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miércoles, 29 de mayo de 2013

El susto, la culpa y el materialismo

Todo empezó de la forma más inocente. Los niños se levantaron tontitos y la mamá irritable porque había pasado una noche especialmente mala. Iván toda la mañana pegado a mi pierna sin dejarme preparar las cosas para ir al cole, Daniel con "quiero esto y esto no" y buaaaaa buaaaaa. Resultado: una mami con muy poca paciencia.

A trancas y barrancas los bajo al portal y allí me la monta mi niño mayor porque he abierto yo la puerta y no él. He de decir que pesa bastante y no le resulta fácil tirar de ella. Aún sabiéndolo, salí con el pequeño y dejé dentro a Daniel para que la abriera él solito tal y como era su deseo.

Me encontré con Yoli y me puse a charlar con ella tranquilamente, cuando de repente un vecino abrió la puerta del portal y sacó a un niño hecho una mar de lágrimas. Era mi hijo que fue incapaz de tirar de la pesada puerta y creía que me había ido sin él. Se me encogió el corazoncito pensando en lo mal que me había portado con el chiquillo y lo llené de besos y abrazos para que se le fuera el susto. Con el mal trago no quería ir al cole ni separarse de mí, así que la profesora tuvo que entrarlo en volandas.

Con el peso de la culpa sobre mis espaldas llevé a Iván a la guardería y a la vuelta me paré en una tienda de todo a cien a comprarle al mayor dos figuritas de plástico que me parecieron excesivamente caras (Ironman y el Doctor Muerte) y al pequeño un juguetito que se agita y aplaude, porque él también tiene derecho a sus sorpresitas de vez en cuando.

Al bebé le encantó su juguetito y lo fue agitando todo el camino hacia el cole de su hermano. A Daniel le emocionaron sus muñequitos. Marta me dijo que la angustia se le había quitado en  cuanto yo había desaparecido de su vista y que había pasado el día tan bien como siempre.

Mi niño mayor me puso ojitos de bambi y me pidió que le comprara otro muñequito. Le dije rotundamente que no. ¿No le valía con dos? "Porfi, porfi, porfi, mamiiiiiiii" Siguió intentandolo. "No y no insistas porque tampoco he traído dinero, así que nada" le solté muy satisfecha con mi razonamiento.

Cuando volvíamos a casa del parque, el peque se metió la mano en el bolsillo y sacó un céntimo extremadamente sucio. "Mami, he encontrado dinero. ¿A que ahora sí que me puedes comprar otro?" aseguró con una sonrisa de oreja a oreja. Le expliqué que eso era muy poco dinero y que no llegaba. La cara de desilusión me llegó al alma, así que al día siguiente tenía a Lobezno entre sus manitas. Soy demasiado blanda. Eso sí, ya le he advertido que es el último que le compro. Con culpa o sin culpa.

12 comentarios:

  1. Aixxx, si es que a veces no podemos resistirnos a esas súplicas...Ahora que Peque ha empezado a comer chicle está todo el día pdiéndome que le compre uno...arrrg!
    Muas!

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    1. Y es que saben como insistir e insistir hasta triunfar. ¡Son muy cabezotas!

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  2. Jajaja. Te saca lo que quiere este Daniel... Besotes!!!

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  3. Pobrecito el susto que se dio, y que mono cuando te saco el céntimo para comprarse otro, yo tambien hubiera caido y se lo hubiera comprado al otro dia jajajaja, seguro que mas de una vez habrás picado! (y las que picare yo)

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  4. Es que a veces es mu difícil y creo que tampoco sería bueno siempre siempre mantenernos firmes,yo siempre digo que hay cosas importantes que nunca se saldrá con las suyas y otras donde se puede negociar... Yo por ejemplo valoro mucho como me pide las cosas, si me las pide gritando, llorando, montando rabieta no las consigue nunca, en cambio si ha tenido un buen comportamiento y las cosas las ha pedido bien pues tal vez le compro algo, no viene de 3 euros....

    Pero que si, que es dificil!!


    ;-)

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    1. Yo también intento seguir ese método y le digo que las cosas que pide llorando ya las puede dar por perdidas.

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  5. Bueno si luego eres capaz de cumplir lo de que no hay más... Pronto si se lo explicas lo entenderá perfectamente. Yo le dije que no se podía tener todos los juguetes del mundo a mi prima el otro día (5 años) y que costaba 8 horas de trabajo al día conseguir dinero. Le dije que había que pedir cosas que necesitáramos. Tanto le caló que para su cumpleaños me pidió comida porque era algo que siempre necesitaba jajaja

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    1. Que lindaaaa! Cómo le calaste jajaja. Es un razonamiento muy avanzado.

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  6. A mi como me ponga caritas estoy perdida. Vaya susto pobre! Supongo que por eso dicen que es bueno despedirse de ellos. Si desapareces le crea un estado de alerta contínuo, que debe ser agotador. Pobrecito.

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    1. Pues sí, probrecito, pero pensé que a su edad ya sabría que mamá siempre le está esperando :(

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