Además, afortunadamente tenían abierta la piscina cubierta, que a los niños les encantó. Yo sólo fui una vez porque, aunque dentro se estaba muy bien, llegar hasta la cabaña después de baño era todo un sufrimiento. Los chicos fueron unas cuantas veces más. Se ve que son inmunes al frío.
La verdad es que no usamos ningún servicio de ocio más porque el chiquiparque era para niños muy pequeños y el club social (con billar y dardos) siempre estaba cerrado y reservado a actividades como Yoga.La mayoría de los que estaban allí eran jubilados alemanes y tenían montadas unas chozas chulísimas. Valía la pena dar una vuelta para ver sus decoraciones navideñas. Se lo curraban un montón.
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