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viernes, 2 de enero de 2015

Un Cortilandia lleno de pingüinos

Daniel vino un día del cole cantando las canción de Cortilandia y anunciando que quería ir a ver el famoso espectaculillo de muñecos, luces y canciones que monta todos los años El Corte Inglés en la fachada de uno de sus centros comerciales en Sol.

Esto es lo que veía yo
Entre pitos y flautas, ya veía yo que nos lo saltábamos y que a la vuelta de las vacaciones una a ser el único que no lo hubiera visto, así que el día que mi portera me anunció que iba a haber una corte de luz (eso significa que no ha calefacción brrrrr) bastante importante no lo dudé y me presenté en el centro de Madrid pensando que, al ser entre semana y por la mañana, habrían tres gatos. Ingenua de mí. Nos encontramos con una multitud que no nos dejaba dar dos pasos sin tropezarnos.

Esto es lo que veían ellos
Encima con la poca orientación que tengo yo no encontraba el dichoso Cortilandia. Menos mal que le pregunté a una familia que iba para allá y se ofrecieron a acompañarnos. Daniel se colgó de la mano del padre en cuestión hasta que llegamos al sitio. Menos mal que era encantador y le siguió el rollo sonriente.

Una vez allí, jugamos al juego de "A ver quien encuentra..." hasta que empezó. Al principio se veían bien a los pingüinos, protagonistas de la historia este año, pero se empezó a juntar gente, a juntar gente y nos taparon la vista. Yo alcé a los chiquillos unos minutos, pero mi espalda me dio un aviso importante de que dejara de hacer locuras, así que se tuvieron que conformar con dos pingüinos en su campo de visión. En esta ocasión, tiraban un poquito de nieve sobre la multitud. Los chiquillos allí reunidos se volvieron locos cuando les cayeron las motitas en sus cabezas.

A mí me pareció más corto que otras veces, pero casi lo agradecí para escapar de la multitud. La verdad es que al final me parece que a los niños no les emocionó todo lo que yo me esperaba. Se oía un poco bajo y creo que no se enteraron de la historia del pobre pingüin que viene de muy lejos para tocar con la banda de Navidad y casi no lo consigue.

Menos mal que, volviendo para casa, vieron como un vendedor ambulante cogía un cerdito en forma de bola y ¡plaf! lo chafaba en una superficie lisa. Mágicamente la mancha de cerdo volvía a ser la bola original. Me encantó el juguete, pero, para evitar tentaciones, no había traído ni un duro conmigo y los chiquillos se quedaron si cerdo. ¡Ya reciben demasiado estos días! El caso es que el espectáculo del cerdo chafado les enganchó bastante más. Al final el vendedor se reís de verles allí aplaudiendo cada vez que estampaba al pobre bicho.

4 comentarios:

  1. Hola: antes que me olvide quiero felicitar a tu marido que ya leí en el post anetrior que estuvo de cumple en estos días tan navideños. Con respecto al Cortilandia cuando lo vi por primera vez en un mini viaje que hice a Madrid hace un par de años me quedé alucinada del espectáculo que habían montado para los niños pero creo que el que yo vi estaba en el exterior del Corte de San Chinarro... Para mí Madrid siempre es sinónimo de multitudes y de colas.... hay que hacer cola para todo y al final se pierde mucho tiempo... es lo malo de la capital. Suele pasar que al final los niños se sorprenden y les gusta lo más sencillo...Por lo menos ya no serán losunicos que regresan al cole sin conocer el famoso espectáculo de los pingüinos. Seguimos en contacto

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    1. Muchas gracias!!! Se lo digo de tu parte :D

      Sí que es verdad que Madrid es un pelín agobiante. Buf. Yo no me acostumbro a las multitudes.

      Tengo que confesar que a mí tambiçen me llamó más la atención el cerdo que se estampaba y luego volvía a ser una bola jajaja

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  2. Yo estuve el otro día viendo Cortilandia y la verdad me defraudo un poco, a la bichito le encantó por supuesto, pero yo, estba deseandoq ue terminase para irme a tomar un chocale bien calentito!!!! pero bueno es un ratito que a ellos les encanta.

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    1. Es la pesadilla de los padres jajajaja

      La de cosas que hacemos por ellos ;)

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