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martes, 21 de mayo de 2019

Jornadas Fam 2019, primer día

Este fin de semana hemos ido a unas jornadas de juego fantásticas porque estaban centradas en las actividades familiares. ¡Y qué hay mejor que jugar en familia! (chist, es una pregunta retórica).

Es la primera vez que las organizan, pero esperamos que vuelvan a hacerlas porque estuvieron muy bien. La organización se lo curró muchísimo. Llenó el programa de actividades interesante, organizó los juegos en las salas por edades y habilitó una sala para personas con necesidades especiales. No se les escapó nada.

Se celebraron en un colegio que se adaptó a la perfección para este evento lúdico, permitiendo que las familias se movieran con facilidad de una sala a otra y probara los juegos con comodidad. Un voluntario te esperaba en cada habitación para explicarte las reglas y enseñarte a jugar. Todo muy fácil.

Sólo tenías que preocuparte por pasartelo bien... y que no se te descontrolaran los niños, claro. A nosotros Daniel nos lo puso muuuuuy difícil el sábado. Tenía un día muy malo y se dedicó a boicotearnos a más no poder. Tanto fue la cosa que estuvimos a punto de irnos bastante temprano, pero siempre había algo que nos llamaba la atención y nos hacía retrasar nuestra partida... hasta que cerraron las puertas.

Comenzamos con Nightmarium, un juego que se le ha metido entre ceja y ceja al mayor y que es más que probable que se venga a casa por regalo de notas. Consiste en ir construyendo monstruos y activando sus habilidades para obtener bonus o fastidiar a los contrincantes. Muy divertido. Ya sólo por el diseño y el montaje de bichos chulos entra por los ojos. Ideal para llevarlo de vacaciones contigo. De 2 a 5 jugadores y en las instrucciones pone que es para más de 10 años, pero por la mecánica pueden jugar perfectamente niños mucho más pequeños. No les hace falta ni saber leer si tú les vas recordando las habilidades, que no son tantas.



Muy cerca encontramos Los Tesoros de Castellina, un juego de memoria y habilidad muy curioso en el que tienes que memorizar la situación de tus fichas y su forma, para luego poder atraparlas sin mirar metiendo la mano por la puerta del castillo. Risas aseguradas y algún que otro momento crítico de frustración infantil. De 2 a 4 jugadores y a partir de 5 años.



Por fin pillamos la mesa de El Mortal desocupada y nos sentamos muy felices. Le teníamos muchas ganas a este juego. La mecánica es muy emocionante porque tienes que tratar con todas tus fuerzas y cartas de tu mano no robar la carta de la muerte y que la roben tus compañeros de mesa. Cada seis cartas del mazo tienes una muerte, así que hay que controlar muy bien las que se van robando para que no te pille desprevenido. Es un juego que mejora cuanto más juegas porque te vas conociendo las cartas y la cosa se agiliza. A nosotros se nos hizo un poco lento porque cada vez que se robaba los peques tenía que leer y entender la nueva carta antes de continuar con la partida. De 2 a 6 jugadores y para mayores de 10 porque hay que leer y procesar mucha información.



En cambio Capitan Flint es mucho más dinámico, aunque hay que pensar muchísimo para ver qué tesoros y cuándo cogerlos antes de que te los roben los piratas. Cada jugador tiene delante el tipo de tesoro que se puede llevar, ya sea por color o por tipo y tiene que esperar lo justo para llevarse el mayor número de riquezas sin que te las quite antes otro jugador, te la roben los piratas o se acabe el juego. De 2 a 8 jugadores y aquí también creo que han tirado por lo alto con la edad. Aconsejan a partir de 8 años, pero si son jugones no creo que haya problema con peques de 6 o 7.



Entonces fue cuando Iván tuvo un flechazo, se llama Labyrintix y creo que es otro que acabará en casa por buenas notas. Consiste en colocar cuatro tótems en la mesa con hueco en medio para una carta de recorrido. Cada jugador coge un carta para ver si se tiene que guiar por el tótem al que señala al final el recorrido o por el color que señala el recorrido en la propia carta central. Cuando se descubre la carta todos tienen que ir a por el tótem que les toca resolviendo el recorrido. Si éste acaba siendo un bucle hay que gritar ¡Tótem! El primero que coja su tótem o grite por que sea un bucle se la lleva. ¡¡Una locura!! Hay que ser muy rápidos. Iván le pilló el tranquillo y era imparable. De 1 a 6 jugadores y a partir de 8 años.

Luego se empeñaron en jugar a la nueva edición de Monster Kit a pesar de que la voluntaria y yo les juramos y perjuramos que era idéntica a la antigua que tenemos en casa menos en la portada. Hasta que no jugaron un poco no nos creyeron. ¡Que tíos! De 1 a 5 jugadores y a partir de 3 años.




Y de allí se sentaron en la mesa en la que se mostraba la mecánica de Virus 2, que básicamente es la misma que el primero, pero con nuevas cartas para dar más gracia al juego. Se lo pasaron genial infectando y curando órganos. De 2 a 6 jugadores y a partir de 8 años.




Al cruzar de un pasillo a otro nos encontramos con Happy Salmon. Yo me empeñé en jugar porque oigo mucho de este juego, pero nunca lo he probado. Es perfecto para echarte unas risas: rápido, divertido y fácil de jugar. Sólo tienes que ir descubriendo cartas de tu mazo hasta que alguien descubra una carta igual que la tuya, hacer la acción que se indica, quedártela y seguir descubriendo cartas. Gana el que más cartas se lleve. También jugamos a Funky Chicken, que es igual pero con pasos de baile. Ambos son de 3 a 6 jugadores y están recomendados a partir de 6 años.




Lo siguiente fue pasar vergüenza con un juego recomendado a partir de 6 años de hacer series porque yo no daba ni una e Iván no fallaba nunca: Crazy Food. Claaaaaro, como él está todo el día haciendo estos ejercicios en clase... Es de 2 a 4 jugadores.




Justo estábamos jugando a eso cuando nos enteramos de que iba a comenzar un cuentacuentos, así que para hacer un descanso a nuestros cerebros y darle un poco de espacio a Daniel que estaba más enfadado que una mona, y no recuerdo el motivo porque debía andar ya por su enfado número mil.

El narrador nos presentó de una forma muy divertida y participativa una historia mágica que nos enseña que con poco se puede ser inmensamente feliz: Toribio Y El Sombrero Mágico. Tras la introducción nos contó el cuento enseñándonos las bonitas ilustraciones. En él, Toribio pedía lo que le apetecía ins hacer caso a los consejos no pedidos de sus amigos, familiares y vecinos: no quería dinero, ni viajes alucinantes, ni apartamentos en la playa... É quería un manzano en su salón, unos calcetines que no cubrieran los pies... y, lo más importante, unas escaleras al revés para que ningún inoportuno viniera a darle más consejos. Estuvo muy bien.

Cuando salimos, jugamos a Chuches, que también tenía muchas ganas de probar. La mecánica es sencilla, tiene que ir cogiendo las chuches que no esté cubiertas total o parcialmente y activar sus habilidades en el caso que las tenga.

Hay que elegir bien para sumar puntos porque dependiendo de la carta de gustos que te haya tocado valen 2, 1 o 0. Lo que realmente triunfó entre mis peques es el tema de lanzar al aire las cartas al inicio y con una de las habilidades. Se les veía disfrutar a tope cuando les tocaba hacerlos. Yo, en cambio, sufría por la integridad de las mismas.



Ahí ya veía yo a los críos más descontrolados de lo normal, así que cuando me pidieron salir al patio ellos solos para investigar los juegos gigantes les di permiso encantada. Seguro que allí encontrarían opciones para quemar la energía física que llevaban demasiado tiempo contenida frente a juegos de mesa.

Mientras ellos estaban a los suyo Raúl y yo pudimos probar Magic Mandala, un juego que ya tengo en mi poder y que me ha encantado. Cada jugador tiene tres cartas de mandala de tres colores distintos en ambas caras: Amarillo, rosa y azul. Se saca una carta del mazo y hay que intentar hacer el mandala de esa carta lo más rápido posible. Oye, que yo suelo ser mala en este tipo de juegos y le pillé el tranquillo. Que divertido encajar las fichas para conseguir el objetivo. De 2 a 4 jugadores y a partir de 6 años.



También probamos Cahoots, que sale a la venta este verano y nos ha molado muchísimo. este también cae. Consiste en poner cuatro cartas sobre la mesa en fila y sacar cuatro misiones. Con las cartas que tenemos en la mano tenemos que ir cumpliendo todas las misiones teniendo en cuenta que sólo podemos cubrir una carta si coincide en número o color. Cuando se cumple una misión se descarta y sale la siguiente. Es colaborativo. Tan entretenida estaba que hasta se me olvidó sacar una foto. De 1 a 4 jugadores y a partir de 6 años.

En ese momento, poco antes de que cerraran las puertas, dimos por terminado nuestro primer día en las jornadas. Recogimos a los peques del patio, dónde se lo habían estado pasando bomba, y nos fuimos en casa pensando que aún nos quedaban muchos juegos que probar al día siguiente.

Gracias a Goznar que andaba explicando juegos por el patio me enteré que que el juego que más les había llamado la atención a mis fieras fue Kubb, también llamado el juego vikingo. Para ganar la partida, los contrincantes tienen que derribar los palos de su fila y cuando acaben al rey que está en el centro. Pueden jugar de 2 a 12 jugadores y está recomendado a partir de 3 años.

Mañana os cuento cómo nos fue en el segundo día con más juegos y el taller de robótica.


4 comentarios:

  1. Cuántas ganas de jugar a Magic Mandala. Excelente crónica como siempre Dácil.

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    1. Pues a ver si nos vemos en algunas jornadas y nos hechamos unas partiditas jejejeje Sería genial.
      Muchas gracias!!! Con lo crack que eres tú haciendo crónicas de jornadas me siento muy muy halagada :D

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  2. Que completo! La pena es que muchos todavía se los quedan grandes. Pero ficho ideas para un futuro y creo que empezaremos con Monster kit

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