Monstruario

Daniel ha redescubierto el libro del juego de rol "Pequeños detectives de monstruos" y no se despega de él. Tanto es así que hasta un día se empeñó en llevarlo a clase para enseñárselo a sus compañeros. Esta iniciativa, aunque loable, llenó de terror e intranquilidad a sus padres que ya han tenido experiencias funestas con libros que se ha llevado al cole. Afortunadamente, en esta ocasión, el libro volvió de una pieza y sin rasguños aparentes.

Pensábamos que ninguna otra calamidad podía pasar con el juego... hasta que vimos al primogénito con un lápiz alzado, media lengua fuera y más que dispuesto a poner su granito de arena en sus páginas. Resulta que al final del monstruario viene una ficha en blanco para que puedas crear tu propio monstruo y eso era lo que estaba a punto de hacer Daniel. Tras mucho argüir, discutir, razonar y prohibir terminantemente convencimos al peque accedió ha hacer la ficha en una hoja aparte con la promesa de poder hacer todos los que quisiera.

Cómo estábamos en casa de las abuela Chari, la susodicha le dotó de un papel de impresora o de fax de esos antiguos que venían con agujeros a cada lado y pegados unos a otros por una línea punteada. El peque estaba encantado "¡Voy a hacer un monstruario desplegable!" exclamó emocionado. Y se puso a ello inmediatamente. Viendo el entusiasmo del hermano, Iván se apuntó al instante al maravilloso arte de hacer fichas de monstruos.

La primera creación del mayor fue el Monstruo del Poto (le gusta el poto fresco, a saber que será eso, no le gusta la limpieza, 12 puntos de miedo y su huellita al lado), después vinieron Craquen, el del desierto y muchos más. Hasta hizo una portada para su monstruario.

Iván no fue tan cuidadoso y su primera creación fue XRoXRroM (le gusta DLA, TR, ORI; le enfada DIA, puntos de miedo 0 y huella rarísima), un borrón de lo más simpático. Sus otras creaciones fueron el monstruo de Ca y el del terror (superterrorífico porque tenía 100 puntos de miedo).

Ambos libros de fichas de monstruos los guardo como un tesoro. Nos estamos haciendo una biblioteca entera de libros de estos ilustres autores de cuatro y seis años.