De camino al cole no paraba de repetirme que tenía que preparar la fiesta para cuando él volviera. Le aseguré que así sería. Nada más llegar a la puerta de su clase su amiguito Luis corrió a felicitarlo. Fue un detalle precioso que Daniel agradeció con muchos besos y abrazos.
Después de dejar al bebé berreando en su clase, corrí a casa para prepararlo todo: colgar la galaxia, preparar el mantel espacial (con papel plata y pegatinas de estrellas), montar el cuadro de mandos, ultimar las tartas que había hecho el día anterior... Casi muero en el intento.
Corriendo porque se me había hecho un poco tarde llegué sin aliento al colegio. Desde la puerta del mismo llamamos a la tía Ana porque habíamos quedado en que venía a felicitarlo cuando saliera de clase. La hermana de Raúl tenía una sorpresa gigante para su sobrino. ¡Un chupa chups enorme! A Daniel se le salían los ojos. "Me gusta, me gusta, muchísimo. Me viene bien" Y ya no hubo manera de arrancárselo de las manos. En cuanto llegamos a casa hubo que abrirlo y darle uno de los chupa chups que contenía la chuche gigante.
Cuando se hubo ido la hermana de Raúl ya no hubo manera de convencer al pequeñín para que durmiera la siesta. Él quería jugar con su tren. Mi madre y mi hermana llamaron para felicitarle y aproveché para darle al regalo de Silvia en vivo y en directo vía teléfono. Eran una piezas de madera de diferentes formas y tamaños acorde con el tren del Ikea para hacer pueblos, árboles, torres o lo que quisiera. Le encantó. Enseguida usó los bloques para cortar la vía y empezar una gran obra.
La prima Natalia y sus padres habían intentado felicitarle por teléfono el día antes, pero Iván tenía un mal día y sus lloros estropearon un poco la comunicación. Aún así, Danielillo se enteró de qué iba la película después porque yo se lo conté. Con el bebé berreando no oía nada de lo que si `rima le decía.
Me costó muchísimo despegarle de los juguetes para ir a recoger a su hermanito. A la vuelta nos encontramos con papá que no se quería perder la fiesta por nada del mundo. Daniel se echó literalmente en sus brazos.
Al doblar la esquina le esperaba otra sorpresa. Mari Carmen, Yoli, Fátima y Ángela (las chicas de lo viernes del bizcocho) le habían preparado un palo lleno de globos y piruletas. El pobre ya no sabía cómo actuar con tantas emociones. Daba besos y abrazos a diestro y siniestro, corría de un lado a otro, saltaba como un loco, se tiraba por el suelo...
Tuvimos que cortar tanta efusividad porque vimos aparecer a los primero invitados y tuvimos que subir a casa.
A los niños les encantó la improvisada nave espacial. Les regalé diademas con antenitas para crear más ambiente. Algunos se las pusieron encantados y otros se las quitaron cómo si quemaran. Así son los peques. Totalmente impredecibles. La fiesta fue un éxito. En general los chiquillos se lo pasaron muy bien con la nave, los globos, el tren, los coches, los disfraces... Desde luego, hubo peleas, gritos, lloros, accidentes pequeñitos... Pero en general, también se oyeron muchas risas.
Las tartas gustaron muchísimo. Tanto, que los niños no pudieron esperar a que un adulto repartiera trozos y empezaron a comérsela con sus manitas ante los horrorizados ojos de la madres (yo incluida, aunque he de reconocer que me hacía gracia verlos disfrutar con las piedrecitas de nubes, los lacasitos y los maltesser).
De repente, se reunieron todos y le hicieron entrega al protagonista del día de un regalo conjunto que hizo que se iluminaran sus ojos... Y los de su padre. Nada menos que una caja de Lego de un establo, con coche remolque y todo. Por supuesto, hubo que sacarlo y montarlo para que jugaran todos. Aunque, he de admitir que Daniel no prestó el coche con remolque a nadie. Incluso buscó un rinconcito apartado para jugar con él a gusto. No le dije nada porque ya había prestado sin ningún problema el resto de los juguetes y tampoco le puedo pedir peras al olmo.
Como colofón, la abuelita Chari hizo su aparición estelar para alegría de su nieto cumpleañero y de Iván, que no dudó en usarla de apoyo para correr por toda la casa dando grititos.
Desgraciadamente, todo tiene un final y los amigos se fueron a sus casas a regañadientes. Recogieron todo con ayuda de las mamis y se despidieron con más besos y abrazos. Daniel estaba tan contento que quería que todos los días fueran su cumpleaños.
El tío Luis también se pasó a última hora para felicitar a su sobrino antes de que se fuera a dormir.
Los dos niños cayeron agotados en sus camas, aunque a Daniel costó mucho acostarlo porque no quería más que jugar con el establo de Lego. Su papá le contó un cuento de astronautas mientras nuestro chico mayor agitaba los palos luminosos de las antenitas.
Madre mia que de cosas y que mesa de cumple, vaya tartas! El chupachups gigante es chulisimo!! Se lo pasarían bomba!
ResponderEliminarFelicidades a Daniel!! Qué bonito día y bonita fiesta!
ResponderEliminarMe encantan las tartas, ya les pegaría un buen bocado, jeje.
Un besito.
Felicidades Daniel!! Espero que te lo pasaras de arte!! Un besote
ResponderEliminarFelicidades!!!!! Madre mía que fiesta tan increíble!! Por tu enorme trabajo siempre te he dejado un premio en mi blog... Muchas gracias por compartir estos momentos tan bonitos con nosotros.
ResponderEliminarUn beso Aly
Muchas gracias por el premio. ¡Me encanta!
EliminarFelicidades al cumpleañero!!! es casi del mismo dia que mi mediano!! el hace tres el sabado :) (y me toca hacer tarta conforma de 3, a ver que tal sale xD)
ResponderEliminarFelicidades a tu mediano. Seguro que te sale genial ese tres. Si lo recubres de lacasitos, maltessers o nubes a los peques les da igual cualquier imperfección sin importancia jaja
Eliminarvaya pedazo de fiestón!!!!! FELICIDADES DANIEL
ResponderEliminarFelicidades!! me alegro que pasárais un día tan especial, sobretodo el cumpleañero.
ResponderEliminarUn besito de cumpleaños de la Jirafa
Daniel ha recibido encantado ese besito jirafero. Me temo que se ha creído que tu hija es una jirafita de verdad :D
EliminarMuchas gracias. Se lo pasaron genial, pero la mami acabó para el arrastre. A ver si viene días tranquilos... Aunque en quince días cumple Iván ¡sight!
ResponderEliminarCon un chupa-chups así yo también me habría levantado así jejeje felicidades!!!
ResponderEliminarPero el regalo que más le gustó fue... ¡El tren del Ikea! Muchas gracias por la idea.
EliminarFelicidades un poco atrasadas al astronauta... pero que bien se lo pasaron, no e extraña que no querían que la fiesta se acabase.
ResponderEliminarBss y buen finde!
Gracias. Todavía tengo la decoración colgada porque no quiere que la quite. ¡Ya se están cayendo los cohetes y las pegatinas! A ver si le convenzo para dejar el salón otra vez presentable jaja
EliminarPues muchas felicidades a Daniel y comparto con él de que a mí también me gustaría que todos los días fuesen mi cumpleaños. Vale, ahora tendría miles de años pero ¿qué importa eso comparado con sentirse protagonista? Jajaja. Un besote!!!
ResponderEliminarPuedes cumplir durante 365 días los mismos años. Daniel lleva ya tres celebraciones de los tres años jaja. Ya contaré las otras dos. Es que no tengo tiempo ¡Jo!
ResponderEliminarLo malo sería que te olvidarías en qué día tenías que cambiar la edad y en vez de mil te quedarías... No sé, ¿en los veinte para siempre?
Madre mia con una celebración así va a estar con tanto uno a uno cuanto falta para el próximo. Os lo montasteis genial!
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