sábado, 16 de enero de 2010

La histeria


En el día a día de la mamá hay momentos terroríficos en los que la desesperación se apodera de todo y parece que no queda otra que ponerse a llorar a dúo con tu bebé. “¡¡¿¿Pero qué demonios te pasa??!!”, “¡¡Si lo que quieres es dormir ¿Por qué no te duermes?!!”. Y ahí sigue tu hijo con la boca bien abierta que parece que se le van a salir los pulmones y templando las cuerdas vocales.

Finalmente le pides por favor que se calme aunque sabes perfectamente que no te entiende, ruegas a Dios aunque seas agnóstica, vendes tu alma al demonio… Pero todo es inútil. Cuando finalmente estás a punto de cortarte las venas se obra el milagro y de repente Daniel deja de llorar y entrecierra sus ojitos. No me lo puedo creer. Va a dormirse por fin, pero los vuelve a abrir con todas sus fuerzas se pone rígido de nuevo entre tus brazos y arremete otra vez tus oídos con sus penetrantes berridos. Ya le has puesto en todas las posiciones, le has ofrecido todos sus juguetitos, le has puestos en el pecho…y nada.

Cuando a ti te parece que ha pasado un siglo y crees que necesitas una ducha urgente por los sudores del agobio, de repente, el niño se duerme. Lo dejas con cuidadito en la cunita cruzando los dedos. Si tienes suerte sigue con sus ojitos cerrados y su respiración rítmica. En mi caso esta pacífica escena suele durar máximo veinte minutos en los que aprovecho para trabajar, limpiar, comer…hasta que Daniel vuelve a abrir los ojitos. Esperemos que lo haga de buen humor, porque si no es así me espera otro ataque de histeria.

1 comentario:

  1. ¡Oh sí te comprendo! pero yo cometí el error con la niña mayor de dejarla llorar hasta que se durmiera. Ella terminó rindiéndose y durmiéndose sola. Ahora tiene 10 años, y sigue llorando. De repente se me presenta a media noche q quier dormir conmigo y se mete a la cama. Pero eso no es lo peor, si no la angustia con la que duerme muy seguido. :( Pesadiillas, llanto, patadas a media noche. Todo porque no acudí a atender su llanto.

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