domingo, 30 de junio de 2013

El tobillo hinchado

El domingo nos dimos cuenta de que Daniel tenía el tobillo exageradamente hinchado. "Esto es de un bicho que le ha picado" Pensamos los dos. En un principio barajamos la posibilidad de ir a urgencias, pero es la segunda vez que le pasa (en otra ocasión se le hinchó la mano) y la solución fue darle Dalsy para que bajara la inflamación y poco más. Cómo el peque no acusaba dolor ni picores le dimos la medicina y nos fuimos a casa de la abuela Chari que nos había invitado a disfrutar de su piscina.

Pasamos un día muy agradable, pero cuando llegamos a casa el niño empezó a quejarse de que le dolía. Lo atribuí a que no quería ir al cole el lunes y no le di más importancia.

La noche la pasó bien, pero cuando su padre le despertó el chiquitín aseguraba que no era capaz de apoyar el pie. Mi marido me llamó al trabajo para informarme de la situación, dejó al bebé en la guardería y llevó al grande a urgencias. Allí le dijeron que era una picadura infectada, le mandaron antibiótico durante ocho días, descanso y que le limpiáramos la herida con agua caliente y sal para que le saliera el pus.

Pasé una jornada laboral muy angustiada y maldiciéndome por no haberle llevado a urgencias el domingo. Cómo no teníamos con quien dejarlo, su papá se lo llevó al trabajo. Coincidía que tenía una fiesta de degustación de jamón y queso que hacen todos los años y el chiquillo se lo pasó en grande devorando viandas y mimado por los compañeros de Raúl. Cuando llegó la hora de ponerse serio Raúl sacó la artillería pesada, le dio al niño la tablet con puzzles y juegos adecuados a su edad y pinturas y papel para que se entretuviera mientras él trabajaba.

Llegaron tardísimo a casa mientras la mami se comía las uñas de pura angustia. Raúl aseguraba que le había visto bastante bien aunque cojeara un poco, pero en ese momento todo eran muecas de dolor, así que pasé a casa de la vecina para pedirle que se quedar con él a la mañana siguiente y no tener que llevarlo al colegio.

La vecina, que es una encanto, accedió de mil amores. Cuando recogí al peque me aseguró que se había portado de fábula, que se lo habían pasado genial y que se habían reído mucho. Recalcó que se notaba que el chiquillo estaba bien educado, con lo que me hinché como una pavo. Que orgullo para mí que digan eso de mi hijo.

Por supuesto, el peque empezó a portarse mal al segundo de verme. Me lo llevé a su pediatra tal y como le habían recomendado a Raúl en urgencias. La médico empezó poniendo caras de "otra vez aquí esta mamá histérica. Fijo que es un tontería", pero se quedó lívida cuando vio el tobillo. No se podía creer que el día anterior hubiera estado mucho peor. Me insistió en que no se me ocurriera saltarme ninguna toma del antibiótico y que se lo limpiáramos bien. "Si ves que se vuelve a llenar de pus, se pone la zona tensa y caliente vuelvas porque tendremos que hacerle un pequeño corte para sacarle la infección". Daniel empezó mal la visita, pero en cuanto solté la palabra premio fue un niño modelo.

El premio consistió en hacer figuras con ganchitos, gusanitos, bolitas de maiz, estrellas etc. Mójabamos las partes que queríamos pegar y las juntábamos para hacer estrellas, flores, monigotes, figuras abstractas... y luego se las comían. En realidad, Iván se lo comía todo directamente y no parecía entender que tenía de divertido jugar con la comida en vez de engullirla directamente. Cuando se hartó abandono el juego y me sneté con él a leerle cuentos, mientras su hermano jugaba.

Sin mi presencia acabó por meter las chuches en el agua a mogollón. Cuando pasé a supervisar me aseguró que había hecho una sopa mágica porque era un brujo.

sábado, 29 de junio de 2013

La reina de las fiestas picnic

Unos cuantos padres de la antigua clase de Daniel de la Escuela Infantil decidieron hacer un picnic en un parque y reunir a los chiquillos para que jugaran a gusto. Me pareció una idea genial y no dudé en apuntarme.

Pensaba que sería cuestión de sentarse en el césped a comer bocatas y patas fritas, pero estaba muy equivocada. Una de las chicas que asistieron era única en animar fiestas infantiles y se sacó de la manga globos, una larguísima guirnalda, helados y una casita de cartón enorme para que los niños pintaran y usaran en sus juegos. ¡Todo un éxito! Los peques casi no pisaron los columpios y se dedicaron a engalanar las paredes de cartón con ahínco, ha estallar globos o a cargarse (tristemente) la preciosa guirnalda amarilla.

Las madres y padres se curraron la comida y hubo de todo: pescado empanado, rabas de calamar, tortilla de patatas... ¡Todo un banquete!

Lo pasamos genial y, como siempre, nos costó un mundo convencer a los chiquitines para volver a casa.





viernes, 28 de junio de 2013

El tío loco

De repente se me ocurrió un juego para sacar información sobre el cole al mi niño mayor. Mamá le hacía preguntas al peque y él tenía que responder sí o no. Muy sencillo. Empecé con cosas que sabía a ciencia cierta. "¿Te llamas Antonio?" "¡NO!" "¿Tienes tres años?" "¡Sí!" "¿Has pintado hoy con pinturas en el cole?" "¡Sí!" "¿Has jugado con plastilina?" "No" "¿Te lo has pasado bien en el recreo?" "Sí, Luís se ha sentado encima del Tío Loco" "Eeeeh" madre descolocada por la respuesta.

"Es que el Tío Loco nos pega y nosotros le pegamos a él. Pero yo ya nooooo. Luis y Juan sí, pero yo ya noooooo" aseguró poniendo ojitos inocentes.

"Pero no está bien pegar a un niño entre tres" respondí yo cual Pepito Grillo.
"Es que le tío loco tiene cinco aaaaaños y nos pega" Alucinando estaba.
"¿Eso es lo que hacéis en el recreo?" exclamé ojoplática.
"Y también jugamos a superhéroes, a gatitos y perritos y a las guerras" ¡Yujuuuu! Qué educativo (lease la ironía de esta frase).

Ya no sabía si tenía que darme pena el tío loco por el acoso de tres enanos o al contrario porque fuera un abusón y viera en los tres víctimas fáciles. Conociendo a los tres elementos mucho me temo que los primero.

"¿Pero no hay ningún adulto que os regañe?"
"Noooooooo. Y a veces el tío loco me pega. Perooo ¡No pasa nada!"

¿Que no pasa nada? Cada vez me convenzo más de que el colegio es la jungla. Claro que teniendo sólo la versión de un niño de tres años que confunde la realidad con la ficción, tengo que creerme la mitad.

jueves, 27 de junio de 2013

Las pesadillas

"Mami, yo sólo tengo sueños malos y quiero tener sueños bonitos. ¿Por qué no tengo sueños bonitos?" Me preguntó el peque muy preocupado un día.

Mi mente se trasladó a un pasado no muy lejano.

"¡Venga Mickey! ¡Acaba con él! ¡Rómpele la cabeza!" Jaleaba Daniel mientras veía capítulos antiguos del famoso personaje de Walt Disney.

"Mira mami. Voy a cortar el tiburón, le voy a sacar la piel, la sangre y los huesos" Me explicaba mi hijo entusiasmado enarbolando una animal de plástico delante de mis narices.

"Soy Rafaelo y voy a machacar a esos roboooooots" grita mi primogénito por el pasillo espada en mano.

"Mami, Gael y yo le vamos a cortar la cabeza a Luis y nos la vamos a comer" aseguran Daniel y su amiguito muy sonrientes.

De golpe vuelvo al presenta y a la conversación que nos ocupa.

"Ummmm. Hijo. ¿Has probado en pensar en cosas bonitas primero?"

miércoles, 26 de junio de 2013

Una regla para dibujar y escribir

Hace unos días encontré por casualidad unas reglas muy parecidas a unas que tuve yo de pequeña mientras rebuscaba en un Todo a Cién. Me trajo tan buenos recuerdos que las compré para Daniel. Además de líneas rectas ayudan a escribir letras y formas geométricas. Yo pasaba horas y horas repasando las figuras con lápices de colores.

En un momento de aburrimiento infantil se las saqué para que disfrutara tanto como yo, pero el chiquillo se encontró con que no era tan fácil. Para empezar el lápiz elegido tenía que estar extremadamente afilado para que cupiera en las líneas de las letras. Y encima la regla se empeñaba en moverse cada vez que él intentaba dibujar algo con lo que no salía tan bonito como lo que había hecho mamá. Enfurriñado las apartó un lado al grito de "¡Es demasiado difícil!". Me ofrecí a sentarme con él, pero no quiso ni oír hablar de reanudar el juego.

Allí se quedaron las reglas, arrinconadas y olvidadas. Hasta que un día papá las encontró y las sacó de nuevo. Daniel encontró el interés perdido porque ahora era papi el que le proponía jugar. Además, se sentó con él y lo ayudó en todo momento con lo que las tornas cambiaron ya hora eran las mejores reglas del mundo.

Sé que me tenía que haber sentado con él la primera vez para ayudarlo, pero es que hay veces que mamá tiene que hacer cosas de la casa que ya no se pueden postergar más y a los niños les toca entretenerse solos un rato.

martes, 25 de junio de 2013

Daniel dice que es demasiado mayor para las siestas

Desde que Daniel empezó el horario de junio, sólo de mañana, en su cole y acude a la ludoteca por las tardes se acabaron las siestas. En el centro ya no las hace y ha extendido la costumbre a casa. ¡Con los sana que es! Asegura que ya es mayor y que por eso ya no tiene que hacerlas. Claro, que ha cierta hora de la tarde ya hay que empezar a aguantarle el mal humor, pero luego se queda frito en cuestión de minutos cuando es la hora de ir a la cama. Me sigue costando convencerle para que se tumbe, pero cuando lo hace no pasa mucho tiempo hasta que le oigo roncar bajito.

Lluvia de premios bichejos

Verónika, de Una bichillo en casa, ha escrito unos post de agradecimiento de premios muy inusuales. Ha agradecido, cambiando las reglas a placer y otorgado el pack completo de premios a 40 blogueros agraciados y... ¡Yo he sido uno de ellos! Yujuuuuuuu... Muchas gracias guapa.

Esta mami tiene una niña preciosa en casa, con unos ojos impresionantes que ha sacado de ella, una sonrisa enorme y mucha personalidad. Las historias que nos cuenta son todo ternura y rebosan simpatía y gracia, porque Verónika lleva la maternidad con muchas sonrisas y mimo.

Este post va a ser un poco interminable, pero ¡Vamos allá!



Primero vamos con dos versiones de Versatile blogger que pide que digas siete cosas sobre ti. El siguiente premio, Seven thing about me, también tiene la misma penitencia, así que junto los tres y listo.

1- Me encanta hacer cosas divertidas con mis hijos.
2- Tengo muy poca confianza en mi misma y siempre estoy buscando en qué he fallado.
3- Adoro leer.
4- Mis gatos siempre acuden a mí para que les salve de los chiquillos.

5- Mi marido y yo nos amamos profundamente hasta en los peores momentos. Hasta cuando me entran las ansias asesinas.
6- Quiero que mi mami venga más a verme y ella que vayamos nosotros más a verla.
7- Mis hermano son tan importantes para mí que considero que el mejor regalo que le podía hacer a Daniel es Iván y a Iván, Dániel.

El premio dardo pide que agradezcas que hayan pensado en ti. ¡¡Muchas gracias Verónika!!






El siguiente premio es el de la niña de las flores. Cómo me gusta este premio. Y viene acompañado de unas preguntas que ya contesté en su día en otra entrada, así que me ahorro volver a hacerlo. ¿He dicho ya que soy un poquito vaga?




Lovely Blog Award viene con más preguntas y esta vez sí que no me libro.

¿qué es lo que más detestas de una persona?
El egoismo

Tu mayor virtud
La empatia

Tu peor defecto
El despiste extremo

¿Cual es esa canción que cada vez que la escuchas te da un vuelco el corazón?
¡¡Chiquilla!! Demasiados recuerdos locos.

Si pudieras elegir ¿qué destino elegirías para tu viaje de ensueño?
Imposible elegir uno: Vuelta al mundo

Tu mayor decepción
El gobierno español

Tu mayor ilusión
Que de crisis peores hemos salido y esta también la vamos a superar.




Tu blog mi inspira es otro bonito premio que me  ha otorgado la mamá de la bichillo. ¡¡Éste sí que viene cargado de preguntas!! Y al final tengo que añadir yo otra más.

1. La serie más reciente que te haya enganchado: Life on Mars
2. Un capricho cumplido: Ser mamá
3. Mi prenda favorita del otoño: Playeras forever para correr detrás de mis monstruitos.
4. Un objeto de deseo: Pues ahora mismo no se me ocurre. Hace muchísimo que no me compro ningún capricho para mí. ¡Ya es hora de solucionar eso!
5. Un diseñador: No tengo ni pajorera idea de moda. Lo siento.
6. Un sabor: Chocolate. Es irresistible
7. Una fruta: Platano ¡de canarias!
8. Un lugar para visitar: Todos
9. Una ciudad: Roma
10. Un lugar para enamorarse: No hace falta un lugar sino la persona adecuada.
11. Una isla: Gran Canaria
12. Un complemento: pendientes
13. Un plan para un domingo de otoño: Jugar con las hojas que se han caído de los árboles.
14. Un cadena de TV: Yo soy más de disco duro o DVD.
15. Lo mejor de la TV: Ummm.. Ummm.. ¿El dinotren?
16. La última canción que se instaló en tu cabeza: Na naná nananá na naná... (Barrio sésamo). Lleva años rondando por mi cabeza.
17. Una actriz: Ángela Molina
18. Un actor: Georges Clooney
19. Una musa: Calíope
20. Una revista: Cosas de casa
21. Un sueño: Dormir a pata suelta
22. Último vicio: Chocolate. Primero, segundo, ultimo...
23. Con que regalo siempre aciertas: con los personalizados
24. Mi postre favorito: Chocolate jaja
25. Lo que me molesta: La mala educación
26. Mi mascota favorita: El perro
27. Blanco o Negro: Blanco
28. Tu mayor fobia: las cucarachas. ¡Aaaarg!
29. Actitud de todos los días: Dónde he puesto mi café? zzzzzzzz
30. ¿Que es la perfección? Un horror. Te lo digo yo que tenía un padre perfecto.
31. Color favorito: Amarillo
32. Animal favorito: El conejo
33. Número favorito: 4
34. Perfume que estoy usando: Ninguno
35. Prefieres recibir o dar regalos: Depende (Hay gente muy difícil de regalar y que siempre reciben el presente con uan crítica. Buuuuf)
36. Último día que usaste sombra de ojos: El primer día de trabajo. El lunes pasado.
37. Día de la semana favorito: Sábado
38. Tienes tus uñas pintadas ahora: No
39. Mi pasión: Escribir.
40. Un libro: Botones de soltero

Mi pregunta:
41. Que es lo mejor de tu vida




"su blog es muy tierno, pásalo a 8 blogs que también lo sean". éste mensaje acompaña al premio Seu blog e uma fofura!, que también es pura ternura con ese oso panda amoroso que lo adorna. Éste sólo pide que se lo pases a ocho blogs.




Y por último, el Liebster Award, que pide que digas siete cosas sobre ti. ¡Otras siete! ¡Madre mía!

- Últimamente tengo la memoria a corto plazo bastante estropeadilla
- Mis hijos tienen una plan diabólico para volverme loca. ¡Estoy segura! Aunque ellos lo niegan.
- Mis gatos se han unido al plan diabólico. Han hecho una tregua para unirse contra mi.
- Me encanta todo lo dulce, destacando el chocolate con leche Ummmmm
- Estoy enganchada al blog, pero no tanto como para desatender a la familia. Hoy por ejemplo, no me he acordado de él hasta que he acostado a los peques.
- He encontrado una trabajo mileurista con un horario maravilloso para conciliar y me siento muy afortunada, aunque me apena que los peques se hayan quedado sin vacaciones de verano largas.
- Cuando hago cosas con los peques me acabo dando cuenta que me porto como un renacuajo más. Disfruto más que ello e incluso me enfado por unas tonterías...

Y ahora lo realmente difícil. Pasar tooooodos estos premios a... ¡40 blogs!

Duerme feliz, sin llorar

Atemprmv

Casa Tere

Arteenrosa

Los niños viene con un blog bajo el brazo

Descalza por el parque

Plagiando a mi Alter Ego

Mi modo de ver la vida

Diario de una madre en prácticas

El blog de Renné

Buscando el positivo

Mis trucos y tus trucos para educar

Diario de una mamá periodista

O Cantinho de Piruli

De mi maternidad y otros demonios

Turkish Angora World

Los niños vienen con un blog bajo el brazo

El Espejo de la Entrada

Mamá también sabe

Ya estoy aqui mama!! Mamá y bloguera en Prácticas- Luchando (a veces) Contracorriente


lunes, 24 de junio de 2013

Viva el día de la música y el día del deporte

No tenía ni idea de que el viernes era el día de la música, ni que el sábado lo fuera del deporte. Me temo que no hay días en el año para celebrar, conmemorar o recordar tantas cosas.

De estos dos eventos no enteramos por sorpresa.

El viernes nos encaminábamos hacia el supermercado cuando nos encontramos con una autobús de dos pisos y una banda tocando encima. A mis hijos les llamó tanto la atención que nos quedamos a escucharles un buen rato. Tuve que soltar a Iván de la sillita porque empezó a protestar por su falta de libertad en cuanto paramos. Los dos se sentaron sobre mí. Me sentí una mamá gallina en toda regla.

Cuando se acabó el concierto logré convencer al mayor de que teníamos que ir a comprar a duras penas porque estaba empeñado en quedarse hasta que arrancara el autobús.

El sábado, decidí llevar a los chiquillos a la piscina por la mañana porque el calor apretaba. Muy decidida tendí mi tarjeta de diez a la bedel, pero ella la rechazó y me informó de que tenían jornadas de puertas abiertas por ser el día del deporte. Pues ¡viva el deporte! que ha conseguido que me ahorre unos eurillos. Los chiquillos se lo pasaron fenomenal con la piscina casi para ellos solos. También me costó bastante convencerles de que había que regresar al hogar para comer.

Así que, sin comerlo ni beberlo, hemos celebrado los dos días alegremente.

domingo, 23 de junio de 2013

El lobo feroz y un bebé traumatizado

El día tenía que llegar y llegó. Las tijeras refulgieron y la maquinilla ronroneó implacable. Daniel protestó un poco, pero se dejó llevar hasta el baño mal que bién. Su padre puso todo su empeño y saber hacer para que el chiquillo quedara guapete a pesar de que su hijo no colaboraba. Cada dos por tres oía gruñir al padre porque el peque se movía demasiado.

Cuando entré en mi baño no tenía un hijo sino un lobezno. El chiquillo estaba feliz con todo el cuerpecillo cubierto de su propio pelo. "¡Mira mamá! Soy el lobo feroz. Gruaaaaaar" me soltó emocionado haciendo posturitas y abriendo mucho las fauces. Ni que decir que fue directo a la ducha para quitarle esa capa peluda con la mayor eficacia. Del suelo saqué kilos y kilos de pelo. No exagero si digo que a mi hijo ya se le podían hacer coletas.

Cuando salió de la ducha estuvo un buen rato mirándose al espejo para admirar su cara bonita, por fin visible al quitarle la melena.

Al día siguiente le tocó el turno a su hermano y no fue tan bonito. El bebé se puso tan histérico como la primera vez. De nada sirvió la pequeña obra de teatro que escenificaron su hermano y su madre con muñecos y peluches, ni que le cantara y le abrazara, ni el chupete... El estuvo llorando sin consuelo durante todo el proceso. Intenté no perder la calma y quitar importancia en todo el momento al acto de cortar el pelo. Que si no duele, que si no pasa nada, que si enseguida acabamos... Al finalizar el chiquitín dejó de llorar enseguida, a diferencia de la vez pasada que estuvo hipando en mi pecho al menos 20 minutos.

Parece no lo pasó tan mal. Menos mal. El resto del día lo pasó tan feliz de la vida.

sábado, 22 de junio de 2013

Una fiesta de cumpleaños salvaje

Daniel ya está en la edad de tener una estresante vida social. Estresante para la mami, por supuesto, porque el peque se lo pasa bomba en todos los eventos de su agenda. No pueden faltar las fiestas de cumpleaños. ¡Las adora!

La última a la que fuimos se celebró en un bar restaurante de una comunidad. El sitio estaba genial. Sitio de sobra para los pequeños salvajes y sandwiches calentitos de jamón y queso para los adultos y de Nocilla para los niños. No es que hubieran hecho distinciones. Es que los pequeños se abalanzaron a por los de crema de chocolate y avellana como si no hubiera mañana. Daniel engulló cinco mitades como si cualquier cosa.

Los chiquillos se habían montado una bacanal a base de gritos, explotar globos, saltar y correr como locos... Daban miedo.

MI niño no perdió la oportunidad de estallar el mayor número de globos con la alfombra de juegos, mientras Iván corría de un lado a otro de la estancia sin rumbo fijo, atropellando y siendo atropellado. Hubo un momento mágico en el que mi bebé se sentó a manipular un juguete tan tranquilo. Ignorando la guerra que le rodeaba. Daniel, por su parte, se hizo el amo del tunel de tela y se arrastró cual gusanito por todos los rincones limpiando de paso el suelo.

Hubo lloros desgarrados, peleas titánicas, luchas de poder, intento de usurpar y abrir los regalos del homenajeado...¡Vamos! Que se lo pasaron como nunca a costa de los sufridos padres y madres. Desde luego, me costó horrores despegar a los míos de allí para volver a casa.

viernes, 21 de junio de 2013

Daniel habla ruso

De repente, a mi hijo le ha dado por resaltar terriblemente las "R".

"Mami, mirrrra lo bien que corrrrro. ¿A que corrrrrro bien?"
"Quierrrro comerrr, porrrr favorrrr"
"¿Vamos al parrrque? Quierrrro jugarrrr con mi amigos"

Y así con todo. Supongo que el asunto vendrá del cole. Probablemente alguna profe esté intentando que pronuncien bien las "r" porque, desde luego, de casa no viene.

La primera vez que le oí hablar así le solté espontáneamente "¿Por qué hablas en ruso?", pero su papá me devolvió a la cordura con un "Déjale, así practica las erres" entre dientes que me hizo recular.

"Estoooo... Me encanta cómo dices las cosas cariño. Hablas tan bien..." le aseguré mientras ponía mi expresión más inocente. "¿Y porrr qué dices eso del rrruso?" Quiso saber con una curiosidad falta de reproche.


"Ehhhh... Por queee... ¡Me encanta cómo hablan los rusos!" logré balbucir
"¿Y cómo hablan los rrrrrusos?" Insistió.
"Pues muy bien, hijo. Hablan muy bien. Cómo tú" Acabé la conversación con un tonillo de "Yo sé mucho. Hazme caso"

Creo que al final salí bastante airosa porque sigue hablando en ruso.

jueves, 20 de junio de 2013

Los talleres del centro comercial

Una amiga me llamó y me propuso tomar un café en el McDonald que hay en el centro comercial de al lado de casa. Me pareció una idea genial porque allí tiene una terracita con juegos para niños. Ana me había comentado que justo enfrente hacían unos talleres estupendo para lo peques. No pensé que mi hijo entrara tan alegremente, pero se ve que vio que su amigos se iba para dentro y él fue detrás sin pensárselo dos veces.

Nos metimos en el McDonalds sólo con Iván y nos instalamos cómodamente en una mesa con amplias vistas sobre los juegos. Mi bebé se sentó a mi lado y me dio una sesión de besos babosos muy tierna que me dejó totalmente desarmada. Cuando se cansó se fue directo a los juegos. Tenía miedo de que los mayores le atropellaran cómo ya había pasado en otras ocasiones pero ¡al contrario! Lo cuidaban y lo trataban con mimo. No me puedo quejar.

Hubo un momento en que lo perdí de vista y me pude nerviosa, pero lo único que había pasado es que el muy tunante se había subido al piso de arriba no sabemos cómo. Un niño de unos ocho o nueve años se ofreció solícito a bajármelo de ahí. Hacía mucho que no me tomaba un café con tanta tranquilidad.

Cuando terminó el taller recogí al mayor. Al principio iba y venía por el recinto con unas grandes gafas amarillas y ni me vió, pero, cuando se percató de mi presencia, corrió hacia mí con una amplia sonrisa.

"¿Te lo has pasado bién?" le pregunté.
"No" fue su respuesta
"¿Entonces no quieres volver nunca más?" insistí.
"No" Volvió a responder sonriendo.
"Pero ¿Qué habéis hecho?" Quise saber.
"Hemos jugado a superhéroes" aseguró tan tranquilo.

Estoy segurísima de que se lo pasó genial, aunque diga lo contrario.

miércoles, 19 de junio de 2013

La niñera

Con el trabajo llegaron los problemas de conciliación. El primero fue qué hacer cuando Raúl estaba de viaje por trabajo. Llamé a la vecina que me sacaba de estos apuros antes y estuvo encantada de volver a ocuparse de los niños. El horario es un poco horrible: de seis de la mañana a nueve y media que entrega al bebé en la guardería. Pero ella parece incansable.

Me daba miedo al reacción delos niños al ber que no estaban papá y mamá. Estuve preparando a Daniel días antes para que no se asustara cuando se encontrara sólo a Susana. Y dió resultado porque la niñera me contó que el peque salió de un salto de la cama y que lo primero que hizo fue abrazarla y besarlo como si le hiciera mucha ilusión verla.

El bebé también estuvo muy a gusto con ella. Y no me extraña porque tiene muy buena mano con los niños. Además sale de todas las situaciones airosas aunque a la mami se le haya olvidado explicarle algunos detalles como que el mayor tiene que ir con el almuerzo en la talega al cole.

Estamos todos encantados con ella. Para mí es un tesoro.

martes, 18 de junio de 2013

Carta de estío a los Reyes Magos

A mí primogénito se le ha quedado grabado a fuego que en Navidades mandó unas cartas con imágenes de juguetes pegados y que los Reyes Magos le trajeron muchas cosas, así que ahora, de vez en cuando, me pide los catálogos de juguetes y, entre los dos, confeccionamos estupendas cartas para los reyes.

Las iba guardando con la promesa de ir a tirarlas al buzón, pero con lo que queda para que nos vuelvan a  visitar sus Majestades las cartas tenían muy poca prioridad en mi lista de cosas por hacer.

Hasta que llegó el día que se puso sumamente cabezón y no quedó otra que acompañarle a un buzón para mandar las misivas. Para él si que resultaron ser muy importantes.

Las echó muy contento con ayuda de su mami y no paró de preguntarme cuando faltaba para Navidad durante todo el trayecto de vuelta.

lunes, 17 de junio de 2013

Agua de sandía

A Daniel le brillaron los ojillos cuando vislumbró la sandía gigante. "Mamiiii, porfiiiii, comprame esa sandía, pofiiiii. Te prometo que me la voy a comer" con una promesa así ¿quien se resiste? Teniendo en cuenta que se negaba a probarlas al grito de "¡¡¡Aaaagggg!!! ¡¡No me gussssta!!" la cosa prometía.

Pedí la pedazo de sandía muy ufana y casi se me cae el alma a los pies cuando el tendero me pide más de ocho euros por una fruta de casi diez kilos. Me recompuse como pude y le puse el dinero en la mano con dedos temblorosos. "¡Todo sea por la educación nutricional del peque!" me animé a mi misma. Aunque nos salga la sandía por las orejas.

Al llegar a casa me acordé de un post que leí de Más allá del rosa o el azul que se llamaba agua de frutas. Lo busqué ansiosa por poner en práctica la receta. Era muy sencilla. Se elije una fruta, ¡sandía!, se trocea, se mete en una jarra con agua y a la nevera seis horas. Cenamos agua de sandía y nos pareció deliciosa y refrescante.

Mi chico mayor cumplió su promesa y se comió la sandía para merendar asegurando que le encantaba, pero en la cena cambió de opinión y volvió a sus "¡¡Puaaaaaag!!". Me costó mucho convencerle para que se comiera un triste trozo. Creo que mañana toca hacer polos de sandía, pasado mermelada y... ya se nos ocurrirán más cosas.

domingo, 16 de junio de 2013

Tarde de experimentos: Una moneda que desaparece y un volcán de bicarbonato

Mi primogénito me demanda actividades divertida y yo me pongo manos a la obra. Pensando, pensando... Se me ocurrió echar mano a los típicos experimentos casero de toda la vida. no es que fuera a sacar muchas conclusiones de ellos por su corta edad, pero siempre son divertidos. Lo malo es que no me acordaba de ninguno. Y ¿Qué se hace en estos casos? Se tira de internet, por supuesto. Después de ver botellas cohete, cómo prender fuego con tu móvil y mil historias explosivas, llegué a dos muy sencillitos que sabía iban a impresionar menos a Daniel que los otros, pero que salvaguardarían la integridad física de mi humilde hogar.

El primero tiene que ver con el paso de la luz por el agua, pero no me pidáis que explique el por qué de las cosas porque mis conocimientos científicos son bastante límitados. Se trata de la moneda que desaparece misteriosamente ante la estupefacta mirada de los testigos presenciales. El proceso es el siguiente: necesitamos una moneda, un vaso de cristal transparente, agua y un platito. Se coloca la moneda bajo el vaso. Vemos perfectamente la moneda. Ponemos el agua en el vaso. La moneda sigue allí. Tapamos el vaso con el platito y... Miremos por dónde miremos no hay ni rastro de la moneda. Daniel se quedó con la boca abierto y tuvimos que repetirlo varias veces. Por la noche se lo repitió a su padre muy orgulloso. "Es magia papi. ¡Ves! Lo hago con magia" le decía emocionado.

La segunda actividad consistía en replicar el volcán de bicarbonato famoso que hacen todos los niños norteamericanos en la ficción televisiva. Cogemos un envase de cristal o plástico de yogurt, por ejemplo, y lo rodeamos de tierra, arcilla o plastilina para hacer el volcán (nosotros elegimos a plastilina porque era lo único que teníamos por casa). Lo metemos dentro de una palangana para no manchar las superficie donde hagamos el experimento. Luego se mete dentro dos cucharadas de bicarbonato, uno de colorante alimentario y dos de jabón líquido. Se mezcla bien y se añade medio vaso de vinagre. No tarda mucho en animarse la cosa. Enseguida se desborda una curiosa espuma que no para de crecer y crecer.

Esta actividad la hice con los dos y se lo pasaron bomba poniendo los ingredientes y observando como el volcán entraba en erupción. Cuando papá llegó a casa, Daniel se empeñó en repetirlo, pero habíamos acabado con todo el colorante rojo y gran parte de nuestro vinagre. Por cierto, apesta a vinagre un buen rato.





sábado, 15 de junio de 2013

Con las manos en la masa

Daniel no pierde ni una oportunidad para meterse en la cocina. Cuando toca cocinar me marea con un "¿Puedo ayudarte mami, porfi, porfi, porfiiiii?" constante. A veces resulta imposible contar con él como pinche porque tengo prisa por acabar la cena para que no se vaya a dormir muy tarde o porque la receta entraña demasiada peligrosidad para su corta edad.

Llevaba una buena temporada sin acceder a sus ruegos y ya me daba pena la carita de desilusión que me ponía a cada negativa, así que le di harina y agua e hicimos tortitas de gazpacho andaluz. Es tan fácil como mezclar el agua y la harina y freir la masa resultante en poco aceite. Las usamos en sustitución del pan y le encantaron.

Pero a su padre le pareció una actividad muy pobre para su hijo y apareció un día con una caja de preparado para hacer magdalenas de chocolate. ¡Que alegrón se llevó Daniel!

Se pusieron a ellos inmediatamente. Me encantó la idea que tuvo el papi. Realmente son preparados muy fáciles de hacer, con resultados deliciosos y con poco peligro para los niños.

Nos cenamos una de postre y estaban realmente deliciosas.

viernes, 14 de junio de 2013

El viejo oeste se llena de columpios

Hemos repetido con la ciudad premiada por sus parques infantiles, Alcobendas. Esta vez en vez de al espacio nos hemos trasladado al viejo oeste con su cárcel, su hotel, su cantina, sus trenes y... ¡como no! Sus caballitos.

Los niños alucinaron con este espacio público para los niños. Y los papis también. No faltaba detalle y el tobogán estrella daba mucho miedo. Lo sé porque Iván se empeñó en tirarse conmigo y los pasé un poco mal a pesar de que me iba frenando con los piés. Afortunadamente para mí ya no quiso repetir.

En cambio, Daniel subía y bajaba una y otra vez sin despeinarse. ¡Increíble!

Los dos chiquitines disfrutaron de lo lindo con un escenario que parecía sacado de una antigua película de vaqueros. Pocos detalles le faltaban y habían algunos columpios muy originales, como el arenero con cubos que subían y bajaban cuando tirabas de las cadenas.

¡Hay que repetir!