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domingo, 14 de agosto de 2011

Aniversario

Raúl tiene la cabezonería de celebrar nuestro aniversario con una cena especial el mismo día que nos casamos. Ni uno antes ni uno después. Yo soy más de celebrar las cosas cuando te vienen bien, pero mi marido tiene la loca idea de que si no lo hacemos el 13 de agosto ya lo dejaremos y lo dejaremos ir y nunca lo haremos.

Así que dejamos a Daniel al cuidado de mi madre el día después a nuestra llegada. Yo hubiera preferido esperar un par de días más, porque a mi madre no la ve nunca (problemas de distancia) y me hubiera gustado que hubieran tenido más roce antes de dejárselo toda una noche, pero Raúl no quiso ni oir hablar del tema. Así que dejé a mi pequeñín en las expertas manos de su abuela y nos fuimos en busca de un restaurante abierto. Tarea muy difícil en agosto y en un pueblo que no es nada turístico. Después caminar y caminar y de negarme a dar un paso más, nos metimos en uno que por fuera no parecía gran cosa, pero que tenía una carta sensacional. Yo todavía seguía dándole vueltas a si Danielito estaría bien. Raúl tuvo que armarse con doble ración de paciencia.

Nada más entrar los camareros me miraron raro. Me sentí un poco incómoda hasta que me acordé de mi ojo morado. Debían estar pensando "La reconciliacion...". El caso es que yo me pedí un milhojas de berenjena y rabo de toro con salsa de miel y Raúl bacalao con ali oli a la miel (somos muy dulce los dos). ¡Nos pusimos las botas! Y de postre... Leche frita con mermelada de dátiles. Ummm.

Pasamos un rato estupendo. Hasta me olvidé de volver a repetirle a Raúl si nuestro chiquitín estaría llorando en ese momento.

4 comentarios:

  1. FELICIDADES!!!! que lindo se le ve a los dos...ains el amor.
    feliz aniversario a los dos!!!!
    besos

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  2. Muchas gracias. La verdad es que se disfrutan estos pequeños momentos de pareja. Que pena que sean tan pocos... Y por otro lado que suerte pasar tantos momentos felices en familia... ¡Si es que lo quiero todo!

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  3. ¡¡¡Cierto!!! Que sepas que a Daniel también le llamo Raúl, así que esto es un fifty fifty jeje. Ya he subsanado el error. Fue Raúl y no Daniel el que se metió ese pedazo de plato de bacalao entre pecho y espalda. ¡Qué bueno estaba todo! Cada vez que me acuerdo me entra un hambre...

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