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lunes, 12 de abril de 2010

Daniel, el peligroso


Daniel se está convitiendo en un bebé con mucho peligro. Cada vez te agarra de los pelos con más fuerza. Y ¡Vaya tirones! ¡Qué bestia! Los que llevan gafas rápido aprenden que hay que mantener alejado al niño de sus caras o quitárselas rápidamente, porque el enano se lanza a por ellas con la velocidad de un ninja.

Y que decir de sus uñitas, parecen shuriken (estrellas ninjas). Te dejan la cara marcada como no tengas cuiidado. Hace poco su "seño" de la guardería me suplicó casi que se las cortara porque tenía el brazo lleno de arañazos suyos. Cómo todavía no tiene mucho control, el niño cada día tiene una autoheridita. Para cortárselas es un espectáculo. Peor que la que me montan los gatos. Así que, como sucede con mis peluditos, le corta un par de uñas y el resto para otro día. Así lo tenemos, hecho un aguililla, que le da miedo hasta a sus profes.

Cuando alguién le coge en brazos lo primero que suelto es "¡Cuidado!". La gente piensa que les estoy diciendo que tengan cuidado de no hacer dañó al niño y me miran un poco mal, pero es al reves. Si no tiene cuidado con él acabarán con algún pelo arrancado o una marca en la cara. Pero, a su favor, he de decir que la mayoría de los niños suelen ser así de brutitos (no digo todos porque alguna excepción habrá).

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