Al día siguiente de nuestra excursión al zoo los peques se levantaron agotados. No estaban para muchas fiestas. Así que decidimos quedarnos en casa haciendo tareas del hogar que teníamos bastante abandonadas mientras ellos se relajaban. Por supuesto, demandaron nuestra atención en todo momento y tuvimos que dejar a medias las tareas cada dos por tres.
Raúl y Daniel estuvieron jugando un buen rato para dejar a mamá terminar algo. La siesta fue una gran sorpresa para los papis. Iván durmió ¡tres horas y media! Un record nunca visto que me temo que no se volverá a repetir en mucho tiempo. Daniel también durmió lo suyo. Estaban agotados. Lo cierto es que la mami también aprovechó para cerrar los ojillos una horita entera.
Por la tarde fuimos a pasear al parque para que nos diera un poco el aire. En un principio Daniel iba en el tricico e Iván en el carrito. Raúl empujaba a nuestro hijo mayor. En un momento dado, incluso consiguió que pedaleara un poco, pero demostró muy poco control en las curvas y se metió un pepinazo más aparatoso que doloroso que le dejó sin ganas de intentarlo de nuevo. Finalmente pidió un cambio. Yo no las tenía todas conmigo porque el triciclo no iba con la adaptación para bebés, pero el padre estaba muy seguro de que Iván iría cómodo. Así que los cambiamos.
Los dos fueron muy felices durante todo el camino a casa.
Esos dias son muy necesarios, descansar, organizar la casa... A mi tb de vez en cuando me gustan y asi avanzo en cosas que quiero ir haciendo. Un besito, me encanta la foto de los "vehiculos" intercambiados! Un besito
ResponderEliminarMadre mía, Iván en el triciclo parece ya un chico grande. Me encanta ver lo bien que lo pasaron en el parque.
ResponderEliminarBesos.
ayyy que me gusta los días de hacer lo que me da la gana jejejejje
ResponderEliminarQue grande estan tus niños ya!!!!
Besos....
Que buen domingo y sobretodo las siestas jajaja
ResponderEliminarCrecen rapidísimo. Ellos, sus amiguitos, los hijos de las madres blogueras...
ResponderEliminarFue un domingo muy necesario jaja
Hay que ver lo que puede llegar a cansar una visita al zoo. Yo aún me acuerdo de la última que hice, hace un par de años. Llegué baldada y encima me quemé con el sol. Jajaja. Besotes.
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