martes, 8 de abril de 2025

Taller de escenografía con Dungeons y Mazmorras

Fuente: Dungeons y Mazmorras

Dungeons y Mazmorras ha dado una paso más y ha organizado un taller impresionante de escenografía al que tuve la suerte de asistir.

Me planté algo nerviosa en la sede de la Factoría del rol, que fue el lugar elegido por Charly, la persona que está detrás de Dungeons y Mazmorras y que se iba a convertir en nuestro profesor ese día. La verdad es que nunca he hecho nada parecido, más allá de imprimar alguna mini y darle pintura aguada para que cojan volumen.

Pero se me quitó el miedo enseguida cuando Charly comenzó a darnos instrucciones de una forma muy amena y sencilla. La verdad que es una afición que, en una escala modesta, está al alcance de todos. Ahora, si ya quieres maravillas hay que invertir, como con todo. Sobre todo, em flipó la cortadora de hilo caliente que daba forma al poliestireno extruido con una precisión alucinante. También me molaron mucho los moldes, que, combinados con la cortadora, hacían magia. De tener un cacho rectangular de poliestireno a tener una columna preciosa, por ejemplo.

Por cierto, que para trabajar en escenografía el material estrella es el poliestireno extruido, que es el que se usa en aislamientos. Nunca el de embalaje que se deshace en pelotitas. Con eso y el kit de herramientas que nos regalaron en el taller ya hay para horas de diversión.

El kit consiste en una regla de acero (otras no sirven), tres pinceles de los más baratos que encuentres (porque se les va a dar mucha caña y destrozar así pinceles de calidad es un crimen), un cúter, una lija, un cepillo de cerdas duras, un bote de cola y un lápiz. ¡Y a crear!

Nos facilitaron bloques precortados, que con la cortadora de hilo caliente quedan perfectos, aunque se pueden hacer con cúter, mucho menos perfectos, pero muy válidos y comenzamos a customizar nuestras propias losetas, ideales para partidas de rol. Simulamos baldosas y una pared de ladrillo haciendo cortes con el cúter y separando con el lápiz. También ha que hacer los cortes que indican el fondo de la pared y suelo en los laterales para que parezca que son piezas pegadas.

La textura se la dimos presionando con bolitas de papel de aluminio, que le da una apariencia muy chula a nuestras losetas y ladrillos. Luego, cada uno decidió hacer los detalles de grietas, roturas y desperfectos a su gusto. Quedaron escenas muy chulas, pero eso sólo fue en principio.

La siguiente escenas requería de ladrillos y losetas exentos a los que dimos textura metiéndolos en una bote con tornillos y agitando como locos. Luego había que pegar las piezas con cola y, si quedaban demasiado irregulares, darles con aquaplast. Justo eso me pasó a mí y quedó muy chulo con el aquaplast, que también usamos para dar textura en un trozo de pared.

También hicimos una escenografía de piedras y rocas en la que hubo que estrenar la lija para moldear el poliestireno al gusto de cada uno.

Otra cosa que nos enseñó fue a texturizar para tablas de madera que quedaban genial, tanto si las hacías exentas o sobre la superficie de poliestireno. ¡Incluso cortamos nuestras propias columnas con ayuda de la cortadora profesional y unos moldes para columnas de Shiftinglands alucinantes.

Por la mañana imprimamos y por la tarde le aplicamos pintura aguada para darles volumen a nuestras creaciones y la técnica del pincel seco que da unos toques muy chulos a las escenografías. Admito que me costó pillar esta técnica al principio y le daba por todas partes, pero al final nuestro profesor logró hacer entender que había que insistir en las aristas para que quedara el efecto perfecto.

El tiempo que nos restaba nos lo dejó para que hiciéramos nuestros proyectos personales y, como no nos dio tiempo a acabarlos, nos ofreció material para que lo pudiéramos terminar en casa. 

¡Se me pasó el tiempo volando! Y eso que el taller duraba ocho horas. Me parecieron pocas. Aprendí muchísimo y me encantó la afición a crear escenografía. Sólo tengo dos puntos en contra: En mi casa no hay espacio suficiente y la falta de tiempo. Es decir, los males de siempre.

A ver si nos montamos algo en el pueblo y le damos al vicio en vacaciones porque a Raúl ya lo tengo convencido y a las fieras interesadas, que ya es mucho decir con la etapa adolescente de "no quiero saber nada de las aficiones de mis padres que están pasando". ¡Lo que hay que aguantar!

2 comentarios:

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