Noches terroríficas

Ultimamente las noches son peores que nunca. Al casi insomnio de Iván se ha sumado el sueño inquieto de Daniel. Todo empezó con una tos inoportuna que le despertaba. Entonces se ponía a llorar a gritos y despertaba a su hermano con lo que ya teníamos la fiesta montada. Así estuvimos dos semanas de espanto en las que pensé que me daba algo.

Hasta Raúl tuvo que pringar con semejante panorama. Cebollas abiertas de para en par, cabeceras de camas levantadas hasta lo imposible, camisetas interiores, pijama manta, vips vaporub en los pies, Romilar (medicamente que corta la tos)... Todo lo probé para que durmiera bien y me dejaran descansar un poquito.

Afortunadamente se le pasó la tos y pasó unas cuantas noches buenas. Lo que significa que sólo tuve que levantarme N veces en la noche para atender a Iván. Ahora vuelven a las andadas. Daniel se despierta llorando y gritando porque tiene pesadillas (que habrá visto) y hace que su hermanito se desvele con lo que yo no pego ojo ni de noche ni de día.

O encuentro una solución pronto o caeré enferma, aunque sólo sea por autodefensa.

Con esto de que es Daniel el que le despierta y no él solito, Iván está inaguantable y cansado. UN día me llegó dormido a la guardería y las cuidadoras me aconsejaron que me lo volviera a llevar a casa para que descansara porque allí tenían que seguir el ritmo de la clase. Me las quedé mirando para ver si me hablaban en broma, pero estaban bastante serias, así que igual de seria les repliqué que en cuanto le sentara de nuevo en el carrito iba a abrir esos ojos azules que tiene de par en par e iba a estar más que activo toda la mañana. Desperté despacito a mi benjamín, que se levantó de un salto de mis brazos y corrió hacia el primer juguete que vio. Un poco enfadada con el morro que le habían echado las profes me fui de ahí.

Las cuidadoras de Daniel más de una vez lo habían echado un ratito en una colchoneta si llegaba frito. No les costaba nada. En fin, peor para ellas que son las que van a tener que aguantar sus perretas y malos humores.