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sábado, 6 de noviembre de 2021

El museo de la evolución humana en Burgos

El profesor de sociales de Daniel lo tiene muy motivado y acoge todas sus propuestas entusiasmados. Hacía un tiempo que nos había dicho que quería ir al Museo de a Evolución humana de Burgos porque habían hablado de él en clase. Y yo encantada de darle el gusto, claro. Aunque tuvo que pasar un tiempo hasta que por fin pudimos darnos el salto.

En el mismísimo fin de semana de Halloween nos fuimos a dar una vuelta por este recinto lleno de huesos y mucho más. No me digáis que no viene al pelo. La historia y la ciencia tienen muchas historias de terror documentadas.

El mayor estaba muy ilusionado de volver a este Museo, uno de los que más nos gustan hasta ahora, pero al pequeño no le entusiasmaba mucho. Desde la pandemia ha perdido su motivación por explorar exposiciones, aún no sé por qué. Menos mal que más pronto que tarde se contagió de nuestra ansia de explorar. la última visita fue hace muchos años y no se acordaban de muchas de las piezas, pero otras las tenían marcadas a fuego, como la recreación del barco en el que viajó Darwin o la sala de los dioramas de la evolución.

Iván no se acordaba del cerebro gigante y fue una de las cosas que más le fliparon. Debía verlo como una mazmorra lúgubre y tenebrosa llena de misterios. Me hizo entrar un montón de veces y luego se quedó bastante rato trasteando con la pantalla que informaba sobre las funciones cerebrales, mientras su hermano recorría con gran interés el círculo de la evolución humana y me contaba lo aprendido en clase. No hay nada mejor para retener conocimiento que explicárselo a otra persona como si fueras el profesor. Estoy segura de que se inventaba lo que no recordaba, pero no le voy a quitar mérito a mi guía improvisado.

Tuvimos la suerte de coincidir con una exposición temporal muy curiosa de esculturas de animales de hierro impresionantes. Puedo  asegurar que al pequeño fue lo que más le gustó de todo lo que vio ese día, que fue muchísimo, por cierto, porque con la entrada podías acceder gratis a otro Museo, el de Burgos.

Antes de dejar el recinto descubrimos una zona nueva en el que tenían salas para talleres, una mesa con material manipulativo, grandes figuras hechas con cartón y mini exposiciones curiosas. Nos costó bastante arrancarles de la mesa en la que podían construir sus propias figuras en base a piezas triangulares. Estaban la mar de entretenidos montando y desmontando. 

Al final, dejaron todas las piezas colocadas con la vana esperanza de que el resto de los visitantes pensaran que eran obras de arte y las dejaran tal cual. No creo que duraran ni dos minutos con la de niños que habían por ahí, pero les dejé con la ilusión en sus cabecitas artísticas.

























2 comentarios:

  1. Respuestas
    1. Visitar museos con niños motivados siempre es una buena idea, pero obligarlos es lo peor. Después de eso fuimos al de Burgos, no les apetecía nada y trolearon lo que no está escrito!!!

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