Pekín está llena de museos alucinantes. Nosotros fuimos a unos cuantos y nos dio mucha pena dejarnos otros en el tintero, pero es tan enorme que no se puede recorrer entero en quince días y no morir en el intento.
Además, acabábamos agotados y necesitábamos reponer fuerzas intercalando algún día tranquilo. Uno de estos museos que visitamos fue el Capital Museo (Museo de la Capital), que está en un edificio modernísimo e impresionante. Sólo por eso ya vale la pena ir. Además la entrada es gratis.
En contraste con el edificio, el interior está lleno de reliquias, objetos históricos y tradicionales que han ido enriqueciendo la imagen de esta singular ciudad. Para la ópera de Beijing tiene una sala completa en la que representan en pequeñísima escala el recinto y las mesas y sillas en las que está el público.
Nunca me lo hubiera imaginado así, la verdad. Además de que se exponen algunos trajes de la misma y un montón de máscaras. De fondo se oye una de las óperas que, por lo visto, duran una media de cuatro horas. No hubo narices de meter a los peques a una sesión de ópera china.
Había tantos objetos en el museo que era imposible pararse a leer todos los carteles sin quedarte a dormir allí... por lo menos unos días. Así que no lo vimos con toda la tranquilidad que se merece. Más bien nos acercábamos a las que más nos llamaban la atención por uno u otro motivo.
Pensamos que los peques no aguantarían mucho, pero fue al contrario. De hecho tuvimos que esperar varias veces a Daniel porque se negaba a perderse nada y estaba empeñado en sacar foto de todo.
Les había dejado a los peques un móvil antiguo para que lo usaran de cámaras de fotos porque me habían dicho que en un viaje tan especial les hacía ilusión.
A mí me pareció bien, pero si llego a saber el entusiasmo que le iba a poner el primogénito me lo hubiera pensado más.
Aunque como se portaba regular (o mal) la mayor parte del tiempo pocas eran las ocasiones en las que no estaba castigado sin el móvil. Una lástima que esta no fuera una de esas ocasiones.
Se pegaba tiempo y tiempo para sacar la mejor foto de cada cosa que le impresionara (casi todo). Y ya cuando encontró las erótico festivas, y ni os cuento.
Tuvimos que llamar la atención a los dos peques para que bajaran los decibelios de las carcajadas y las expresiones de asombro.
Recorrimos galerías y galerías y salas y salas con máscaras, estatuas, jarrones, dioramas, carros, muebles, joyas, papiros y papeles llenos de kanjis... hasta una calle de tiempos antiguos nos encontramos a nuestro paso.
Desde luego, es una opción maravillosa para conocer más sobre las raíces culturales e históricas de esta enorme ciudad.
Vaya pasada de museo...lo de la ópera de 4 horas, ¡confiesa! tú tampoco habrías aguantado ;-)
ResponderEliminarNo sé, depende si me gusta lo que estoy viendo, que yo me he pegado maratones 24 horas de Anime en mi juventud y me comí sesión de señor de los anillos versiones extendidas. Pero la Opera de Pekin, no estoy muy segura de aguantar jajaja
EliminarQue impresionante tiene que ser visitar China, tan distinto a aquí. Ahora bien, las ciudades tan grandes no me llaman, me agobian.
ResponderEliminarBesos
Pues esta te iba a agobiar muchísimo más con todo el caos del tráfico y lo enormísima que es :S
EliminarSólo puedo decir que me parece espectacular.
ResponderEliminarEs que todo allí es espectacular!!
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