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martes, 30 de abril de 2013

Jornadas familiares en Horche

La familia de Raúl quedó este fin de semana para unas jornadas familiares de lo más completas. Primero, visita guiada por el pueblo Horche con tres bodeguitas particulares incluídas y un pequeño museo. Lo cierto es que no me enteré de nada porque tenía que cuidar de dos diablillos muy movidos que disfrutaron saltando y brincando por las calles del pueblo y entre las tinajas llenas de vino, pero me gustó lo que vi. Y no perdí la oportunidad de degustar el vino y las viandas que nos ofrecieron en la primera y tercera bodeguillas.

Al finalizar la visita guiada, Daniel se puso muy perretoso, pero tenía excusa porque el pobre se moría de hambre. "Quiero comer, quiero comeeer" lloraba fuera de sí. Le ofrecí las parcas galletas que siempre llevo en la bolsa del carrito por si algún imprevisto. Se las comió con ansia mientras me pedía comida "de verdad". Menos mal que en la última bodega no agasajaron con jamón serrano, patatas fritas, queso y aceitunas. El chiquitín se puso fino a las dos primeras, ya que las dos últimas no le gustan. En cambio, su hermano no le hizo ascos a nada.

Iván duró un poco más con la sonrisa en la boca, pero fue llegar al restaurante (pasadas las dos y media) y protestar enérgicamente por su falta de siesta. Desesperada por sus gritos y sin lograr que se comiera ni una cucharada de su puré me lo llevé de paseo por las afueras del edificio.

Las instalaciones eran impresionantes: piscina, jacuzzi, columpios y un enorme parque de bolas. Me prometí llevar a mis churumbeles a ese lugar divino lleno de bolas de colores en cuanto acabara la comida. El bebé se quedó KO en el primer asalto y me dejó comer el primer plato tranquila. El segundo ya no lo respetó tanto. Le intenté dar de comer los retales que había ido reuniendo para cuando se despertara (una croqueta y pollo del menú infantil de su hermano, otra croqueta de mi plato degustación, pan...), pero prefirió engullir unas cuantas cucharadas de su puré ya frío y ponerse a berrear como un loco. En vista de la situación, y de que Daniel empezaba a aburrirse de estar sentado (ya se había zampado parte de su plato, del mío y del de su padre), decidí llevarles a ver mi descubrimiento.

Los dos se abalanzaron a la atracción sin casi darme tiempo de decir "Jesús", por supuesto yo les seguí. Allí no había nadie vigilando si una adulta se sumergía entre las bolas detrás de su bebé para asegurarse de que no tuviera ningún accidente inoportuno. Y no fui la única. Poco a poco se nos fueron uniendo los primos, los tíos... No importaba la edad. Lo pasamos francamente bien. Aunque el vertiginoso tobogán puso los pelos de punta a más de uno (incluída yo). Raúl vino a relevarme para poder probar la tarta. Y se lo agradezco porque estaba buenísima.

Yo me hubiera plantado en ese momento, pero aún había prevista una visita a otro pueblo (Sacedón, creo), muy bonito, pero casi ni lo vimos porque los peques se quedaron traspuestos en cuanto se sentaron en sus sillitas del coche y allí me quedé con ellos velando su sueño mientras el resto de la comitiva se iba a dar un paseo.

Y, por último, fuimos a un mirador, pero tendré que conformarme con ver las fotos que hizo Raúl porque con la retahila de curvas que nos encontramos por el camino terminé malísima y sólo salí del coche para despedirme de todos.

Por fin en casa me senté y delegué en Raúl. ¡Yo ya estoy mayor para estas palizas!








10 comentarios:

  1. Jajaja. Te lo pasaste como una enana con las bolas!!! Yo también me hubiese metido, y eso que no tengo la excusa de los niños... Ejem. Besotes!!!

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    1. Es que en mis tiempos no teníamos de estas cosas y no es justooooo...

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  2. Ja ja, te lo pasaste pipa en las bolas! ay! yo también digo lo mismo que tú pero es que con los peques que no paran de un lugar para otro investigando todo nos dejan exhaustas

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    1. Con esto de que los chiquitines tengan más energía que sus madres la naturaleza no fue muy sabia. Si que nos agotan, sí.

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  3. jaja que bien lo pasáis en familia, que grandes están ya Iván y Daniel! las fotos en la piscina de bolas me encanta muy fan de ellas!

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    1. Lo cierto es que lo pasamos muy bien. Es que estos peques tienen muchísima más oferta de ocio que yo cuando tenía su edad y me da un poquitín de envidia jejeje

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  4. Dia agotador pero lo pasasteis genial y eso es lo importante, me alegro mucho que disfrutarais todos en especial los peques. Yo conozco muchos pueblecitos de esa zona, porque mis padres tienen una casita cerca de sacedón, y disfrutamos de ella casi todos los fines de semana, puentes y en verano sobre todo la niña, son zonas muy bonitas, pueblos con mucho encanto, tranquilidad, vuelves a otra época, sin estres, algunos sin apenas civilización, y eso ayuda en parte a recobrar raices perdidas, nosotros procuramos hacer escapaditas, rutas, para ir conociendo todos esos pueblecitos, que son muchos, pero a cual mas encantador, con muchisimas opciones para hacer bien en pareja o en familia. En fin, genial las fotos, y ese peque me tiene enamoradita, por dios que carita!!!!!!!No quiero ser repetitiva ni cansina pero no me cansare de darte las gracias por abrirnos esta pequeña puerta de tu vida y deleitarnos con fotos, comentarios y experiencias tan enriquecedoras, nos animas la vida a todos los que te seguimos. Me alegro muchisimo de haberte descubierto Dácil.
    Un besazo fuerte consuegra y feliz puente tanto si salis como sino "sed felices".

    Juliette

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    1. Sí que hemos salido de puente. Se nota ¿Verdad? Y ya estamos aquí de nuevo en la rutina. Muchas gracias por tus elogios. ¡Me pones la cara colorada! jajaja

      La verdad es que la zona que eligieron para ir de excursión nos encantó. Tenéis que pasarlo muy bien cuando vais. Es un paréntesis más que necesario para combatir el estrés diario ¿Verdad?

      Siento no haber visitado Sacedón como lo merecía, pero es que ya estaba agotada. Me temo que el castillo de bolas pudo conmigo jajaja

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  5. Se nota por las fotos que lo habeis pasado en GRANDE!!!! :)

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