El sábado llevamos a los niños al zoo. Habíamos estado toda la semana diciendo a Daniel que iba a ver lobos, tigres, leones... Incluos ¡enormes elefantes! Jirafas, cebras, cabras... y cualquier animal interesante que pudiera existir (excepto los mitológicos). Al chiquillo le hacía mucha ilusión visitar a los leones porque no habían ido a su colegio el día que les visitaron los animales. En su imaginación un león se comía a todos y luego le abrían la barriguita para que salieran todos indemnes, como en Caperucita.
"¡Vamos a ver animales mamá, vamos ahora!" exclamó por la mañana. "Cariño, son als siete de la mañana y no abren hasta las diez y media. ¿Qué te parece si duermes un poquito más?" Pero no me funcionó el truco y mi chicote mayor se bajó de un salto de la cama.
Preparamos todo lo necesario para atender a mis peques y nos montamos en el coche rumbo al zoo. Nada más entrar tuvimos un altercado porque Daniel se quería subir al tren y el primero no salía hasta la una. Cómo le haces entender a un niño de dos años y medio que hay que esperar dos horas y media para ver cumplido su deseo.
Pudimos arrancarle de ahí gracias a la exposición temporal de dinosaurios. Tenían muñecos mecanizados que rugían, se movían y, alguno, echaba agua por la boca. Al principio al mayor le llamó mucho la atención. Vimos dinosaurios bebé, uno de los robots le mojó enterito para su satisfacción... Pero cuanod llegamos al Tiranosaurio Rex todo cambió. Al chiquitín le cambió la cara y comenzó a gritar "Susto mamáaaaa, susto", así que me tocó sacarlo del área a toda prisa antes de que le diera un ataque de nervios.
Para templar los ánimo nos metimos en la zona de la granja. Allí tenían un cercado con cabras para solaz de los niños. Daniel no quería salir de allí. Aseguraba que era un granjero y que las estaba cuidando. Otra vez hubo que armarse de paciencia para convencerle de que avanzar y viéramos otros recintos.
La siguiente parada fue el espectáculo de los leones marinos. Le gustó bastante. Mientras se reía con las proezas de los animalillos devoró uno de los sandwiches. A Iván le llamaba más la atención nuestras vecinitas de grada, que no paraban de hacerle monerías.
Lo cierto es que recorrimos el zoo a todo trapo para que el crío viera los famosos lobos feroces, los fueros leones de sus cuentos, los enormes elefantes, las altas, altas jirafas y mucho más que encontramos por el camino. Tuvimos mucha suerte y pudimos ver de cerca unas jirafas bebés que acababan de nacer hacía cuatro días.
También hubo un momento para atracciones infantiles, aunque eso a Raúl no le gusta nada. Mi hijo mayor me pidió montar en unos enormes peluches motorizados y, después de decirle que no al tren, me dio pena negarme, así que ahí estaba él conduciendo un oso y cargándose el circuito cada dos por tres, pero con una sonrisa de oreja a oreja.
A las dos nos metimos a ver las acrobacias de los delfines, después de un alto para comer un tentempié y que Iván se tomara su puré. Daniel estaba ya zombi. Le gustó el espectáculo, pero lo veía con la misma pasión con la que ve la televisión.
A las tres me planté, aunque Raúl insistía en que todavía nos quedaba por ver medio zoo. Nos encaminamos al hogar con dos chiquillos agotados y profundamente dormidos. Cuando llegamos a casa cargamos con ellos hasta sus respectivas camitas para que disfrutaran de su siesta. Si los hubiéramos despertado no hubieran cogido el sueño de nuevo y habrían estado insoportables el resto de la tarde.
Que chulada de visita!! Que bien se lo pasan grandes y peques!
ResponderEliminarQue guapos estais los cuatro!! la verdad que pasasteis un dia estupendo, rodeados de animales, genial!!! El peque lo disfruto y seguro que aprendio mucho. Besitos guapa.
ResponderEliminarNo me extraña que cayeran rendidos. Me encanta el zoo de Madrid y por favor, esas jirafitas son monísimas!
ResponderEliminar¡¡Nos lo pasamos genial!!
ResponderEliminarRaúl y yo estábamos emocionados con las jirafitas, pero Daniel quería ir a ver los lobos ¡Este niño tiene muy poca sensibilidad!
precioso dia!!y lo mejor lo bien que lo pasasteis
ResponderEliminarJo que divertido. Me encantaría ir a un zoo como el de madrid pues solo he visto uno y es pequeñito.
ResponderEliminarBesos
Me encanta el zoo, aunque a veces da un poco de penita pensar que esos animalitos podrían estar libres por ahí... Me han encantado las jirafitas, qué cosa más rica!!! Besotes y me alegro de que hayáis disfrutado la visita.
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