Halloween en la Warner

Como a los peques les encantó lo que había montado en el Parque de Atracciones de Madrid de Halloween, pensamos que también les gustaría ir a ver que se encontraban en la Warner. Y bueno, lo que más nos encontramos fueron colas y gente, gente y colas. ¡Una pasada la de gente que tuvo la misma idea que nosotros! Y eso que nos llovió y todo. Pero ahí estábamos todo el mogollón, disfrazados o no, disfrutando del ambiente de miedo.

La verdad es que había peña que se curraba un montón el disfraz y que daba mucho ambientillo. Había veces que no sabía si eran visitantes o animadores de lo bien caracterizados que estaban. Los niños estaban encantados con las decoraciones, monstruos, locos y almas en pena que íbamos descubriendo en nuestro camino.

Y hasta pudimos montarnos en algunas atracciones, aunque si veíamos una cola de más de una hora, casi todas por cierto, ni lo intentábamos. Aún así apagamos fuegos, volamos como superman, dimos vueltas en el Tiovivo,

Incluso pudimos entrar en el pasaje del "terror" para niños, que de terror no tenía nada, más bien, era monísimo y lleno de fantasía. Los peques se lo pasaron muy bien hablando con los personajes de la historia hasta salir triunfantes por la última puerta.

También vimos un espectaculillo callejero. Más ellos que yo, porque Raúl es alto, a lo niños los subimos a una papelera y yo sólo podía ver algo alzando el móvil y a través de la pantalla.

La historia iba de unas brujas malvadas que querían dominar el mundo y diablillo travieso que bailaban y cantaban. No estaba mal, pero con tanta gente fue un poco agobio.

Encima, una persona que teníamos cerca no se le ocurre otra cosa que ponerse a fumar en la multitud y atufar a todo el mundo. Eso sí que da miedo.

Como los baños del parque, que eran los verdaderos pasajes del terror. Estaban terribles de asquerosos. Pero no me extraña con la de gente que había por ahí.

Intentamos entrar a otro espectáculo que habían montado especialmente por Halloween. Un musical monstruoso, pero cuando llegamos media hora antes de la siguiente sesión, que comenzaba a las seis y media, nos dijeron que ya estaba completa y que la pedazo de cola era ya para las de las 20.15. Pues tampoco teníamos tantas ganas de verlo, la verdad.

Así que nos fuimos directos a la Mansión encantada, que la tienen todo el año, pero es muy Halloween y a mis hijos les encanta. Cuando llegamos el cartelito de la puerta rezaba que quedaba una hora y media para la atracción. Aún así lo peques decían de quedarse. ¡Que locura! Les convencimos enseguida explicándoles que una hora y media es lo que dura de media una película.

Preferimos dar una vuelta para ver el ambiente y lo disfrutamos muchísimo. Nos encontramos a la niña del exorcista, al Joker y al payaso de It paseando por la Warner. Y todo un vecindario de calabazas de todo tipo, ¡hasta una mamá calabaza que renía a sus calabacitas.

En el viejo oeste encontramos un cementerio muy molón y unas habitaciones llenas de forajidos que te disparaban agua de vez en cuando. ¡A mí me dieron de lleno! Lo que nos reímos.

Como último recurso decidimos intentar subirnos a unos avioncitos que daban una vuelta aérea por la zona infantil. Y allí, por fin, vimos menos cola que en el resto. Una media hora larga, pero eso era lo mínimo que te encontrabas, así que nos quedamos para viajar tan a gusto.

Cuando bajamos, nos enteramos que en una media hora iban a hacer el desfile infantil de Halloween y decidimos quedarnos a verlos. Nos pareció un poco corto y escaso, pero es que estos niños ya son un poco mayores para Piolín y el oso Yogui, pero demasiado pequeños para zombis pútridos.

Satisfechos con nuestra visita al parque del terror halloweeniano nos fuimos muy felices para llegar a casa para cenar y echar una partidita al Nightmarium, muy acorde también con estas fiestas.