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martes, 27 de agosto de 2024

Tdn 2024: Talleres

De nuevo nos hemos apuntado a las jornadas de Tierra de Nadie en el Ceulaj de Mollina y, de nuevo, lo he dado todo para perderme lo menos posible. Es imposible llegar a todo en tan sólo tres días y medio, pero también os digo que, si duraran más, estoy segura de que no sobreviviría, porque es un no parar.

Voy a comenzar esta serie de posts sobre las TdN 2024 con los talleres a los que asistí y con los que organicé por orden cronológico. Siempre son alucinantes, pero este año me han parecido incluso más interesantes.

Guioniza tu manga

El taller de guioniza tu propio manga lo impartí yo. Me entraron unas ganas tremendas de hacer con un nicho que no se suele ver mucho por allí, el de los cómics. Lo cierto, es que la idea me surgió durante la visita de la exposición Japón, arte y manga (una maravilla), que, por cierto, han prorrogado hasta el 1 de septiembre, por si aún no habéis ido a verla (vale mucho la pena). Además, también me motivaba el hecho de que a mis hijos les encanta el tema, así les hacía una actividad a la medida. 

Cómo dibujo churros, me decanté por el tema de los guiones y los storyboards, una parte muy importante de todo tipo de cómics, aunque lo centré totalmente en géneros, subgéneros y estereotipos japoneses.

No tuvo mucho éxito y sólo se apuntó un chico, que además no era adolescente ni de lejos, que era el target que tenía pensado, pero no importó porque nos lo pasamos genial igual. Mis tres alumnos bullían en creatividad inspirada en el país del sol naciente.

La información para el curso la saqué del taller de manga de Jesulink. Si os gusta el tema os recomiendo con mucho entusiasmo que le echéis un vistazo porque es completísimo y explica todo muy bien y con ejemplos.

Hipnosis

Cuando acabamos de bocetar nuestros storyboards y nos despedimos muy felices del chico que se había apuntado al taller y que era encantados nivel GOD salí corriendo al taller de hipnosis al que me había apuntado. Tenía mucha curiosidad por el tema, la verdad.

Intente convencer a mis hijos para que vinieran a verme, ya que podía entrar gente de público, pero no quisieron. A veces son unos sosos.

En fin, que me planté en el auditorio del Ceulaj con mucha curiosidad y me encontré con una organizadora muy divertida que nos explicó en qué consistía la hipnosis, lo que iba intentar hacer con nosotros y muchas anécdotas sorprendentes. 

Todo es cuestión de sugestión y de pedir al cerebro que hagamos cosas de forma inconsciente. Algunas personas son más propensas a ser influenciados y otras menos, así que nuestra monitora comenzó la sesión con una terapia de relajación que me dejó muuuy tranquila. Ahí hizo una criba entre los que estaban demasiado nervioso o entusiasmados e iba a ser muy difícil sugestionarlos y a los que nos iba a poder hipnotizar en algún grado, ya fuera con órdenes físicas o verbales.

Me hizo ilusión que me incluyera en el grupo, aunque al final sólo obedecí a una orden física. Me dijo que no podría doblar el brazo derecho cuando me lo tocara y así fue. Por mucho que me esforcé no podía doblarlo hasta que volvió a tocarlo. Me quedé alucinada.

Con otro chico le funcionó la sugestión verbal y logró que dijera "Movistar" cada vez que decía su nombre aunque se negara a hacerlo. En sus palabras, le salía sólo, sin poder evitarlo.

Pero lo más flipante fue cuando durmió completamente a dos chicos y les convenció de que estaban muy incómodos y de que al despertar tendrían la necesidad de cambiar de asiento. Y les faltó tiempo para levantarse y cambiarse el sitio. ¡Una pasada!

Al resto no nos durmió, sólo necesitaba relajarnos y pedir con voz suave y grave lo que quería que hiciéramos. Bueno, a otro sí que llegó a dormirlo que roncaba y todo el muchacho tan a gusto.

El crimen perfecto

Por la noche de ese mismo día, el jueves, organicé un curso para aprender a hacer el guión  o esquema de nuestra novela negra. Acabamos a las mil porque nos lo estábamos pasando en grande con nuestros escenarios llenos de muerte, sangre y perversión. Estábamos muy comprometidos en nuestras historias y  personajes. 

Mientras ellos desgranaban sus ideas, yo les daba consejos y enseñaba cómo desarrollar tramas, personajes e investigaciones. Ellos también aportaban sus opiniones y experiencias. Se nos fue un poco de las manos y acabamos a las mil y mil de la madrugada, pero que nos quiten lo bailao.

Este taller lo desarrollé a través de lo aprendido en el curso de novela negra que se impartió en la biblioteca pública de mi barrio y que me flipó muchísimo. Aquí cuento lo que hicimos en ese curso, por si os pica la curiosidad.

Rolbretas

Al día siguiente asistí a un taller al que le tenía muchísimas ganas: Rolbretas. Allí nos enseñaron técnicas para tener libretas llenas de nuestras aventuras y apuntes rol de la forma más épica y artística. Me parece ideal para las aventuras de rol en solitario.

Nos regalaron una libreta chulísima que estuvimos maqueando según las técnicas que nos explicaba la organizadora, pero de forma muy libre. La verdad es que se me hizo cortísimo y me hubiera encantado seguir unas cuantas horas más trabajando en mi rolbreta y aprendiendo aún más técnicas.

Nuestra monitora se llama Patricia Duarte y pertenece a la asociación de rol Rolmancia. Si contactáis con ella a través de TwiXtter seguro que os cuenta más de cómo podéis embellecer vuestras rolbretas. Es encantadora.

Haz tu propio juego de mesa

En esta edición decidí repetir mi taller de "Diseña tu juego de mesa", porque me parece que encaja mucho con estas jornadas. En esta ocasión, Daniel decidió no ir porque no le hacía gracia compartir mesa con niños pequeños. Iván sí que se apuntó, porque le encanta el tema, pero también em dijo que no le hacía gracia que la franja horaria fuera tan amplia. No debería importar porque yo voy niño por niño a ver qué idea se les ha ocurrido, cómo quieren desarrollarla y a asesorarles con consejos de por donde tirar o qué materiales utilizar, pero sí que es verdad que hay pequeñines que la lían mucho y pueden molestar a los más tranquilos. 

En esta ocasión, tuve tres niños tranquilos y dos terremotos que se retroalimentaban uno al otro y que me hicieron ponerme muy seria. Tampoco ayudó que ubicaran el taller en la ludoteca infantil y sólo me dieran una mesa en la que no cabían el material y los niños juntos. Afortunadamente, el responsable de los talleres para niños, me solucionó esto último proporcionándome una mesita auxiliar para poner los materiales y despejar la mesa de trabajo.

Los peques se pusieron a trabajar en sus proyectos con mucho entusiasmo. Da gusto verlos pensar  y ejecutar sus ideas. Iván se inventó un juego de combates que incluía dados y contadores en forma de ruletas; otro niño decidió desarrollar un juego de tres fases con ambientación mitológica en el que los puntos de victoria los daba la fama que se iba adquiriendo con carisma, mascotas y batallas; una niña creó un juego de tablero con podiums de algodones y meeples de pompones; uno de los terremotos empezó a inventar un juego de tablero con personajes con sus fichas de poderes y habilidades, una dado personalizado y monstruos muy curiosos. Una pena que no pudiera terminarlo porque el otro terremoto lo llevó al lado oscuro. Por si os lo estabais preguntando, el otro terremoto ni se molestó en pensar en un juego de mesa para desarrollar. Se lo pasó pipa tirando los materiales al aire y cantando a voz en grito canciones de dudosa calidad.

Estoy pensando en hacer el taller para adolescentes el año pasado y que así se apunten mis hijos con tranquilidad, pero no hay muchos chicos de esas edades en las jornadas y seguro que me pasaría como con el del Manga. 

Cuerdas lampreras

La última noche, tras la clausura de la jornada, me presenté, ya agotada, pero con muchas ganas de aprender a un taller en le que nos iban a enseñar a cómo atar a gente con seguridad. Sí, sí, habéis leído bien: a atar gente. Y es que no veas cómo molaría poner en práctica estos conocimientos en partidas de rol en vivo sin matar nervios a nadie o cortarles el riego sanguíneo.

Los monitores eran encantadores y muy simpáticos. Hicieron el taller tan interesante que estábamos todos enganchadísimos a pesar de sueño. Y es que la cosa tiene miga, porque no vale cualquier cuerda, ni cualquier nudo. ¡Es todo un mundo!

Para empezar, las cuerdas tiene que ser de tejido natural, pero no vale cualquiera. Con las de coco acabarás desollado, las de algodón se estiran demasiado y el nudo puede acabar siendo imposible de deshacer y, con las de cáñamo lo tendrás difícil si se mojan porque encogen. Y nuca se sabe cuando te van a tirar un cubo de agua a la cabeza en una partida... Total, que nos aconsejaron utilizar de Yute, que son suaves y seguras.

La clase comenzó con un montón de teoría sobre seguridad que me hicieron plantearme no usar nunca los conocimientos recién adquiridos fuera del taller. Atar a una persona sin riesgos no es nada fácil. Además, nos enseñaron herramientas que siempre teníamos que tener a mano para cortar cuerdas, tanto si estaban tensas como si estaban holgadas. Y por último, llegó lo que todos estábamos esperando y nos metimos de lleno al lío de atar y dejarse atar.

Mi compañera de ataduras y yo nos lo pasamos en grande y nos picamos mucho cuando algo no salía como debiera.

Los monitores nos contaron que eran aficionados al Shibari y si no estuviera tan liada siempre me buscaba un curso para ahondar más en esta técnica japonesa de erotismo y ataduras holgadas. Prepárate Raúl muahahahaha

Pero, por ahora y sólo con los conocimientos adquiridos en el taller, será mejor que no ate a nadie XP

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