viernes, 25 de febrero de 2022

Jornadas familiares en La cofradía del dragón

Este fin de semana fuimos a conocer La cofradía del dragón, una asociación chulísima que fomenta le ocio basado en juegos de mesa y rol. Tenían unas jornadas familiares de puertas abiertas y nos apuntamos sin dudarlo.

Bueno, nos apuntamos tres de cuatro, porque Daniel sigue en su línea de adolescente insoportable y demostró su rebeldía negándose a que sus padres decidieran que hacía en su tiempo de ocio. ¡Con lo bien que se lo hubiera pasado.

Jugar a juegos de mesa mola, pero hacerlo en unas jornadas, con el ambientillo y gente pasándoselo pipa a tu alrededor mola mucho más.

Nada más llegar Iván se tiró a degüello al juego de King of Tokio. Le encanta y no lo tenemos. Suelen sacarlo bastante en las jornadas a las que vamos. La mecánica es fácil. Cada jugador adopta el papel de un. monstruo y tiene que intentar sumar puntos de victoria a fuerza de conquistar Tokio o con la suerte en los dados.

Por supuesto, la cosa no va a ser tan fácil y el que entra en Tokio recibe el daño de sus contrincantes, pero ¡no se puede curar! Nadie resiste mucho dentro de la ciudad japonesa y acaba cediendo el puesto a otro que le haya pegado al menos un zarpazo. Además, podemos acumular energía (que salen en las tiradas de dados) para comprar cartas con poderes o acciones especiales.

Iván nos palizeó a puntos de victoria, aunque se quedara a las puertas de la muerte. El caso es que nos ganó y eso le hizo muy feliz.

Tras la cruenta y monstruosa lucha nos decantamos por buscar ingredientes para nuestras pociones con Potion Explotion. Nos encanta ese juego y tampoco lo tenemos en nuestra casa, así que hacía mucho que no jugábamos. Tiene una mecánica muy fácil y adictiva. Delante de cada jugador tenemos dos probetas en las que tendremos que mezclar los ingredientes (canicas) que logremos conseguir en la máquina de madera y una pipeta con tres huecos para aquellas canicas que no podamos encajar. Vamos a ir completando pociones y cogiendo nuevas para hacer, mientras buscamos hacer combos con las canicas y con el tipo de pociones, que una vez hechas se pueden utilizar (cada tipo tiene un poder diferente) para marcar la diferencia y conseguir más puntos de victoria. No recuerdo quién ganó aquí, pero no fui yo. Snif.

Tras un descanso para comer algo fuera del recinto volvimos con muchas ganas y nos encontramos con que se había comenzado una partida a Los hombres lobos de Castronegro. Pudieron hacerle un huequito a Iván, pero jugaban niños muy pequeños y la partida se descontroló un poco. Era muy divertida porque el máster la hizo muy amena, pero mi fiera tuvo claro desde el minuto uno que los lobos se iban a ir de rositas y decidió suicidarse antes de intentar poner cordura entre lo más pequeños del juego. Sólo tenía que conseguir ser elegido alcalde, ya que el que ostentaba dicho cargo era el siguiente objetivo de los hombres lobo.


Después me comentó que desde que jugaba a Blood on the ClockTower, el juego de Los hombre lobo de Castronegro le parecía demasiado simple. También se lo comentó a uno de los organizadores, que le invitó a traerlo en las siguientes jornadas y hacer de máster. El peque aceptó encantado, pero no sé yo que saldrá de ahí. Es realmente complicado llevar una partida de ese juego. Y desde luego lo veo imposible con niños descontrolados.

Para terminar nos echamos una emocionante partida a Ubongo, con muchas risas y protestas. "Esto es imposibleeeee", exclamábamos el peque y yo mientras Raúl resolvía todas sin despeinarse. 

Lo pasamos genial. Volveremos sin duda.

martes, 22 de febrero de 2022

Dulce ingeniería y como mejorar la experiencia

De casualidad encontramos por Netflix un reality show que mezclaba ingeniería con repostería, Dulce ingeniería, y nos pareció curioso. Nos gustaba ver cómo se las ingeniaban los participantes para crear bombas de azúcar mecanizadas. Pero cuando tocaba el turno de que los jueces probaran las tartas lo pasábamos muy mal de pura envidia. Salivábamos más que el perro de Pavlov. 

Tanto es así que en uno de los programas se me ocurrió ponerles delante a los chiquillos un bizcocho untado con nocilla y espolvoreado con coco rallado. Un éxito, a pesar de la cutrez. una cosa llevó a la otra y al siguiente capítulos teníamos delante minitrozos de tarta comprados en pastelería, entre ellos uno de zanahoria diferente y delicioso. Eran los cuartos de final.

En las semifinales no podíamos ir a menos y nos hicimos con pastelitos varios. Pero el padre nos llamó al orden. Qué es eso de asaltar pastelerías sólo para ver un programa de televisión más a gusto.

Tenía razón, por supuesto. Así que a la final tenía todo listo para no caer en la tentación de asaltar pastelerías, sólo el lineal de repostería del super mercado. Me vine a casa con volovanes, chocolates para fundir, crema pastelera en tetrabrick, nocilla y un descubrimiento que me ha encantado que se llama crema fraché o algo así. Que conste que no olvidé la parte sana y las fresas, el plátano y las manzanas estuvieron presentes. Eso, sí, las últimas hervidas con azúcar y canela que les da mejor sabor.

Encima, en casa tenía dulce de leche de otra cosa que hicimos y que añadí gustosa al buffet libre de hazte tu propia tartaleta.

En los volavanes vertí chocolate blanco o negro para hacer una base dulce (por si me había parecido poco) y puse todo el material desplegado en la mesa. Como ya sospechábamos todos los niños ni se acercaron a la fruta y eso que la crema fraché con la fruta y la base de chocolate estaba de miedo.

Además, por si acaso, había recubierto unos bizcochos de chocolate blanco o negro y le había puesto un adorno muy cuqui (que también compré en el supermercado), por si acaso no les gustaba la idea de las tartaletas.

Resultado: Un empacho a dulces de los épicos.

Y encima estuvimos más atentos a los que mezclábamos y dejábamos de mezclar que a la final, pero que nos quiten los bailado. Lo disfrutamos a tope. Aunque esta semana habrá que cortarse mucho con el azúcar.

viernes, 18 de febrero de 2022

Time-out y Blood on the clocktower en Kamikaze shop

El sábado nos apuntamos a las jornadas de juegos de Kamikaze Freak Shop. Hacía mucho que queríamos volver, pero no nos coincidía. Es el único sitio que conocemos en el que se juega a Blood on the ClockTower, un juego flipante del que Iván se hizo su propia copia en cuanto pudo para jugar con los amigos en los recreos (una pena que acabaran prohibiendo todos los juegos de cartas por el tema del COVID).

Se trata de un juego de roles ocultos parecido a los hombres lobo de Castronegro, pero un millón de veces más complicado. Aquí todos tienen poderes: los demonios, los esbirros, los aldeanos y los forasteros. Unos envenenan para que tu poder no funcione bien, otros matan indiscriminadamente, otros ven pistas, otros reviven a muertos... ¡Vamos! Que pasa de todo y la gente se vuelve muy loca dándolo todo. Risas aseguradas.

Como hasta después de la cena (unas pizzas que se piden para comer en la tienda) no se organiza la partida a Blood on the clock tower, nos apuntamos a otra partida multitudinaria a Time-out, un juego muy divertido que no conocía. Es un party basado en el juego de las películas norteamericano. Se eligen cuatro categorías (en esta ocasión fueron series, personajes, dioses y Disney), se reparten siete tarjetas al azar entre los jugadores. De las siete cada uno descarta las dos que le parezcan más difíciles, se juntan las cinco seleccionadas por cada uno, se barajan y comienza el primer turno. Jugamos en dos equipos de cuatro y cinco personas. Un jugador de un equipo coge el taco de tarjetas y tiene que conseguir que los de su equipo adivinen el mayor número posible describiendo lo que lee sin usar las palabras de la tarjeta en 40 segundos. El equipo se queda con las tarjetas acertadas y el taco se pasa a un jugador del siguiente equipo para que describa las tarjetas que le toque. Así hasta que se acaben todas las tarjetas. 

Entonces, se cuentan los puntos, se vuelven a barajar las mismas tarjetas y comienza la segunda ronda. Ahora sólo podemos decir una palabra por tarjeta y el equipo sólo puede dar una respuesta. Lo bueno es que ahora se puede pasar directamente a la siguiente tarjeta si vemos que no hay manera de adivinarla o el equipo da una respuesta incorrecta. Cuando pasan los 40 segundos se pasa el taco al equipo contrario y se repite la dinámica hasta que se acaban las tarjetas. Se vuelve a contar los puntos, se vuelven a recoger las tarjetas, se vuelven a barajar y comienza la última ronda: ¡la de mímica y onomatopeyas!

La más difícil y divertida de todas. De nuevo un jugador tiene 40 segundos para hacer que su equipe adivine la tarjeta usando sólo su cuerpo y los sonidos que pueda emitir, pero sin palabras. También puedes pasar a la siguiente tarjeta si no ves cómo representarla o al equipo le cuesta demasiado sacarle. Recordad que sólo tenemos 40 segundos para acertar el mayor número posible de tarjetas.

Al final gana el equipo que más puntos haya tenido en total. A Iván le gustó tanto que se hizo su propio Time-up al día siguiente. Es un poco caótico porque no ha tenido en cuenta el tema de organizarlo por categorías, pero es muy divertido jugarlo. Habrá que ampliarlo y hacer lo de las categorías cuando tengamos tiempo (Ja, tener tiempo, que chiste más bueno).

Tras las pizzas, comenzó lo que todos estábamos esperando: una intensa sesión de Blood on the clocktower. Al pueblo ha llegado un demonio (mata a alguien cada noche) que ha poseído el cuerpo de uno de los habitantes, pero no sabemos de cual. Uno de los jugadores coge ese rol y puede elegir entre tres roles de aldeanos o forasteros como tapadera. No viene sólo ya que se trae a sus esbirros para que le ayuden, pero estos pobres vienen sin tapadera y tienen que arreglársela como puedan. Por eso es importante saberse los roles para poder defender su inocencia. Hay roles de los buenos que no se pueden desvelar de buenas a primeras o serán las siguientes víctimas del demonio, que no le interesa que sigan acorralándole con sus poderes. es el caso del matademonios (que puede disparar y matar directamente al demonio de un disparo durante el día una vez por partida si tiene sospechas), el monje (que puede evitar cada noche que el demonio mate a alguien), la adivina (que señala cada noche a dos jugadores y el máster le indica si son buenos o malos, pero cuidado que hay falsos resultados de malos), el científico loco (que puede revivir a un muerto una vez por partida)... Eso es lo que deben aprovechar los esbirros para esconder sus malas intenciones. Es muy divertido cuando dos personajes afirman tener el mismo rol, así ya se sabe que uno de los dos miente porque sólo puede haber un rol de cada personaje en juego. También es difícil defenderse cuando no puedes confesar tu rol por miedo a no sobrevivir la noche. Y cuidado porque hay un esbirro que puede envenenarte sin que te des cuenta y hacer que tus poderes funcionen mal. O puede resultar que estés borracho y te creas quien no eres. Ya digo que el juego es de los más complicado.

Cada noche muere un jugador, o no, porque el monje puede defenderlo. Y cada día los jugadores pueden acusar a uno o varios y votar para ver quién muere. El que más votos consiga se va al cadalso, pero si hay empate no muere ninguno. Precisamente, casi me tiro al cuello de unos jugadores precisamente por este tema. Habíamos logrado acorralar al demonio, ¡hasta algún muerto lo había votado! (los muertos pueden seguir opinando, duermen cada noche como el resto, tienen un voto para utilizar una vez en la partida, pierden sus poderes y no pueden acusar). Y entonces, entonces, un jugador se alzó para acusar al psicópata (un personaje muy singular que luego os explico) y, lo peor de todo, muchos jugadores se animaron a seguirle el juego y acabó la cosa en empate regalándoles otro turno más a los malos y perdiendo los valiosos votos de los muertos. El máster tuvo que poner orden para que la cosa no se saliera de madre. Por una lado, nos reíamos, de la situación pero por otro queríamos llevar al cadalso a los que nos habían fastidiado la ejecución.

El psicópata es un personaje singular que puede matar a un jugador cada día si así lo quiere. En cuanto mata al primero se descubre. Es un esbirro del demonio, pero no sabe quienes son sus aliados, así que se deben andar con tiento para no cargárselos en el proceso. Matarlo es bastante difícil porque, además de tener que conseguir el número de votos mínimo, hay que jugar con él a piedra, papel y tijera. En las dos partidas que jugamos fue imposible matarlo. Y doy fe que lo intentaron. Yo vi claro que salía más rentable perseguir al diablo que perder el tiempo con el psicópata.

En la segunda partida este papel le tocó a Iván, que derrocho aptitudes interpretativas con su papel. Mataba a sus víctimas con un hacha y terroríficas muecas malignas. Intercalando comentarios para dejar claro por qué los había elegido. Y cada vez que le votaban para su ejecución se quejaba lastimero: "Encima que os preparo hamburguesas de carne humana...", "Encima que, como no os gustaron las hamburguesas os he hecho perritos con el matademonios...". Y cada vez que acusaba él a alguien alzaba las dos manos y las dos piernas para que le contaran cuatro votos. Estaba imitando al chico que había hecho de psicópata en la partida anterior, pero hay que decir que su versión era tan divertida como la de su predecesor. Es un rol que da mucho juego.

Por cierto, cada partida es diferente porque el máster cambia los roles de una a otra, con diferentes poderes y atributos, aunque el número de cada tipo se determina en función del número de jugadores.

Con mucha pena nos fuimos sin poder jugar una tercera partida porque ya era muy tarde y tampoco es cuestión de meter a los peques mucho más tarde en la cama, aunque esa noche se fueron a las  dos y media pasadas de la madrugada. Eso sí, contentísimos con las jornadas.

martes, 15 de febrero de 2022

La caza, escape home

El domingo por la tarde, nuestra casa se oscureció y aparecieron extraños portales, pero estaban muy escondidos. Todavía no éramos conscientes de lo que estaba pasando. A las malas descubrimos que nuestra casa se había llenado de trampas y que detrás de todo estaban unas monstruosas criaturas que habían viajado desde sus dimensiones para darnos caza. ¡Había comenzado un nuevo torneo de caza interdimensional y nosotros éramos sus presas!

Teníamos que hacer algo o acabaríamos como trofeos en sus salas. Buscamos por toda la casa objetos que pudiéramos usar como armas, cuando nos encontráramos con nuestros enemigos, y pistas para cerrar los malditos portales. No queríamos que vinieran más.

Si encontrábamos un cazador antes que el arma necesaria para abatirlo, sólo nos quedaba huir como pudiéramos resistiendo sus ataques.

Esos ataques y las trampas en las que caíamos nos iban haciendo daño. Casi consiguen herirnos, nos quedamos a las puertas de tener que seguir la aventura con un ojo guiñado, pudiendo usar sólo la mano izquierda, con hipo o con la lengua fuera; pero ni siquiera la deliciosa y sospechosa comida envenenada que nos pusieron en la cocina logró tentarnos.

La lluvia de confeti al atravesar una de las puertas fue lo que más nos sorprendió. Y quemar uno de esos portales malditos lo más emocionante de todo. Tuvimos que quemarlo con seguridad en un lugar sin peligro de accidentes y con supervisión adulta, pero eso no le quitó ni un ápice de interés.

Hasta encontramos unos huevos de hielo en la bañera. Creímos que sería muy difícil derretirlos y conseguir los símbolos arcanos de su interior, pero el agua caliente hizo bien su trabajo.

Lo más difícil fue atravesar el laberinto láser. Para hacerlo sin tocar ni un hilo tuvimos que escalar por las sillas laterales. Pero una vez terminada la aventura pudimos meternos por el medio ya con luz. Confieso que yo me quedé atrapada a la mitad y tuve que salir por las sillas de nuevo. Iván y Daniel no tuvieron ningún problema en llegar hasta el fondo buscando huecos entre la maraña naranja (no tenía lana roja suficiente).

Finalmente Iván consiguió sortear la mayoría de las trampas, cazar a todos los bichos y cerrar los portales con un poco de ayuda de su mami, sobre todo a la hora de sujetarle la linterna para que pudiera hacer las pruebas.

Aprovechamos una tarde que Raúl estaba en una timba con sus amigos y Daniel se había ido al cine con los suyos, para hacer el despliegue del juego, que tenía su enjundia. No es de esos juegos que se montan en cinco minutos, no. Encima hay que hacerlo metódicamente, porque te vas cerrando habitaciones. Más de una vez, cuando tenía ya un acceso cerrado, me he acordado de que faltaba algo al otro lado y me ha tocado hacer malabarismos.

Pero todo valió la pena porque el peque se lo pasó bomba. Tanto que luego le puso los dientes largos al hermano, que ahora quiere jugarlo aún después de haberme dejado muy claro cuando se lo propuse que él ya no tenía edad para esos jueguitos. De nada sirvió mi discurso de "siempre se tiene edad para pasarlo bien. Él erre que erre que le iba hacer perder su precioso tiempo, así que lo saqué de la ecuación y ahora hay que volver a meterle. Aaaay, la adolescencia. Cuanta tontería se nos mete en el cuerpo.

En fin, que tras mucho meditar y una encuesta en twitter. Al final le voy a hacer la segunda parte del juego, aunque no sé cuando, porque estoy muy liada. Mucho, mucho. En Twitter he puesto otra encuesta para decidir la trama de la nueva caza. Si quieres participar vota en este link. Te lo agradeceré mucho. ¡A ver lo que sale! (ENCUESTA FINALIZADA: la segunda parte irá sobre desequilibrios en el multiverso por haber cerrado mal los portales).

Y si te apetece jugarlo con los peques aquí te dejo para descargar los PDF de La Caza y de La Caza versión amable niños más impresionables totalmente gratis. Si lo haces y te apetece contarme por redes, o aquí en un comentario, si te ha gustado o no y lo que mejorarías me ayudarías a hacer mejor el siguiente. Y, además me haría mucha ilusión :)











lunes, 14 de febrero de 2022

El día de la Mujer y la niña en la ciencia

El viernes se celebró el Día Internacional de la mujer y la niña en la ciencia y cualquier excusa es buena para liarse a hacer experimentos caseros, así que busqué unos sencillitos en google. Los requisitos indispensables eran que no necesitara mucho tiempo de preparación y que tuviera los elementos necesarios en casa. No tenía tiempo de ir a comprar.

Entre los que encontré, la mayoría ya los habíamos hecho y otros eran extremadamente difíciles. Al final elegí dos muy curiosos.

El primero consistí en hacer que una flecha cambiara la dirección usando un vaso lleno de agua. la magia de la dirección de la luz y su refracción. 

De tantos elementos como debe atravesar, la luz refleja en nuestra retina una imagen totalmente distorsionada. Aunque al hacer el experimento pueda parecer cosa de magia.

El segundo experimento era una recreación del proceso de la lluvia. Las gotas de agua se juntan en la nube y cuando son muchas chocan entre ellas o con una superficie sólida y caen en forma de lluvia. Para simularlo cogemos un recipiente trasparente y largo, lo llenamos de agua (va a ser el cielo), le ponemos espuma de afeitar en la superficie (será la nube y debemos dejar que se asiente durante unos minutos antes del siguiente paso, echamos gotas de colorante azul sobre la espuma de afeitar y esperamos.

Esperamos muuucho, porque la verdad es que las gotas de colorante tardaron la vida en atravesar la espuma y caer a través del agua hasta el suelo de la jarra de cristal. Tanto tardaba que nos cansamos de observar y nos pusimos a hacer otra cosa: minibizcochos.

Nos despistamos bastante y cuando volvimos al experimento ya estaban cayendo las gotas y no sabíamos desde cuándo.

La verdad es que la simulación hace un efecto muy bonito.



martes, 8 de febrero de 2022

El Pardo del terror

El descanso después de la batalla
El sábado decidimos darnos una salto a El Pardo para disfrutar del solecito y la buena temperatura que está haciendo últimamente. Esperábamos un entorno floreado primaveral, a pesar de las fechas, porque el reloj biológico de la naturaleza no sabe de calendarios. Pero nos encontramos con muchos signos inquietantes que removieron nuestra ya de por sí torrencial imaginación.

Adentrándonos en el peligro
Para empezar parecía haber sido víctima de un terremoto, pero no. Es que los efectos de la Filomena aún se dejan ver ¡un años después! Árboles tirados, ramas rotas, arbustos devastados... pensaba que la zona contaba con mantenimiento, pero, o no es así o no ven necesarios retirar a las víctimas del entorno. después de todo acabarán por servir de abono a las generaciones venideras.

Superando obstáculos
Y no es que me queje porque ha quedado un escenario de juegos perfectos para fieras inquietas. Eso sí, puede que un pelín peligrosillo con tanto tronco podrido. Hay que andarse con mucho ojo para evitar accidentes.

Zancadilla mortal
También admito que intentamos transitar por dónde no hubiera mucha gente, con lo que nos metimos por los caminos más intrincados y salvajes, en los que nos encontramos con trampas, barreras, obstáculos y peligros a porrillo. Tantos, que al final el espíritu aventurero de los peques se resquebrajó un poco y clamaban por volver a un camino principal. Preferían lidiar con el peligro de contagio, que con más hoyos traicioneros, raíces que te ponen la zancadilla, pinchos mortales...

Iván casi es atrapado por el enemigo
Fue un paseo de una par de horas, pero dieron para mucho. Incluso un árbol intentó agarrar a Iván por la cabeza, pero no logró su objetivo porque el churumbel fue más rápido. no es que sea muy difícil ser más rápido que un árbol, pero no le quitemos mérito.

Trampa de pinchos
Por su parte, Daniel fue atrapado en una trampa de pinchos, pero sus compañeros de aventuras le ayudamos a escapar.

Los árboles de esa parte del Pardo dan mucho miedo.

Extrañas marcas en la tierra
También encontramos tierra sospechosamente removida y agujeros sospechosos, estratégicamente colocados para que los incautos metan el pie y se escacharranchen. Tras mucho investigar llegamos a la conclusión de que los que estaban detrás del malvado plan tuercetobillos no podían ser otros que los jabalís. De hecho, Raúl afirmó ver uno huyendo de los domingueros a la velocidad del rayo (aclaración: los domingueros éramos nosotros).

Tesoros de piedras preciosas
Finalmente encontramos un tesoro en piedras preciosas muy chulas, pero que tuvimos que dejar dónde las encontramos porque me negué a que tales maravillas entraran en mi casa, que ya está demasiado llena de tesoros de parecida índole.

Luchas cruentas...
Esa mañana nos fuimos a casa con el fragor de la batalla contra los árboles aún en nuestras cabezas y la satisfacción de haber paladeado cada victoria.

... Y victorias épicas

Elemental surgiendo de la tierra

No hicimos caso a las señales

la amenaza se cernía sobre nosotros

Investigamos cada pista

Esto es bonito sin más

Cada detalle era examinado

Nada nos detuvo

Trampa tuercetobillos

Discutiendo estrategias

Árboles disimulando segundos antes del ataque

Ramas acechantes