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martes, 9 de octubre de 2012

Comeduras de tarro y agobios varios

De vez en cuando caigo en la tristeza, la duda, la congoja... ¿Seré una buena madre? Sobre todo con respecto a Iván. Comparo cómo me conducía con Daniel a su edad y no hay color.

Con mi primogénito tenía mucha muchísima más paciencia. Creo que lo trataba con más cariño y todo. El mayor, a su edad, tenía la piel casi inmaculada. Y mi pobre bebé no hay día que no tenga una rojez al menos. Cierto es que tiene la piel blanca y delicada, pero además, es que no tengo tiempo para seguirle por toda la casa a ver que hace. Si Daniel me pide hacer caca hay que volar al vater antes de que me deje el regalito en los calzoncillos y no puedo quitarme un ojo y dejarlo donde se encuentre Iván mientras atiendo al mayor. Además, de nada serviría, porque con lo que se mueve, al segundo estaría mirando una habitación vacía mientras mi pequeñín hubiera hecho mutis por el foro en busca de su siguiente aventura. Cada poco oigo: "Plom" "Buaaaaaaa". Menos mal que la mayoría de las veces se trata de un coscorrón sin importancia, pero me parece que mi chiquitín no hace más rebotar contra las paredes.

El otro día me llevé un susto tremendo por una imprudencia mía. Cuando iba a meter a Iván en el carrito, en la guardería, se acercó una mamá para preguntarme una cosa, me despisté y olvidé atarlo. Resultado: se me cayó el bebé en plena carretera cuando el semáforo se me estaba poniendo en rojo. Desesperada pedí ayuda a una señora que pasaba por allí y que no paró de criticarme en todo momento. Afortunadamente pasó una madre por allí que me comprendió y me ayudó a consolar a Iván y a llegar a tiempo al cole para recoger a Daniel. ¡Menos mal!

Encima, el bebé me ha salido inquieto y explorador con lo que no pierde ocasión para trepar a los más alto, abrir el cajón o puerta de turno, coger lo más peligroso o ir derecho a la esquina más puntiaguda de la casa. Hemos tomado medidas, esquineros blanditos, quitar las cosas peligrosas de su alcance... Pero cuando se tiene una hermano mayor que va desperdigando juguetes peligrosos por doquier, o gatos, que muerden los esquineros hasta que se caen, cualquier precaución es poca e insuficiente.

Otra cuestión es el rinconcito de la comida y el agua de los gatos. Los pobres felinos tienen que soportar esporádicas incursiones del más pequeño de la familia, cuya mayor diversión consiste en meter el pienso dentro del cuenco del agua para después esparcirlo bien pringoso por el suelo del salón. Incluso tengo la sospecha de que alguna bolita de la comida de los peludos ha ido a para a su estomaguito.

Por otro lado están los ataques de genio. Intento tener paciencia, levantarme con la sonrisa puesta a pesar de las noches infernales, decir las cosas calmadamente... Pero ellos pueden conmigo. Siempre llevan todo al límite: Ninguno de los dos es obediente, son caprichosos y llorones. Es superior a mis fuerzas.

Otras veces, me da un subidón de alegría, de grandes proyectos, de alta autoestima... "No hay madres perfectas" Me digo "Y con lo que yo quiero a mis hijos ¿Cómo lo puedo estar haciendo mal?".

Hay días y días.

7 comentarios:

  1. Pues no lo estás haciendo mal. Simplemente pienso que las madres primerizas están más pendientes y, cuando tienes más de uno pues ya te relajas y un poco porque no puedes estar en todas partes a la vez. No creo que eso sea ser mala madre. Un besote!!!

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    1. Gracias guapa. Es que es un horror ser una persona con tan poca seguridad. Siempre que hago algo me da la impresión de que es la decisión equivocada. Y con los niños es mejor no equivocarse mucho.

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  2. Pues lo estás haciendo perfecto. Lo que sientes es lo que sentimos todos alguna vez. Lo que pasa es que nos pasamos por los demás blogs y lo vemos todo tan bonito.... hasta que alguien pone un post como este y decimos !menos mal, como nosotros!, ja, ja, ja...

    Besotes para todos.

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    1. Gracias David. Me animas mucho. Es que esto de la maternidad es muy difícil y no hay reglas buenas, cambian constantemente.

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  3. Solamente el preguntártelo es signo de lo maravillosa mama que eres.el no sentirte todo poderosa admitir que eres mama y humana y que pese al cansancio puedes decir con gran orgullo que les quieres muchísimo y eso es lo mas importante del mundo.

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    1. Gracias Chenchu. Eres un sol. Siempre tienes elogios hacia a mí y son cómo un bálsamo. Tú sí que eres una madre maravillosa.

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  4. La perfección no existe, y el que diga lo contrario...está comprobado que miente. En mitad de todos los procesos hay muchas dudas, incertidumbres, pensamientos de "podría haberlo hecho de otro modo", y un largo etc...
    Ahí están esos dos preciosos hombrecitos, tan mal no lo estarás haciendo, no?
    A unos se les da mejor una cosa y a otro otra, pero todo bien o todo mal no, mejor un término medio que para eso somos humanas antes que mamás.

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