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lunes, 12 de julio de 2021

Espacio telefónica: Color, el conocimiento de lo invisible

Tras Lemercier nos adentramos en la siguiente exposición, un piso más abajo, un fascinante universo que gira alrededor del color, su estudio, sus connotaciones y su expresividad, una maravilla. Entramos en Color, el conocimiento de lo invisible.

En ésta, los peques también parecían invadidos por el baile de san Vito y recorrían las estancias saltando de un punto a otro con curiosidad urgente. Sin que pasara mucho tiempo hasta que otra cosa les llamara poderosamente la atención y abandonaran lo primero sin acabar de investigarlo hasta el final. 

En vista del panorama, decidí dejarles libertad de movimiento (evidentemente, con el respeto que requieren este tipo de planes de ocio) y me fui un poco a mi bola para poder disfrutar con un poco de tranquilidad de lo que se desplegaba ante mis ojos.

De vez en cuando me llamaba uno u otro para hacerme partícipe de alguno de sus descubrimientos.

Desde el siglo XVII con la descomposición de la luz blanca en haces de colores al pasar a través de prismas, que descubrió Newton, a nuestros días con los estudios sobre las emociones que producen los colores y las aplicación del color en investigaciones pioneras. 

Todo extremadamente interesante y curioso basado en algo tan natural e intuitivo para nuestros ojos como es el espectro de color.

Tras el color, dimos una rápida vuelta por la exposición permanente, que ya hemos visto un montón de veces. Los peques echaron en falta la centralita telefónica en la que han jugado tantas veces. Ahora no se puede tocar, lógicamente. Y sólo se puede ver a través de un cristal.


Antes de lo que me hubiera gustado estábamos de nuevo en la calle y los peques clamaban por volver a casa y a sus pantallas, pero logré convencerles para hacer una rápida visita al Museo de  Madrid que estaba allí al lado. 

Por el camino vimos una par de obras de arte urbano en fachadas de edificios que nos molaron un montón.












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