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miércoles, 15 de marzo de 2023

Dungeons & Dragons: Honor entre ladrones Fan event en el Kinepolis

Tuve la suerte de poder ir al pase de prensa de Dungeon and Dragon: honor entre ladrones que hicieron desde Paramount en Madrid y salí con subidón de la sala y con la idea clara de que a la familia en peso le iba a gustar y había que organizar algo chulo para cuando la estrenaran. Pero ya lo hizo el Kinepolis por mí. ¡Y además me tocaron cuatro entradas en un sorteo!

Por un segundo pasó por mi cabeza ceder mi entrada a otra persona que acompañara a mi marido y a mis churumbeles, pero ¡era el fan event! Seguro que molaba mucho. Y no me quería perder las reacciones de las fieras. Así que, egoístamente, me fui a ver la peli por segunda vez (shame, shame, shame... pero que me quiten lo bailao).

No me arrepiento de mi decisión porque me lo pasé genial viéndola de nuevo y descubriendo las reacciones de mi fieras. Huelga decir que la disfrutaron enormemente: se emocionaron con las escenas épicas, se rieron con las situaciones cómicas, se encogieron en la butaca en los momentos más tensos... Desde luego, la película les hizo vibrar.

No tienen ni idea del universo en el que se basa porque nunca han jugado con este sistema, pero hay elementos, como los mimetos o los cubos gelatinosos; o las razas y las aficiones; los momentos críticos o de pifias... que les son muy familiares y me dio la impresión de que los reconocían de sus partidas.

No puedo decir que disfrutaran igual del ambientazo del evento que habían organizado en el cine. Los peques se sentaron en sus butacas, con sendos móviles (el pequeño se apropió del mío) y las palomitas bien cerca y no quisieron ni oír hablar de disfrutar de las actividades que se desarrollaban en el hall.


Raúl y yo éramos otra historia y si no enarbolé una espada fue porque el esguince aún me da problemas y no quería jugármela. De hecho, estaba a punto de caer en la tentación, cuando un ladrón pasó corriendo ante mis narices perseguido por los guardias y un terrorífico guerrero que lo molió a latigazos.

Se lo curran en este tipo de eventos. Al final no cogí un arma, pero sí que me hice una foto con los chicos disfrazados de personajes de D&D, ¡que molaban un montón! Y con algunos carteles, porque, para qué intentar negarlo, soy una flipada y esas cositas me divierten muchísimo.

No he jugado con este sistema de rol, pero Raúl sí, y su personaje era un bardo, así que no perdió la oportunidad de hacerse la foto en al poster de Chris Pine como Elgin el bardo, que encima fue el capitán Kirk en la última trilogía de Star Trek para pantalla grande. 

Iván también se hizo una foto con Pine, pero a él le hubiera gustado más con el Paladín Xenk, interpretado por Regé-Jean Page. En una partida con otro sistema hubo una pelea con su hermano mayor por este oficio y salió ganando Daniel. Aunque el ladrón de Iván también dio mucho juego se quedó con la espinita, incluso me lo comentó cuando salió el personaje del recto caballero en pantalla.

La película equilibra muy bien los ingredientes que debe tener una producción de este tipo para gustar a todo tipo de públicos sin arriesgar nada en el intento. Da lo que promete: épica, aventuras, efectos especiales chulos a ritmo trepidante y buenas dosis de comedia que no cae en lo fácil y machacón. Parece sencillo, pero todo lo contrario. Lo que ha conseguido es una gran hazaña porque va a tener contentos a los roleros, a los amantes del género fantástico, a los seguidores del cine de aventuras y al público familiar, algo que me parecía imposible.

Aunque, eso sí. Las familias con niños pequeños tienen que tener un poco de cuidado porque hay algún sustillo que les puede impresionar.

A pesar de que es una historia de lo más típica con un argumento que aúna elementos archiconocidos, adorandos con batallas emocionantes, situaciones tensas y momentos épicos con banda sonora a la altura, tiene sus giritos, sorpresas y peculiaridades que la hacen un poco especial, muy divertida y entretenida. Además, cuenta con una segunda capa en la trama que los roleros pueden intuir con bastante facilidad y que habla de los jugadores de la aventura. Esta dimensión oculta se deja entrever de vez en cuando con ciertas actitudes y comentarios de los personajes que da aún más interés a la película.

Siguiendo con el tema rolero, se han currado la adaptación del universo de Dungeon & Dragons en Reinos Olvidados eso también hay que reconocérselo. Por contra, los protagonistas me han parecido un poquito planos y poco aprovechados. Al menos les han dotado de sus experiencias e historias, aunque luego sólo haya influido en la trama principal la del protagonista principal, Elgin el bardo.

En conclusión, esta película no destaca por nada en especial, pero tampoco defrauda. La considero una apuesta segura para una sesión de palomitas, risas y emociones trepidantes.

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