazos y que venían a detenerlos.
Lo que siguió después también estuvo lleno de vísceras, sangre y, bueno, lo típico en estos casos de batalla salvaje entre un montón de soldados entrenados para la batalla y dos supergatos con una imaginación un pelín truculenta. Como estábamos en casa, sólo les reñí cuando vi que la cosa se iba a convertir en una película de Sam Raimi en sus tiempos más gore.
Cuando acabaron con los soldados, Iván propuso ir al salón para seguir con la carnicería, pero yo me volví a plantar. "A veeeer. ¿No habíamos quedado que ibais a salvar el reino?", "Ah sí", recordó el peque. "Pero ya no sabemos por donde tirar", aseguró el mayor. "Eso es porque no me habéis dejado hablar" me enfadé yo.
"Vale, vale mami" "Te escuchamos. Jo, como te pones"
"Pues, COMO IBA DICIENDO, la niña os felicita por haber recuperado los poderes y os cuenta que en realidad la culpa de la espantosa niebla mágica que inunda el reino es VUESTRA (Muahahahaha venganza del máster). Estabais jugando a lo loco, cuando Puchu le tiró un rayo sónico a Muchu en pleno vuelo y lo estampó contra una estantería llena de productos quimic... digooo... mágicos, que se mezclaron causando una gran explosión de la que surgió la niebla y que os dejó inconscientes a vosotros .
"Aaaaaah, por eso no nos acordábamos de nada..." cayó Iván.
"Exacto, por eso habíais perdido la memoria. Como es vuestra RESPONSABILIDAD vais a tener que hacer algo al respecto. Por ejemplo SALVAR EL REINO, ejem. Sin matar a nadie más, a ser posible", puntualizo muy mosqueada.
"Vaaale", comenzó el mayor, "Pues yo creo que para salvar el reino habrá que matar a la reina mala. ¿No? Pues yo afilo mis garras y voy al salón..."
"¡Espera! Que no he terminado. La niña sigue hablando así que calladitos los dos"
"Pero.."
"Ssssssh"
"Vale, vale"
"Pues eso, que la niña os dice que la única que puede arreglar esto es su madre, una bruja que controla el fuego. ¿Qué hacéis?"
.....
....
....
"Ir al salón, ¿no?"
"Mira Daniel, no me toques las narices"
"Es que no sabemos qué hacer", le defendió su hermano.
"Está bien. Os doy una pista. ¿No teníais un libro con fichas de todos los magos del reino y eso?"
"Síiiiii", se entusiasmaron.
"Saco el libro, porque lo tenía yo", aclaró el más pequeño, "Y busco la ficha de la madre"
"Ves que pone que esa bruja es muy habilidosa con el fuego, pero que éste también puede convertirse en su prisión con cierta magia", les explico intentando recuperar el buen humor.
"¿Buscamos fuego por el castillo?", sugirió el mayor.
"¡Muy bien!, y ¿dónde es más lógico encontrar una chimenea?"
......
.....
.....
"¿Me estáis tomando el pelo? ¡¡En el salón!!", casi bramé.
"No, si yo me lo imaginaba, pero por si acaso no lo decía...", comenzó Daniel.
"¡Hombre y yo! Yo también lo sabía, pero como estabas tan cabreada..."
"¡Iván! Se dice enfadada ¡Gruaaaarl!"
"Vale, jo mami. No te enfades. Vamos al salón"
"Vale", respiro hondo, cuento hasta diez y sigo con el relato, "Pues veis que sí que hay una chimenea con un buen fuego chisporroteando en ella y que los del festín siguen a lo suyo, comiendo y bebiendo, si haberse enterado de la batalla épica que se ha desarrollado en las mazmorras (por llamarla de alguna manera).
"¿Y no puedo ni lanzarles un rayito?, preguntó Daniel por si colaba.
"Gruarl"
"Vaaaaale, vaaaale", se medio enfurruñó. ¡¡Encima!! Lo que hay que aguantar. En fin, que Iván se puso a investigar el fuego y vió algo raro en él. De vez en cuando le parecía ver alguna forma humana muy difusa entre las llamas. El primogénito escuchaba pasivamente, porque se ve que ese día no tenía ningún interés en hacer buenas obras.
"Pues lanzo un rayo sónico muy muy muymuymuymuy fuerte hacia la chimenea", decidió el benjamín.
"La chimenea estalla en pedazos, el fuego se extingue y surge la figura de una mujer menuda cuando se posa el polvo y se desvanece el humo. Sus ojos echan chispas. Y un halo ígneo comienza a formarse alrededor de sus puños cerrados".
"Síiiiii", chilló el mayor.
"Ainsss. Jo, no tenía pensado hacer más batallas, pero bueno. Al final esto lo hago por vosotros".
Ambos me miraron con ojitos brillantes.
"Está bieeeeen. La domadora de fuegos le increpa a la reina haber utilizado el accidente de la niebla para deshacerse de todos las personas con magia por miedo a su poder y que eso no se lo puede perdonar, así que ahora se hará realidad su pesadilla y... Oye, ¿al final liberasteis a los brujos de su prisión o sólo a la niña?"
"Eeeeeh", dudaron.
"No, no. A todos, liberamos a todos", aseguró Daniel muy convencidos.
"Sí, eso. A todos", le apoyó su hermano.
"Seguro que no los matasteis con los soldados"
"Que va. Si no nos dejaste", argumentó Iván muy sabiamente.
"Está bien. Aceptamos barco. Pues todos los brujos se reúnen y utilizan su magia para expulsar a la malvada nobleza y a la reina traído..."
"Oh buuuu"
"Vaya roooollo"
"Queremos arrancar cabezas" "Y más cosas"
"¡Me da igual", les corté. "Yo cuento la historia y esto es lo que pasa. Cuando la contéis vosotros haced lo que os dé la gana. Entre todos les echan. La bruja del fuego logra arreglar el asunto de la niebla con mucho esfuerzo y castiga a los gatos sin jugar a videojuegos hasta el fin de los tiempos".
"¡Que dura! Pobres gatos..."
"Pero no nos estás castigando a nosotros, ¿Verdad? Nosotros sólo estamos castigados hasta Navidad, eeeeeeh".
"Que no, que no os estoy castigando yo, sino la bruja del fuego. Y sólo en el juego"
"Ah bueno"
"Pues tu juego ha estado pichí pichá. Los míos molan más", opinó demasiado sinceramente Daniel.
"Sí hooombre", se enervó Iván en cuestión de segundos, "Molan más los míos. ¡¡¡Mucho más!!!"
Ainsss.
Que divertido jajajaja
ResponderEliminarBuuuf que tíos! Hartita me tienen
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