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jueves, 9 de julio de 2020

Los caza pesadillas. El inquilino fantasma

Vamos a meternos de lleno de en una aventura espectral llena de altibajos y personajes entrañables sólo con abrir las tapas de Los caza pesadillas. El inquilino fantasma, el primer tomo de la nueva saga de los artífices de las maravillosas Princesas Dragón. Se nos vienen encima un montón de nuevas historias desternillantes y locas, con unos protagonistas muy especiales, cada uno por sus circunstancias y caracteres.

Al primero que vamos a conocer es al adorable Max. Que no te engañe que sea un robot, porque tiene un corazón de oro y una ingenuidad ilimitada. A lo mejor algún día le pasa como a Pinocho y se convierte en un niño de verdad. Pero, en realidad, eso da igual, porque lo único importante es que él se lo crea, ¡Y vaya sí se cree que es un niño de verdad!

Hasta tiene mamá: Piper, su creadora. Y, por supuesto, no podía ser una mamá al uso, sino una niña huraña, honrada hasta la médula y amante de los mecanismos en todas sus variaciones. Ambos viven en uno de los barrios más pobres de Londres, entre cubos de basura y ratas, buscándose la vida con ilusión y alegría... bueno, al menos Max, que es así de expresivo. Su "mamá" está más curtida.

El caso que, entre unas cosas y otras, esta extraña pareja se acaba encontrando a los otros dos miembros de este heterogéneo grupo: lord Mortimer, un niño asustadizo y quejica, y el fantasma de su tía abuela, incansable, y muy rebelde, investigadora científica, aún más allá de la muerte. Todos muy distintos, pero complementarios. Los cuatro se verán unidos en una misión espectral muy peliaguda y peligrosa.

La primera, de otras muchas en las que se enfrentarán con valor (o no) a los monstruos de Londres, y que también prometen ponernos la piel de gallina y la risa en la cara con mucha facilidad.

Con su anterior saga ya consiguieron engancharnos al 100%, y su nueva serie tiene toda la pinta de volverse igual de adictiva que la primera que leímos. Sólo diré que los peques, se la leyeron nada más llegar a casa, aparcando otras lecturas que ya tenían bastante avanzadas. Más que leerla, se la bebieron, porque estuvieron enganchados de sus páginas hasta que se la acabaron. Y ahora el mayor ha vuelto a retomar las Princesas Dragón.

Pedro Mañas, con su divertido estilo de contar historias, y Luján Fernández, con sus expresivas y graciosas ilustraciones, son el equipo perfecto para hacer disfrutar a las nuevas generaciones de historias llenas de emoción, humor y aventuras disparatadas. Nos sumamos a seguirles en su nuevo proyecto sin dudarlo.

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