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sábado, 31 de diciembre de 2011

¡¡¡Feliz 2012!!!

Ya estamos en otro año. Y parecía que este no iba a acabar nunca. Mi embarazo, parto y estenosis aórtica congénita de Iván me lo han hecho muy laaaargo. Ahora a pensar todo bueno. Nuevo año, ilusiones nuevas.

Lo partimos en casa de mi suegra. Me puse un poco guapa porque normalmente no veo motivo, pero en Navidad y Noche Vieja me pareció una buena ocasión.

Llegamos del belén gigante a casa para poner la calefacción, porque luego iba a volver con el bebé de madrugada. Daniel iba a quedarse a dormir con las abuelas, pero dejarles también a Iván me parecía abusar. Subí yo sola mientras Raúl me esperaba en el coche. Tuve que cargar a Iván a toda mecha porque estaba muerto de hambre. Afortunadamente Daniel estaba roncando plácidamente en el coche. Lo que iba a ser cuestión de diez minutos se alargó lo indecible: dar de comer a los gatos, encender la calefacción, coger pañales, más ropa de recambio para Daniel, unas cuantas cosillas más que me parecieron totalmente imprescindibles...Total: más tiempo de la cuenta. Con niños nunca se llega pronto a los sitios.

Por fin llegamos a casa de mi suegra. Comimos estupendamente y alguien habló de que el niño se tumbara a dormir una siesta, pero no era una opción después de la cabezadita del coche, así que estuvo hiperactivo durante toda la tarde. Mientras la abuelita Chari hacía la cena, la bisabuela Paca se sentaba tranquilamente a descansar, papá Raúl jugaba a juegos de mesa con su hermano... Mamá Dácil se ocupaba de las dos fieras con ocasionales ayuditas de los allí congregados. Hubo un momento en que mientras con un pié mecía a Iván en el cuco del cochecito, en la otra pierna tenía sentado a Daniel reclamando mimos y por una oreja oía a mi marido invitarme a jugar con ellos. ¿¿Y con qué juego?? ¡¡¿¿Con la nariz??!! Raúl se hizo cargo de la situación. Colocó a Iván en un lugar estratégico de la mesa para que yo pudiera mecerlo mientras clavaba la vista en el tablero. Mientras él despistaba un poco a Daniel. El mayor de mis hijos se cansó enseguida de la estrategia de su progenitor y se fué a darle la tabarra a su abuelita a la cocina. Por fin pude jugar una partida a un juego. Se llamaba Safari y era muy entretenido. Todos los jugadores veían la carta de un animal no muy conocido y tenían que adivinar de qué país era, su longitud, su peso, longitud de la cola... Cómo engañaban los dibujos de los bichos. Claramente no gané. Pero me lo pasé muy bien.

Cuando la partida se acabó oí llorar a Daniel en la cocina. Se había portado mal tirando cosas a la abuela y ésta le había reñido. Reforcé la regañina mientras le llevaba a hacer pis. Un buen rato después Daniel nos enseñó su dedito al grito de "pupa". Tenía una enorme ampolla. Lo más seguro es que se hubiera quemado con el horno, pero nadie recuerda haberlo visto acercarse a él y tampoco el niño se puso a berrear de dolor cuando se quemó. Tendré que pínchársela, pero lo dejo para mañana porque no me apetece pelearme con él.

Finalmente se fue a dormir casi a las once. Iván estuvo un poco pesado con sus lloros, pero también acabó cayendo más o menos a esa hora. Yo me metí a acostar a Daniel. Me tumbé a su ladito y cuando estaba a punto de traspasar el umbral de los sueños, me llamó mi marido para tomarme las uvas. ¡Me las había pelado y limpiado. ¡Qué amor de hombre! Cómo todos los años hice trampita y empecé a comérmelas en los cuartos. Es que si no me atraganto.

¡Por fin habíamos pasado de año! ¡Feliz 2012! Besos para todos y a brinda con un vino blanco espumoso que había traído mi cuñado de Francia. Ummmm. Buenísimo.

Feliz año a todos. Que cada día esconda una sorpresa maravillosa que nos haga mejor personas y más felices. Que olvidemos las cosas tontas y nos concentremos sólo en lo importante. Que queramos mucho y que nos quieran...

Y que pueda dormir al menos siete horas seguidas alguna noche de este nuevo año que entra, porfiiiiiiii.

Cómo el bebé había cogido un sueño muy profundo estuve esperando hasta la una, pero ya no pude más y le di el biberón dormido para irme a casa con él. No aguantaba más con los ojos abiertos. Raúl se quedó jugando a los juegos de tablero con su hermano. ¡Qué vicio!

En la calle parecía que eran las seis de la tarde en vez de la una y pico de la madrugada. Muchísima gente iba de un lado a otro. incluso niños y bebés. Llegué a casa sin problema. Me las prometia muy felices, pero Iván tenía otros planes. Darme la matraquilla durante lo que quedaba de noche.

5 comentarios:

  1. Feliz año!! ojala este nuevo año este lleno de felicidad y de PAZ un besote

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  2. Eso eso. Sobre todo de paz, como cuando están los niños dormiditos jaja

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  3. FEliz año!!pobre seguro que fue con el horno

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  4. Ah como me divierto con tus crónicas! Ya te imagino jugando con la nariz! HAHAHA! y el amor hermoso de tu esposo limpiándote las uvas! Feliz año Dácil! que puedas dormir 6 horas seguidas, con eso me conformo... :P

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  5. Yo también creo que fue con el horno. No se me ocurre otra cosa.

    Yo me conformo incluso con cinco horas de dormir seguido jaja. Ya veis que no soy ambiciosa.

    ¡¡Feliz Año!!

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