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viernes, 13 de julio de 2018

Descifrando enigmas para encontrar el código

Copiando a Patri Mellado en el juego que hizo durante el finde lúdico del candado les organicé una prueba especial a estos dos demoniejos que se las dan de aventureros en nuestro juego del verano.

Cuchiperri (¡Vaya nombres me buscan los peques!), el mago archienemigo de Dragogato, el dragón que mantiene prisionero a dos valientes aventureros y les obliga a hacer fichas, tareas, retos y misiones sin parar (pagando por ello. No vayáis a pensar que los tiene  de esclavos, noooo)... ¡Vaya! Ya he perdido el hilo. Cómo iba diciendo, el mago Cuchiperri se apareció con una imagen proyectada en la mente de los guerreros para ayudarles en su misión de derrotar al dragón y escapar.

Les planteó unos dilemas para comprobar que eran despiertos de mente y les indicó dónde encontrar las pistas que les chivarían los números de la contraseña del candado que cierra la mochila secreta del dragón (¿Habéis conseguido leer todo sin asfixiaros? ¡Enhorabuena!).

Primero se presentó, como viene siendo lo educado. "¡Hola! No me conocéis, pero yo he oído hablar de vosotros. Dragogato me cae muy mal y sólo por eso voy a ayudaros en vuestro camino para derrotarlo", les explicó.
"¿Y por qué no te lo cargas tú con tu magia y nos apoderamos de la tienda?", sugirió Danipur, siempre tan práctico.

"Eeeeh, mmm... Pues porque yo no tengo los siete signos arcanos zopencos", se irritó el gran mago.

"No se insulta, no se insulta, ejem", le regañó Gatonur muy serio.

"Vale, vale... El caso es que os tenéis que apañar vosotros para vencerle. Yo he venido a ayudaros un poquito y ya me estoy arrepintiendo", se quejó el anciano señor (venga, vale, que el mago soy yo pero ¡echadle imaginación!).

"Pero algún punto nos darás. ¿Noooo?", negoció el mayor.

"Que ya os he dicho que yo no doy nada. Que os estoy hablando directamente a vuestra mente desde un punto muy lejano. Y no sé lo que habrá dentro de la mochila cerrada con el candado. ¡¡No tengo ni idea!!".

Ambos aventureros pusieron cara de escepticismo, pero decidieron seguirme el rollo para ver con qué se encontraban al final. Se habían portado tan mal que estaban muy escasitos de puntos y tenían una gran necesidad de sumar algo a sus arcas. La historia es que el padre los castigó sin sus turnos de videojuegos de rigor y ahora tienen que comprarse minutos a precio de oro, así que los tengo toda la mañana haciendo fichas para conseguir los 4.168 euros que les cuestan 40 minutos, repartidos en 20 por la mañana y 20 por la tarde. Muy aplicaditos, pero por el interés. Y no veais como me intentan colar fichas con el mínimo minimísimo esfuerzo. Casi estoy deseando que el padre les quite el castigo para bajar el ritmo.

Ups, me he vuelto a ir de la historia y esto está quedando larguísimo. A lo que iba. "Os voy a presentar unos acertijos a ver si sois dignos oponentes para el dragón. Vamos con el primero: "Estáis rodeados de leones muertos de hambre ¿Cómo escapáis de ellos?"

"¡Me subo a un árbol!", aseguró el benjamín.

"Me voy andado", afirmó el mayor. Al pequeño se le salían los ojos "Que te comeeeeen. Cómo vas a ir andando", protestó.

"Que no Iván, digo Gatonur, que están muertos, mu er tos, de hambre. No se pueden mover", le explicó su hermano. Sospecho que ese ya se lo sabía. No puede haberlo sacado tan rápido.

"Está bien", atajé yo, "Os diré dónde está la primera pista. Escondidas en una rocas negras que..."

"Que sí mamá, que están dentro de los globos negros tan sospechoso que hay en el estudio", me cortó Danipur. Mmmm que listillo.

"Vale, pues sí. Toman estos palillos chin... digoooo, estas varitas y haced desaparecer las rocas para conseguir la pista". Y allí que se pusieron los dos peques a estallar globos para recabar los cachitos de papel que tanto me costó a mí meter. Cuando los tuvieron los alisamos como pudimos y los juntamos para ver el número. Pero lo hicieron fatal y ahí no se veía nada, así que tuve que ayudarles un poquito.

"¡¡El tres!! ¡¡El tres!!", gritaron entusiasmados.

"Antes de la siguiente prueba os voy a plantear otro problema. Unos ladrones se esconden en su guarida a la que sólo entras si respondes bien la contraseña. Un ladrón llega y desde dentro le dice "ocho", a lo que él responde "cuatro" y le dejan pasar. Otro ladrón llega y le dicen "Catorce", a lo que él responde "Siete", y le dejan pasar. Uno de los policías se acerca a la puerta muy feliz porque ya cree que sabe cual es la clave para adivinar la contraseña. Cuando llega a la puerta le dicen "Cero" y el responde "Cero", pero no le dejan entrar. Su compañero también lo intenta. Le dicen "seis", el contesta "tres". Y no lo dejan entrar. ¿Sabes en qué consiste la clave para adivinar la contraseña?".

Danipur se rindió enseguida, pero Gatonur estuvo pensando y pensando y pensando... hasta que casi le salió humo de las orejas. Entonces le di una pista: "Tiene que ver con las letras y no con los números". Y tras un rato de darle un poco más a las neuronas lo sacó. Lo que tenía que contestar el policía para que le dejaran entrar era el número de letras del nombre del número y no dividirlo entre dos.

Perfecto. Siguiente prueba: "Mirad en ese tapiz que cuelga de la pared. ¿No veis el número escondido? Si lo coloreais a lo mejor lo veis mejor"

"¡¡¡Colorear!!! ¿Taaanto trabajo?" se quejó el mayor. "Colorear apesta", le secundó el menor. Me temo que me los traumatizaron en las guarderías y en Infantil. "Bueno, hombre. Con que le deis un poco de color al número que creáis que es me conformo"

"Buf", "Bof", "Que rollo", "¿Te vale que haga una línea y ya? Es de color naranja, eeeeh".

"Vaaale, vaaaale ¡pesaos! Anda que os costaba dejarme los tapices bonitos. En fin. A ver qué número os ha salido. ¡El 6!", si lo de colorear les había parecido trabajoso iban a flipar con la siguiente prueba.

"¡¡Camino de números!!", jajajaja

"¿Quéeeee? ¿¿Sumas y restas??", se horrorizó Danipur.

"Pues a mí me gusta", sonrió Gatonur. Les obligué a hacerlos entre los dos. No iba a hacer todo el trabajo el pequeño. Y les salió el 4. Ya quedaba menos.

Última prueba. Para esta utilicé un convertidor de textos para leer con filtro rojo que me parece flipante y que encontré en eduescaperoom, una web muy interesante. Primero les dije que tenían que dejarse guiar por los colores fríos, pero a Iván le estaba hablando en chino. Así que su hermano le aclaró que me refería a las letras azules y verdes. Pues oye, las leyó en un segundo el pequeñajo. ¡Que facilidad! Flipante. Aún así, les alargué el papel de charol rojo que tenía reservado por si les costaba mucho encontrar el mensaje. Les encantó el tema de poner y quitar el filtro para que apareciera y desapareciera el mensaje. Que por cierto era el siguiente: El número que buscas pertenece al mes de agosto. Efectivamente, es el ocho.

¡Ya podemos abrir el candado de la mochila! ¿Y qué encontramos dentro? Dos signos mágicos para cada uno, dos mil puntazos a repartir como buenos hermanos y el juego de la cucaracha versión para viajes. A los chiquillos les encantó que el juego les saliera gratis y se empeñaron en jugar en ese mismo momento. Lo pasamos genial robando comida de la cocina y sorteando cubiertos.

2 comentarios:

  1. Ayyyy, qué chiquillos jajajaja.
    Anda q, se lo pasan mal...
    La prueba de ocho-4 y catorce-7e ha ENCANTADO !!!

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    1. Es que el acertijo se las trae. Anda que no me rompí yo la cabeza para ver cual era la clave ¡y no caís! Leí las soluciones jajaja

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