jueves, 31 de diciembre de 2015

Piruletas de chocolate

Con esto de que estoy trabajando lo de estrenar el menaje culinario que le había traído Papa Noel al mayor de la casa se retrasó un poco, pero llegó el día. Sobre todo, porque Daniel no paraba de insistir e insistir. ¡No me extraña! Estaba deseando usarlo todo.

Empezamos por los moldes para hacer piruletas. Me pareció más fácil hacerlas de chocolate que de caramelo, así que compré del blanco y del que tiene leche para fundir y lo preparé todo para una sesión culinaria. No había mucho que preparar, la verdad.

Les pedí que partieran las onzas y que las metieran en un platito. Luego lo pusimos todo en el microondas. Daniel se me adelantó y sacó el plato en cuanto oyó el pitido. Con tan mala suerte que el recipiente no era apto para microondas y estaba ardiendo, así que se quemó el pobre. Pensé que sería poca cosa, pero cuando puso el dedo bajo el agua fría por segunda vez diciendo que le molestaba le unté bien de Silvaderma, que es lo que tengo en la cocina para accidentes por quemadura.

Ya no volvió a quejarse, pero por la noche lucía una hermosa ampolla que exhibía orgulloso como si fuera una herida de guerra.

El caso es que, después de quemarme yo también, utilicé guantes para sacar el chocolate medio derretido y meterlo en los moldes con una cuchara. No quedaron perfectos, pero los niños estaban encantados, a pesar del accidente. Se estaban poniendo como el quico a chocolate. ¡Vaya par de pillos!

Para calentar el chocolate con leche cambié a otro platito más adecuado. E hice la misma operación de rellenar el molde. Lo dejé enfriar un poco y después ¡a la nevera!.

Las piruletas estaban listas y desmoldadas para servir de postre en la cena. Yo cogí una en forma de flor y me dediqué a saborearla tranquilamente. Cuando fui a coger otra... ¡las nueve restantes habían volado! El campeón fue Iván con cuatro piruletas consumidas a la velocidad de la luz, luego Daniel que logró hacerse con tres y después el papá que fue más lento y sólo tomó dos.

Los chiquillos se volvieron a mí y gritaron: "¡Quiero máaaaas!" Habrá que ponerse a ello, pero a la velocidad con la que desaparecen voy a tener que espabilar.

miércoles, 30 de diciembre de 2015

El árbol genealógico de Boolino

Boolino sigue leyéndonos la mente. En éste caso a mi niño mayor. Poco después de que me llegara un paquetito con una actividad fascinante (a ver si adivinais...), Daniel expresó su deseo de hacer uno. Algo habría oído en el cole. Digo yo.

Le prometí muy contenta que al día siguiente lo haríamos, pero el tiempo jugó en nuestra contra y lo hemos tenido que ir postergando hasta ahora.

Estaba yo trabajando como una loca furiosa delante del ordenador,, cuando apareció el peque a mis espaldas proclamando a voz en grito que se aburríiiiiiia. "Cariño, ¿Y qué quieres que haya yo? Tengo que terminar esta propuesta y comenzar con otras mil cosas más" le contesté un pelín estresada. "Pero tú me dijiste que íbamos a hacer una árbol genealógicoooo..." protestó enérgicamente. ¡Tate! Tenía razón, así que le saqué la actividad de Boolino y le dejé completando caritas mientras yo volvía a mi tecleo descontrolado. Al poco le tenía allí de nuevo.

"Mamiiiiii", venía gritando desde el pasillo, "En el árbol hay tres casillas. Aquí abajo, pero yo sólo tengo un hermano. ¿Y en la otra que pongo?".

"Puedes poner a Fantasma o dejarla en blanco. Lo que más te guste", le propuse. "Valeeeee" asintió volviendo a la tarea.

Al rato volvía a tenerlo a mis espaldas preguntando porqué habían tantas casillas para papás si él sólo nos tenía a nosotros dos. Le expliqué que el resto de casillas era para rellenar con tíos. "Aaaaah... Y exáctamente quienes son mis tíos". Le recité la retahíla de familiares en medio minuto para que eligiera a quien poner en las ramas correspondientes. En realidad, no son tantos. Más feliz que una perdiz siguió construyendo su árbol.

Minutos después me volvía con otra duda, "¿Mami? ¿Dónde pone abuelos dibujo esqueletos?" Aaarg que mal rollo. "No, cariño", le contesté enseguida, "Yo creo que mejor dibujas a las bisabuelas, porque no hay más huecos y les va a hacer ilusión figurar". Le convencí enseguida, porque él tampoco estaba muy conforme con el tema de los esqueletos abuelos.

¡Y por fin me vino con el árbol terminado! Buenos, más o menos, porque a Raúl y a mí nos ha cambiado el nombre. A partir de ahora me podéis llamar Dazili, y a Raúl, Raulu. A José, el novio de mi hermana le falta un ojo. A Marian, la mujer de mi hermano la ha puesto gafas porque ella lo vale. A la bisabuela Paca, la ha radicalizado con un Paka cañero... Yo creo que ha mejorado mucho a la familia jajaja

lunes, 28 de diciembre de 2015

La verdadera historia de Hansel y Gretel

¿Te sabes la historia de Hansel y Gretel? ¿Sí?, pero ¿La verdadera historia de Hansel y Gretel? Seguro que esa versión no te la sabes. Pero no te preocupes porque estas Navidades tenemos en Madrid un musical que nos la cuenta en el Teatro Fernán Gómez. Y es una historia llena de amor, personajes extraños y entrañables, animada música, aceptación, respeto y buenos sentimientos. ¡Vaya combinado! Perfecto para un plan navideño.

Fuente: http://www.musicalhanselygretel.com/
Mis chicos se metieron en la historia de principio a fin. Siguieron a los dos niños en sus aventuras, despertaron a Patas locas a gritos cuando fue necesario, tuvieron miedo de la bruja y saltaron con cada canción en sus asientos.

Cuando terminó la función corrieron para conocer a los personajes, pero cuando vieron la de gente que se arremolinaba a su alrededor les entró un ataque de vergüenza y no hubo manera de convencerles para  que se hicieran la foto. Al final tuvimos que sacarlos de allí para que dejaran de saltar en los bancos.

En la plaza de Colón, me contaron que les había encantado la obra. Para Daniel lo mejor fue la sorpresa que se encuentran Hansel y Gretel en el río y para Iván la canción del enorme pájaro multicolor y locatis.


Y nosotros también nos encontramos una sorpresa en nuestro camino... En un centro comercial de la zona, Platea, Schweeppes había montado una bola de Navidad solidaria. Te metías dentro, te hacías una foto y la empresa y el centro comercial donan una cantidad según la participación a proyectos solidarios de la Cruz Roja. No perdimos la oportunidad de inmortalizarnos en la gran bola. A los niños les encantó la "nieve" de dentro, pero no se pisparon mucho del trasfondo solidario de la cuestión.

Fuente: http://www.musicalhanselygretel.com/
No nos dio tiempo a pasear mucho más porque se acercaba peligrosamente la hora de comer, así que ahí se acabó nuestra aventura mañanera.

Fuente: http://www.musicalhanselygretel.com/

domingo, 27 de diciembre de 2015

Cumpleaños pirata

Y después de la Navidad... ¡El cumpleaños de Raúl! Como este año gané el sorteo de Fiestas Pesonalizadas (que por cierto, regalan divertidas tarjetas de Navidad con tu compra) que hizo Animalitos tu y yo no perdí la oportunidad de decorar un poco la casa para la ocasión.

Entre pitos y flautas, no me dio tiempo a hacer todo lo que quería, pero me guardo las guirnaldas, los adornos de las cupcakes, los cartelitos para las mesas, las etiquetas de las botellas, las cajitas de chuches... Para el cumple de los peques allá por septiembre del próximo año.

Creo que al padre le hizo ilusión la sorpresita, de lo que estoy segura es que a los niños les encantó. Y más les gustó el regalo que le entregaron a su padre: un completo lego del señor de los anillos. Se lo pasaron bomba montando huargos, hobbits, elfos, enanos, trolls...

Tras una mañana tan entretenida fuimos a casa de la abuela Chari  haciendo una parada en una pastelería para comprar la mejor tarta para nuestro jefe pirata. A los niños se les oía gritar desde fuera que era el cumple de su papiiiii.

La abuela se esmeró a tope con la comida y disfrutamos cada momento hasta que llegó el momentazo de las velas. Cantamos a voz en grito, aplaudimos, bromeamos, nos reímos... Fue un feliz feliz cumpleaños.

Por la tarde, estuvieron la mar de entretenidos jugando con los nuevos legos un buen rato. A la hora de la merienda, recogimos el campamento y nos volvimos a casita. Allí terminamos el día con una animada cena, sesión de cuentos y... A la cama.

sábado, 26 de diciembre de 2015

Desparrame navideño

Lo que les gusta a mi hijos una fiesta. No lo pueden evitar. La viven a tope y nos contagian a nosotros. Que es lo mejor.

La tarde previa a la noche buena nos encajamos nuestros gorros de Papa Noel y nos fuimos cargados de panderetas, armónica y maracas a la calle a cantar villancicos a voz en grito de camino a casa de las abuelas. Daniel felicitaba la Navidad a todos los que nos cruzábamos y la gente contestaba alegremente. Uno de los felicitados incluso compartió su bolsa de chuches con los peques al grito de ¡Feliz Navidad! Fue un trayecto corto, pero intenso.

Una vez en casa de las abuelas siguió el cachondeo hasta que papá nos llamó a la mesa para una sesión de rol especial Navidad. Nos había preparado una partida chulísima de Hero Kids en la que el Hada Gominola bajaba de las estrellas para bailar y dar vida a árboles de Navidad y muñecos de jengibre con sus polvos mágicos. Tuvimos que esquivar bolas de navidad y bastones de caramelos, pero al final logramos convencerla para que dejara el pueblo en paz y se volviera a su estrella. Y eso que tenía bastante mala baba el hadita. A mí me convirtió el espadón en caramelo. Lo bueno de esta aventura es que nos podíamos comer a casi todos los malos cuando les ganábamos jajaja

Tras tantas aventuras, pusimos la mesa y disfrutamos de una cena de lujo: merluza al horno con almejas, tigres, langostinos... Y muchos muchos dulces. Acabamos todos como bolas de Navidad. Hasta Iván comió estupendamente. Y eso que normalmente le cuesta.

Como los niños estaban muy animados, papá sacó los juegos de mesa y siguió la diversión. Mientras la abuela Paca y yo disfrutábamos de un poco de tranquilidad, Raúl, la abuela Chari y los niños pescaban peces en el polo norte con Kayanak. Les oía reir de fondo y miraba el reloj de vez en cuando. ¡Que tarde era! Como se lo estaban pasando tan bien daba pena cortarles el rollo. ¡Pero llegó el momento de irnos a casa porque si no nos íbamos a dormir corríamos el riesgo de que Papa Noel no pasara a dejar nuestros regalos.

Nada más salir a la calle, los peques se dieron cuenta de que en el cielo lucía una preciosa luna llena. "¡El Hada Gominola!" exclamaron a la vez. Tuvimos que andar todo el camino repitiendo que no existía tal personaje y que no nos íbamos a ver rodeados de árboles de Navidad y galletas de muñecos de jengibre con malas intenciones.

Como era de prever, se quedaron roques en cuanto sus cabecitas tocaron la almohada. Entonces los renos aprovecharon para aterrizar frente a nuestra ventana.

Al día siguiente se levantaron de un salto y casi no nos esperan para a abrir sus regalos. Estaban entusiasmados y habían gritos de emoción ante cada descubrimiento. "Una totuga moniiiiiisima", chillaba Iván, "Y se puede coloreaaaaaar".

"Mira mamiiiiiiiii", berreaba Daniel, "Todo lo que cocina que pedíiiii. Bueno, no. Falta el cazo y la sartén, pero me han traído ¡¡¡cuchillitooooos!!! Síiiiiiii. Y, ¡mira!, moldes de monstruos y sellos de animales para galletas. ¡Halaaaaaaa! ¡¡¡Una batidoraaaa!!!"

Mientras tanto, Iván se abrazaba feliz a su nuevo perrito de peluche Bonito y le curaba con su set de veterinario. Quitaban los papeles a los paquetes entusiasmados y dedicaban un rato a estudiar lo que tenían entre manos muy sonrientes.

Todos los regalos fueron recibidos con emoción. Papa Noel ha triunfado esta Navidad.

jueves, 24 de diciembre de 2015

Los talleres de las madres

En la clase de Iván, el año pasado las mamis, y papis, teníamos que ir un viernes por la tarde para contar un cuento. Y éste toca organizar un taller o charla. Ya tengo alguna idea en la cabeza de cómo hacer el mío, pero aún falta el visto bueno de las profesoras, que velan por la seguridad de sus alumnos. Lo primero que propuse fue el experimento en el que los niños andaban descalzos sobre huevos, pero teníamos un alérgico al huevo y no era cuestión de arriesgarse, así que acabó en plan fallido.

Durante este curso los peques han hecho un montón de manualidades y talleres divertidos gracias a los progenitores y su enorme proactividad, cosa que agradezco mucho porque los viernes que toca esta actividad los niños salen emocionados y deseando contarte lo que han hecho. es una manera de romper su rutina.

De todos los que han tenido me han llamado al atención sobre todo dos, con temática extremadamente navideña. Una de las mamás se atrevió a plantearles un problema muy serio a niños de cuatro años y salió bastante airosa del reto, pienso yo, "los animales no son juguetes". ¡Ole por ella! Cuando se acercan las navidades los niños piden ese objeto de deseo que suele ser un perro, sobre todo, y, en menor medida, un gatito o un hamster o similar. Lo que para ellos es un peluche que se mueve, juega y hace monerías en realidad es una gran responsabilidad. A estas edades es muy difícil que vean más allá y descubran al animal que siente y tiene necesidades físicas y afectivas. Para eso estamos los padres, los verdaderos responsables de las mascotas hasta que los peques tengan edad suficiente para cuidarlos sin nuestra ayuda (no sé si al final llegará ese día hum hum...). Si tu hijo te pide una mascota y no estás dispuesto a hacerte cargo de su cuidado, cómprale un peluche.

La otra iniciativa, fue un taller para hacer la carta de los reyes magos. Los chiquillos salieron de clase ese viernes cargados con su carta llena de fotos de juguetes de catálogos, con una careta de reno y con un árbol navideño con ojos chulísimo. Tanto que el mayor se empeñó en que él también quería hacer uno. Las mamis que lo llevaron a cabo se lo curraron una barbaridad.

Bueno, todas las madres que han ido se lo han currado muchísimo. ¡Un aplauso para ellas! Espero que cuando me toque a mí también les guste.

miércoles, 23 de diciembre de 2015

La función del cole

En este colegio son muy originales y en vez de tener una interminable función del colegio en el que los niños de cada clase desfilan sobre el escenario para que sus padres disfruten de unos minutos como paparazzis enloquecidos, hacen una pequeña representación de diez minutos poco después de que suene la campana del comienzo de las clases. Cuando la profesora los prepara para la pequeña representación llama a la jauría de padres para que se abalancen, digo... entren ordenadamente para babear viendo como canta y baila su pequeño papa noel, pastorcillo, rey o de lo que le hayamos disfrazado para la ocasión.

La idea me parece buenísima. Así no hay que pedirse un día libre en el trabajo, sólo ese ratito. La cosa se lía un poco cuando tienes dos hijos en infantil. A mí me pasó el año pasado y tocó correr de un aula a otra para ver un cachito de un espectáculo y el final del otro. Pero éste sólo había que preocuparse por Iván, porque el mayor está en primaria y ya no nos dejan pasar para verles (que penaaaaaa...). Me han contado, que lo mayores hacen una tourné por las otras clases para cantar los villancicos. Ya podrían dejar asistir a los padres, pero lo importante es que ellos se lo pasen bien en su fiesta (con visita de loa Reyes Magos incluida).

Iván lo dio todo en su actuación. Cantó, bailó, gesticuló y nos hizo sentirnos muy orgullosos. Supongo que algo parecido le pasó a cada padre con el suyo, porque todos lo hicieron fenomenal y estaban guapísimos. ¡Son todos unos artistas!




martes, 22 de diciembre de 2015

Por fin llegó la Navidad a casa

Éste año el ambiente navideño no acababa de aterrizar en nuestra casa. Cierto que customizamos lo que hicimos para el cumpleaños de los peques y la decoración de Halloween con gorritos navideños, pero eso no pasaba de ser un apaño cutre. Mis hijos no dejaban de clamar por su árbol y su belén.

Como no teníamos tiempo de ir a buscar los adornos y traerlos a casa, los niños se conformaron durante unos días con nuestros precioso árbol idea de Papelísimo. Pero eso tampoco duró mucho y volvieron erre que erre con el monotema: "Queremos decorar la cada yaaaaaaa".

Así que éste sábado hicimos un esfuerzo y ¡tachán! niños emocionados limpiando y organizando la casa con su padre para poder colocar estrellas, bolas, belén y demás parafernalia lo antes posible.

Lo cierto es que yo andaba escasa de horas de sueño y la cosa no fue tan idílica como me hubiera gustado. A eso le sumamos unos niños inquieto y un papá cansado y ¡adiós espíritu navideño!

Hubo gritos, lágrimas. dramas, enfados... Pero al final todos hicimos un esfuerzo en pro de la Navidad y la cosa acabó mucho mejor de lo que cabía esperar. Incluso hubo un momento en el que sonreíamos los cuatro. ¡Que ya es decir!

La velada acabó con dos niños cantando a voces villancicos y montando espectáculos navideños la mar de extraños ante un árbol de Navidad lleno de luces (y que no admite ni medio adorno más) y unos agotados padres semidesmayados en el sofá. Nadie dirá que no es una escena entrañable.

Queda inaugurada la navidad con un árbol estrellado ya un par de veces y mordisqueao por el gato, un camello al que le faltan dos patas, una casa llena de purpurina y restitos de adornos y dos niños emocionados con su caótico hogar.