Los Turboskaters: El misterio del Cementerio de Nigrum

Dogo, Niko y Oli, los Turboskaters, vuelven para enfrentarse a un vampiro en El misterio del cementerio de Nigrum. Tras haberse enfrentado a un robot asesino en en el primer tomo, ahora toca algo mucho más tétrico y lúgubre.

En su nueva aventura se entremezclan colmillos, ajos, enfermos sospechosos, una maldición y demasiada atención mediática.

Con todo esto y mucho más deberán lidiar nuestros amigos, además de nuevos enfrentamientos con sus archienemigos sobre el monopatín: Los panteras. Por supuesto, siguen los consejos para dominar el arte del skate y se profundiza en las relaciones de los personajes y los hilos generales de la trama.

A mí esta serie, me recuerda un poco a Scooby Doo y Misterios S.L. Hasta tiene perro, el simpático Risco, que, aunque no es tan expresivo como el dibujo animado, sí que se gana a pulso un lugar de honor junto a los protagonistas a fuerza de ladridos y gula desenfrenada.

Página a página, los autores van tejiendo una trama espeluznante salpicada con la emoción de la competición sobre una tabla y cuatro ruedas y la cotidianidad de tres estudiantes de quinto de primaria en un pueblo grande y a la vez pequeño.

Todo ello acompañado por las expresivas ilustraciones de líneas suaves y redondeadas de Sara Lozoya, que le van al texto como anillo al dedo. Imposible no encariñarse con los personajes y sus muecas o expresiones de emoción extremas.

La historia nos ha enganchado muchísimo estas vacaciones y nos esperamos un tercer tomo aún más emocionante a juzgar por el inquietante final de éste. Y no añadiré más. ¡Nada de spoilers!