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jueves, 5 de julio de 2018

Cañones listos para luchar contra el monstruo

El dragón Dragogato Cuchufleto mandó llamar a los dos aventureros que tenía prisioneros con gran urgencia.

"Danipurni, Gatonur. Os he mandado llamar porque nos encontramos ante un gran peligro. Un monstruo gigante avanza hacia la mazmorra destruyendo todo a su paso. Tenemos que construir un arma muy poderosa para acabar con él", les explico muy digno.

"Pero... Si te mata nosotros podremos escapar tranquilamente. ¿No?", preguntó inocentemente Danipurni.

Los ojos del malvado dragón centellearon.

"¡No! Porque antes os quitaré todas vuestras vidas" les amenazó lleno de ira.

"Vale, vale, vaaaale. tampoco hay que ponerse así", objetó Gatonur, "¿Que nos das a cambio de hacer todo eso? Por lo menos 500 puntos, que es una misión difícil", comenzó a negociar.

"O mil", le secundó su hermano.

"¡Ya veremos! ¡A currar!", ladró el escamoso monstruo.

Los aventureros se encontraron con una mesa llena de los materiales que iban a necesitar para realizar con éxito su ardua empresa: rollos de papel higiénico, tijeras, globos, rotuladores, pompones...

La mecánica era fácil. Cortamos la parte de la boquilla del globo, los encajamos en una de las oberturas del papel del rollo, metemos un pompón, estiramos el globo, soltamos y... fuego a discreción. Como parte optativa podemos decorar el cañón con los rotus para que den más miedo.

Mientras tanto, el monstruo ogro gigante se iba acercando y acercando...

Cuando por fin tuvimos listos los cañones le disparamos por turnos (hubo que tirar dados para ver quien empezaba) y tiramos dados cada tres aciertos para ver si le hacemos daño (más de tres). Con un daño cada uno ya teníamos al bicho frito. A Iván se le dieron fatal los dados con lo que tuve que ir rebajando la dificultad para evitar un pedazo de perreta monumental. Además, su hermano, que lo consiguió la primera ya estaba protestando de lo injusto que era que su hermano tirara mil veces y el sólo tres.

El caso es que finalmente, acabamos con el monstruo y entre sus ropas encontramos un signo mágico para cada uno. ¡Yujuuuuu! Como mola pegarlos en el diario de campaña. Y encima se llevaron 100 puntos sin tener que escribir una línea en sus cuadernos.  ¡La caña!

Y lo mejor, es que luego pudieron disfrutar de una sesión puntería al ogro todo lo que quisieron estilo libre. Por supuesto, a los diez minutos hubo bronca porque uno había tirado más veces, el otro se quería quedar el ogro para él en su habitación, ambos querían jugar sin el engorro del otro... En fin, lo típico.

Por cierto, que esta misma actividad se puede hacer construyendo catapultas con palitos, pajitas y granos de arroz,  tirachinas de dedos o lo que se nos ocurra. Tiene múltiples posibilidades jejeje

4 comentarios:

  1. Sí, ya sé que te lo digo siempre pero no me cansaré de decirte que te lo curras mogollón. Besotes!!!

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  2. Madre mía!!! Me apetece jugar a mí!! Genial!!!

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