La alcazaba de Málaga es preciosa. Está llena de pequeños canales, fuentes y jardines. Todo rodeado de una impresionante arquitectura árabe. En los tiempos de Al-Andalus aquí se instaló la sede del gobierno de la ciudad.
Las murallas, el paseo de los naranjos y el ruido del agua fluyendo te traslada en el tiempo. La pena es que está llenísimo de gente y eso te trae de vuelta a la realidad todo el tiempo.
Recorrerla nos llevó el resto de mañana. Los niños ya se quejaban del cansancio así que, a pesar de que todavía no era muy tarde, buscamos un restaurante en la plaza cercana y allí que nos sentamos a degustar deliciosas delicattesens y coger fuerzas.
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