Ultimamente, cuando Daniel quiere mimos, se convierte en un gatito. En cuanto oigo "iauuuuu", ya sé que mi hijo quiere bracitos, caricias y besitos. Lo malo es que a veces el ataque felino le viene en plena calle mientras yo empujo el carrito con su hermano. Le he explicado que cuando voy sola no le puedo coger porque no puedo con todo. Y ahora siempre que me paro a hablar con alguién ya tenemos al gatito maullando como una loco para que le coja. En su lógica infantil debe pensar "Ya no está sola".
ajajajajajajaja este niño cada vez me sorprende más!!!
ResponderEliminarY ami. Te lo aseguro
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