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viernes, 21 de agosto de 2020

El pinar de Covarrubias

Los guardianes de los ents
La verdad es que no sé el nombre real del lugar la que fuimos a pasear el otro día. Nosotros lo llamamos el pinar y sabemos que es un lugar en el que te encuentras a muy poca gente, o a nadie, como pasó el día que fuimos. ¡Ideal!

Todas estas piñas... ¡para jugar!
Ni siquiera hizo falta madrugar mucho porque escogimos un día con la temperatura perfecta para caminar. Como siempre que nos echamos al campo encontramos muchas curiosidades y vivimos mil aventuras. 

Los ents nos muestran el camino
En esta ocasión, los pinos brillaban a la luz del sol, así que no tenían mucho de tenebrosos, pero sí de mágicos ents que simulaban dormitar mientras nos vigilaban sin perder detalle de nuestros avances.

La mejor piña para batear
Los indómitos guerreros que viven en nuestros hijos no tardaron en hacerse con un palo arma por si los orcos, pero pronto le vieron una utilidad mejor: bate de beisbol. Así que estuvieron jugando un buen rato a golpear piñas a ver quien la mandaba más lejos (o simplemente, a ver quien lograba acertar el golpe).

¿Qué esto?
Al rato se cansaron y volvieron a la senda, para encontrar una alfombra de musgo mullidita y bastante grande a uno de sus lados. Daniel lo tuvo claro desde que la vio. Se trataba de un gatito de musgo en plena hibernación estival. 


¡Un gatito de musgo durmiendo!
Por lo visto, sólo asoman los bigotes en otoño, invierno y primavera, porque en verano se secan demasiado, así que duermen bajo la tierra para permanecer húmedos y fresquito. Este especimen en concreto siguió roncando tranquilamente a pesar de los sobeteos de mis churumbeles en su musgoso lomo.

Jo con las termitas
Un poco más allá pudimos ser testigos de la devastación que iban dejando a su paso las termitas. Encontramos muchas casitas de gnomos abandonadas y agujereadas como coladores. Incluso agujeros totalmente vacíos que antes se podía presuponer que estaban ocupados por troncos de árboles. 

La cruenta batalla contra Nyarlathotep
En esas estábamos cuando, en medio del camino, nos encontramos de repente con el mismísimo Nyarlathotep sembrando el caos a diestro y siniestro y rompiendo la realidad a su antojo. Claro, como por ahí no había nadie luchando contra horrores innombrables... Pero se la había acabado el chollo al primigenio que no contaba con mis guerreritos armados de palos armas. No tenía tentáculos para correr. Ya volverá con ansias de venganza, ya. Pero buscará otros investigadores más tranquilitos.

Se les escapó el primigenio
La de juego que nos dan los paseos por el campo... Que pena que agosto se esté acabando y septiembre asome de esa manera...
Donde pongo el ojo...





La casita de los gnomos destruida por las termitas





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