Los traidores árboles nevados

Evidentemente, el día siguiente al temporal TAMBIÉN salimos a jugar con la nieve trineo al hombro. La cosa había cambiado mucho. La manta enorme de nieve había reducido, se había endurecido y lucía mucho más sucia que el día anterior. Se podía andar con más facilidad, aunque ya se prevé que los caminos se convertirán en terribles trampas de hielo en breve.

Llegamos al parque mucho más rápido que el día anterior y buscamos la misma pendiente que ya nos sirvió de pista de trineo con anterioridad. Ahora estaba perfecta para comenzar a deslizarse. Una maravilla. Pero necesitábamos tener mucho cuidado porque los intrépidos aventureros caían en el camino por donde paseaban inocentes personas.

Afortunadamente no hubo ningún accidente, porque estuvimos muy atentos. Aunque alguna regañina hubo por descensos indebidos.

Pero lo más peligroso de es parque no eran los voladores de trineos. ¡Eran los malvados y traicioneros árboles! Esperaban la mejor ocasión y ¡zas! ondanadas de nieve directas a la cabeza de los desprevenidos viandantes. Y no creáis que se les veía venir. ¡Nada de nada! Silenciosos como ninjas hasta que te estampaban su carga fría en la sesera.

Nosotros tuvimos muchísimo cuidado de acercarnos a estos terribles enemigos, pero a veces nos despistábamos y aprovechaban los malditos. Más de una nos llevamos. Menos mal que no fueron de las más cargaditas.

De todas formas, a los peques no les molestaba la nieve en ninguna de sus formas. Hasta bajaban rodando por las laderas... ¡sin trineo!

A las fieras no les para ni un temporal.

Si queréis vivir grandes aventuras en la nieve podéis coger algunas ideas del post que escribí para ociofrik :)