Buscando tesoros en la Feria de Antigüedades de Covarrubias

Este puente nos hemos dado el salto a Covarrubias. Eran muchos días como para resistir la tentación, así que nos sumamos al montonazo de gente que pensó lo mismo y nos subimos al coche.

Allí nos encontramos con una feria de antigüedades muy molona. Había de todo. Entré con muchas ganas de cotillearlo todo, pero el pequeño no tenía la misma idea y su cara de hastío me anunciaba que no me lo iba a poner nada fácil, así que se me ocurrió una idea para que no tuviera más remedio que poner sus cinco sentidos en todo lo expuesto.

Le propuse un juego. Primero, cada uno iría hacia un lado diferente de la exposición y buscaría tesoros que le llamaran mucho la atención. Luego buscaríamos al otro y le diríamos lo que hemos encontrado para que lo buscara a su vez. Gana el que encuentre antes los tesoros del otro. 

Un gato, un camaleón, una navaja loro, una pistola hacha, una langosta, un cuatro, Cíclope... habían muchos tesoros escondidos en la exposición...

Lo pasamos tan bien, que repetimos varias veces. Doy fe que pude ver hasta el más mínimo detalle de lo que allí se exponía gracias al juego.

Algunos tesoros fueron muy difíciles de encontrar. Como fue el caso del camaleón que por mucho que lo buscara el chiquillo estaba muy bien camuflado en las páginas de un libro antiguo. Tanto, que cuando se rindió a mí también me costó encontrarlo de nuevo. Tan atentamente observábamos los libros que la chica del puesto se acercó a preguntarnos curiosa si buscábamos algo en especial. Le contamos el juego y le hizo mucha gracia. Tanta que le regaló a Iván un caramelo. ¡Mira el niño que se iba con su tesoro dulce en el bolsillo! Le faltó tiempo para metérselo en la boca en cuanto abandonamos el recinto.

Una pena que Daniel no quisiera venir. Se lo hubiera pasado también muy bien.