sábado, 29 de mayo de 2010

Demostrado, tiene mamitis

Al final le ha entrado la mamitis a este niño. No es algo exagerado, afortunadamente, pero sí molesto.

Normalmente quiere bracitos y mimitos de mamá cuando ésta está ocupada en naderías como comer. En cuanto mamá está desocupada y puede atenderle con todo su amor se tira a los primeros brazos que ve tan sonriente y tan feliz.

Supongo que al bebé le entra la mamitis cuando está molesto por algo (calor, hambre, sueño...) y por causas debidas a la 'Ley de Murphy' estas situaciones se suelen dar cuando peor me viene a mí.


Te paras a pensar y, realmente, que el niño sólo quiera estar contigo, aunque sólo sea en ciertos momentos, es un situación poco deseable. Mas bien una esclavitud.

Además, si tenemos en cuenta que cuando está feliz, alegre y juguetón se va con todo el mundo para que disfrute de su compañía y cuando está quejica, llorón y perretoso sólo quiere darle la murga a su madre llegamos a la conclusión de que la vida no es justa.

Por otro lado, la naturaleza es sabia y cuando el niño está llorando, a la madre (por lo menos en mi caso) le falta tiempo para acudir a la llamada de su hijo, agarrarlo bien fuerte y buscar soluciones, una tras otra, hasta encontrar lo que realmente le pasa al niño (no es fácil adivinar que narices le pasa a un bebé. Puede ser que le pique una oreja y a ver como adivinas eso).

Al final todo tiene su razón de ser, aunque maldita la gracia que me hace.

viernes, 28 de mayo de 2010

Daniel sonrisitas



Cuando Daniel tiene el día bueno es encantador. Da gusto estar con él. Parece que se le va a partir la cara en dos de tanto que estira las comisuras de los labios al sonreir. Los ojos se le achinan y se le hacen pequeñitos. Y suelta graciosos sonidos de alegría por cada gracia que le haces.

Cuando lo llevo de paseo triunfa por ser tan alegre. En cuanto alguien le hace el mínimo caso ya está sonriendo y se gana al extraño en un momento, que no puede resistir hacerle más monerías.

Un día que le llevé al pediatra lo apoyé contra mi hombro y cuando me quise dar cuenta un chico que estaba sentado detrás le estaba haciendo gestos y él se partía.

Sobre todo atrae a otro niños más mayores, principalmente niñas. Se acercan curiosas para ver al bebé o al nene. "Mira mamá, el nene" y el enano sonríe y sonríe. Y a la madre se le cae la baba. A la que se acerca con su hija y a mí.

jueves, 27 de mayo de 2010

Besitos de abuela

La abuela Paca le ha enseñado a Daniel a dar unos besitos muy curiosos, pero sólo se los debe dar a ella porque a mí no se digna el muy sinverguenza.

Su bisabuela le acerca la cabeza y él choca su frente con la de ela con mucha suavidad y sonríe.
Es muy tierno. La primera vez que los ví me sorprendió, la segunda me enterneció y la tercera me dije a mi misma: "yo también quiero".


Así que cogí al niño y le dije ilusionada. "Daniel, dame un besito". El enano se me quedó mirando como diendo "Qué querrá ésta". Le acerqué la cabeza un poquito. "Venga Daniel. Un besito de abuela". Y el niño me metió un cocazo que ví las estrella durante un vuen rato. A él parecía que no le dolió tanto porque se reía el desgraciado. Pero no me dí por vencida. Al contrario. Persevero y persevero, pero no hay manera. A mi no me acerca la cabeza suavemente y me sonríe. Como mucho se acerca con la boca bien abierta y me babosea. Que es otra especie de besito, aunque más bruto. Y a la abuela Paca todos los besitos de abuela que le pide sin hacerse de rogar. ¡Qué tío!

miércoles, 26 de mayo de 2010

La tiranía del bebé


La personalidad de Danielito está tomando un cariz que no me gusta nada. En ocasiones se muestra caprichoso, posesivo y adopta un talante dominante que, para qué dar más rodeos, me hincha las narices.

A veces cuando le quito algo que quiere o se lo alejo se pone a berrear como un loco y no para hasta que le doy esa cosa o si es algo demasiado peligroso alguna otra que revista un interés parecido. Al principio corría en busca de objetos que pudiera ser de su interés para que dejara de llorar, pero ahora estoy empezando a ponerme un poco seria y a decirle y repetirle con tono seco: "Esto no me gusta, Daniel. No me gusta nada". Hasta que otra cosa llama su atención y se calma. Hace poco leí que a estas edades (ocho mesazos ya) el niño capta los tonos y las intenciones del progenitor (O del que esté con él en ese momento). Espero que el artículo en cuestión esté en lo cierto porque si no estoy haciendo el tonto de una manera estrepitosa.


Aunque a veces espero que el niño desconecte ese sexto sentido. Especialmente cuando a él le entra el baile de San Vito mientras le cambio el pañal y a mi las ansias asesinas.


También empieza a correr por sus venas sangre del peor de los tiranos y te exige que le cojas o que le voltees o que le tires por los aires a golpe de gritos y lloros. A la hora de la siesta nos tumbamos los dos juntitos y cuando creo que ya está plácidamente dormido me remuevo un poco para levantarme de su lado. Entonces milagrosamente abre uno de los ojitos y estira su manita buscándome. En cuanto me encuentra cierra su puñito alrededor de mi ropa y agarra bien fuerte para que no tenga ninguna posibilidad de escape. Y yo obedeciendo docilmente. ¡Pero quien es la madre aquí! ¡Vamos a ver!


Otras veces está tan tranquilo jugando o en el carrito. Te vé y de repente le entran unas ansias horribles de estar en tu brazos y llora, grita se desgarra...hasta que consigue lo que quiere.


Realmente, es necesario tomar cartas en el asunto y corregir este comportamiento desde el principio. Si no lo logro, que Dios me ampare, porque voy apañada.

martes, 25 de mayo de 2010

Dientes y llaguitas

Parece que el pobre Daniel se las tiene que ver con los dientes. Y ahora de verdad. Babea como un loco y "muerde" con sus encías aún desnudas todo lo que pilla.

Hasta a mí si me pilla. La carne blandita le encanta machacarla. Se ha aficionado a roer su carrito y eso es algo que veo un poco peligroso. El otro día su padre subió un bordillo y el niño se dió un golpe en la boca que le causó una pequeña heridita y que lo hizo llorar de forma desesperada un ratito.

Además, cualquiera sabe lo que está absorbiendo en esa tela un poco asquerosilla. Estará llenándose de defensas a tope.

Además, me temo que las babás desboradadas le están causando alguna que otra llaguita la pobre. ¡Vamos! Que menos mal que los dientes permiten una alimentación más jugosa que los simples purés porque si no habría que ver si vale la pena tanto sufrimiento. Cuando pienso en el cordero asado, el pollo al ajillo, las cocochas y un sinfind e delicias más le doy ánimos a mi hijo. Aunque no se entera todavía de lo que le digo. Pero lo importante es el tono. "Ya verás que bien cuando le hinques el diente a un conejo con tomate. Te vas a chupar los dedos".

lunes, 24 de mayo de 2010

Covarrubias


Daniel ha puesto por primera vez sus piececillos en el pueblo de Raúl: Covarrubias.

Y parece que le ha encantado. Que pena que una llaguita inoportuna le estropeara un poco el fin de semana. El viernes estuvo totalmente feliz. Jugando en el patio trasero con la hierba, sonriendo a las abuelas y a sus babeantes padres, haciendo monerías propias de bebés... Pero el sábado a la hora del desayuno empezaron los problemas. Se abalanzó con el hambre habitual hacia el biberón, pero al segundo sorbo se puso a llorar como un energúmeno y ya no hubo manera humana de que bebiera más leche. Lo tranquilizamos como pudimos y me lo llevé a dar una vuelta. Nos recorrimos el pueblo en nada de tiempo, porque, la verdad, es que es muy pequeñito. Nos sentamos en un banco y se dedicó a mirar a la gente pasar con mucho interés.

A la hora de la comida se repitió la misma escena que por la mañana. El niño buscaba la cuchara llena de puré con ansia, pero a los dos tragos volvieron los lloros. Mi preocupación iba en aumento. El niño tenía hambre, pero algo le impedía comer (más tarde me enteré por la pediatra que era a causa de una llaguita y que todo lo hubiéramos solucionado dándole el milagroso apiretal "quita dolores de todo tipo". Pero es que yo soy anti medicamentos y menos sin el visto bueno de un especialista).

Así se pasó todo el sábado y parte del domingo. Y yo cada vez más angustiada por el estómago vacío de mi pequeñin. Como tenía hambre no podía dormir así me que dió dos noches toledanas.
Aún así se le veía bien en los intérvalos entre comida y comida. Lo llevamos a recorrer el pueblo y a tomar una cervecita (nosotros, no él. Evidentemente). Conoció a unos amigos y estuvo de lo mas sociable con ellos. Parece que le gustó la experiencia, pero yo acabé agotada por culpa de la llaguita de las narices. Menos mal que el lunes todo volvió a la normalidad y ya come tan a gusto, como siempre.

Un hecho destacable es que el sábado estrenamos un cacharrejo nuevo para bebés que consiste en una redecilla donde se le pone el alimento sólido que se desee y el niño lo chupa sin peligro de atragantarse. ¡Un inventazo! Le pusimos judías verdes con ajito y pimentón, que había hecho la abuela Paca para comer y no veas como las disfrutó. Se le oía sorber con deleite. Y parece que no le hacía daño.

viernes, 21 de mayo de 2010

Daniel quiere juerga


Desde que el niño se curó del constipado y de la otitis está más activo si cabe. Quiere saltar y que le agites como una coctelera. Por las noches es casi una misión imposible dejarlo tranquilito en la cuna para que se duerma. Antes a las ocho ya estaba cabeceando. Anoche a las diez de la noche tenía los ojos como dos soles. Si albergaba alguna sospecha de que le querías llevar a los bazos de Morfeo se ponía histérico.

Lo malo es que su madre, que soy yo, tiene que levantarse a las cinco de la mañana y necesita irse a la cama temprano porque a mí no dejan echarme siestecitas mañaneras cuando yo quiera en el trabajo como sí hacen en la guardería. Yo tengo que estar al cién por cién. Y mientras Daniel roncando tranquilamente para descanso de su 'profe' y recargando pilas para seguir la juerga cuando su mami venga a recogerle a la guardería para dar un paseo al parque.

El tío Enrique visita a Daniel

El tío abuelo Enrique ha venido desde Vitoria y no ha querido perderse la oportunidad de conocer a la personita más interesante de Madrid (o al menos eso es lo que digo yo, que soy su madre). En cuanto le vió pensó lo mismo que yo, seguro.

Daniel no se hizo de rogar y derrochó sonrisas. Su tío Luiyo y su abuela Chari se sumaron al paseo para gran alegría del pequeñajo. Para él cuanta más gente, mejor. Más brazo para que le cojan y más mimos. No es tonto el niño.

Para gran alegría del padre, Enrique le regaló una camiseta de AC / DC. Para quien no lo conozca, es un grupo heavy mundialmente famoso. Es posible que haya alguien en este mundo que no lo conozca, después de todo yo tengo por amiga a una chica que nunca ha oído habla de Darth Vader (increíble, pero cierto). Era el día de suerte del niño porque también Luiyo tenía algo para él dos bodys muy graciosos. En uno ponía "Human. Level 1" y en la otra aparecía una seta de Mario Bros.

Dimos un paseo estupendo porque está haciendo unos días de sol muy agradables y terminamos tomando algo en una terracita. Daniel estába encantado porque se estaba saltando todos los horarios a la torera. Se está volviendo un poquito rebelde.

miércoles, 19 de mayo de 2010

Daniel el pegón




En la guardería dicen que Daniel es un poco brutito. Cuando ponen a todos los bebés juntos en un suelo acolchado que tiene para la ocasión se dedicar a repartir a diestro y siniestro. No me extraña nada porque a mí también me pega. A mi, y al que se le ponga delante. Hasta a mi respetabilísimo abuelo le soltó una sarta de bofetadas cuando fue a verle a Elda. Como lo hace de una manera encantadora se le perdona, pero no debería ser así.

Ultimamente le riño. Aunque Raúl se ríe cuando lo digo porque confieso que es algo un poco laxo. "Daniel, cariño, eso no me gusta. No, no, no me gusta nada". A veces el pequeñajo hasta sonríe. ¿Se estará riendo de mi? Yo sigo con mi expresión seria de desaprobación, pero parece que a él le da igual. Procede a darme de tortas, tirarme del pelo o babearme. Soy una sufrida madre.

Le echo de menos

Tantos días malito durmiendo conmigo en la cama y hoy ha pasado su primera noche solo en la cunita. Lo he echado taaaanto de menos.

Menos mal que Raúl se ha puesto duro con los dos porque lo cierto es que tiene que aprender a dormir sólo en su cunita y que ya está respuesto. ¡Vamos! Que se le acabaron las escusas para venirse con nosostros a dormir.

Aunque, a veces, de madrugada, cuando se despierta y no hay dios que lo vuelva a dormir, me desespero y termino acomodándole a mi lado de nuevo.

Es que da tanto gusto tenerlo al lado. Además, sólo tienes que ponerle el chupete cuando se le caiga, abrazarlo y con un poco de suerte nos volvemos a dormir los dos tan felices.

Cuando duerme en su cuna hay que recorrer la distancia que separa ambas habitaciones y dejarte la espalda sobre su cuna hasta que logras que se duerma. No hay mucha distancia, pero de madrugada te parece un viaje larguísimo.

lunes, 17 de mayo de 2010

La temida mamitis

¡Que susto! Por un momento pensé que a Daniel le había llegado el momento de la temida mamitis. Es decir, cuando empieza de verdad la esclavitud de la madre. Es el moemnto en que el niño se vuelve altamente posesivo y pegajoso con su mami y no le permite ni ir al baño sola. ¡Un verdadero horror!

Mi niño sonríe a todo el mundo y le encanta la gente. Sobre todo le gustan los bracitos sean de quien sean. De repente, ahora sólo quiere irse con su mami. Y llora y llora. Y se me agarra como si le fuera la vida en ello. A mi me parte el alma y no deseo otra cosa que agarrarlo todo el rato. Pero otra parte de mi se estremece al pensar que ha comenzado el principio del fin de mi vida.

Afortunadamente lo único que le pasa al niño es que está malito y encuentra consuelo en mí, sobre todo, aunque si yo no estoy presente otros bracitos le acaban valiendo igual o parecido. Pero en cuanto se encuentra un poco bien sonríe de nuevo y busca la atención de todo el que pasa cerca de él. Vuelve a ser el mismo de siempre. Un niño encantador. No porque sea mi hijo....

Otitis

Hoy hemos tenido que llevar a Daniel a urgencias. No ha sido nada excesivamente grave como para salir corriendo agobiados, pero sí de darse un poco de prisa.

Chari y la abuela se dieron cuenta de que al niño le dolía un oído, así que nos dijeron que le lleváramos a urgencias. Cómo era la hora de merendar decidimos darle primero de comer. El caso es que como el niño cabeceaba le dejamos dormir un rato. Cuando se despertó me di cuenta de que le supuraba el oído que había tenido pegado a la sábana. Así que de repente me entró una prisa tremenda por llevarlo al hospital.

Llegamos enseguida y Raúl se fue a aparcar mientras yo iba abriendo el "parte de incidencia" en la entrada de urgencias infantiles. Allí habían muchos niños tosedores, febriles y, sobre todo, mimosos y agarrados a fuego a sus respectivas madres. Tuvimos suerte y no tardaron mucho en atendernos. Nuestras sospechas se hicieron realidad: tenía una otitis de caballo. Pero parecía que le dolía menos el oído porque sonreía mucho. A la médico le pareció muy simpático. Cuando nos dio la nota con lo que le pasaba y las medicinas que había que suministrarle el niño fue más rápido que yo y la arrugó rápidamente para acto seguido intentar llevársela a la boca. Entre la pediatra y yo logramos arrebatársela. La médico le dio una hoja en blanco para que se entretuviera y me volvió a tender la nota con más cuidado esta vez.

Teníamos que ir a una farmacia de guardia a por los antibióticos y empezar a curar a mi niño ya mismo.

sábado, 15 de mayo de 2010

Lagrimitas en los ojos

Raúl está hasta las narices de mi. Y con razón. Soy peor que la típica madre pesada. No puedo dejar de preocuparme por cualquier cosa que tenga que ver con el niño. A mi entender todo lo que le rodea encierra un peligro letal para el bebé (excepto mis dos gordos peludos, que son unos peluches excepcionales).

Cuando estoy en el trabajo a veces me sorprendo pensando que le ha podido pasar algo al niño en la guardería. He de confesar que mucho malos pensamientos me vienen después de haber leído una noticia negativa sobre niños en los periódicos (mi trabajo consiste, esencialmente, en seleccionar y codificar noticias).

Después, llego a casa con la cabeza llena de malos pensamientos y pasa lo que pasa: "Raúl ¿Tu crees que esa respiración es normal?", "¿Y este arañazo? ¡Pero si casi se arranca la piel!", "Ummmmmm, ¿no crees que este niño tiene los ojos un poquito irritados?", "¡Dios mío! ¡Se ha atragantado! ¡Se asfixia! ¡Que se asfixiaaaaaaa!". Raúl suspira resigando e intenta calmarme con explicaciones lógicas según la situación. Un día me soltó "No hagas como si cualquier cosa que pase pudiera matar al niño, por favor". Creo que le estreso un poco con mi actitud. Pero es que no lo puedo evitar. A veces hasta me pongo a llorar como una magdalena por una tontería. De vez en cuando, Raúl llega a casa, suelta un alegre "¡Hola familia! y se encuentra con que dos pares de ojos acuosos se clavan en él. Respira hondo y se prepara para lidiar con hijo lloroso y una madre histérica.

viernes, 14 de mayo de 2010

Comida podrida

He cometido una grave grave error. Cada vez que lo pienso me dan ganas de flagelarme y desgarrarme las vestiduras. Cuando me di cuenta rompí a llorar y no paré hasta que llegué al trabajo (Y al curro voy conduciendo. No veais que peligro). Estuve amargada todo el día (y toda la semana, y ya para sìempre) a pesar de los ánimos que me ha dado todo el sufrido oyente que ha querido escuchar mis lamentaciones.

Todo surgió a raíz de mi falta de tiempo. Hace un par de fines de semana le sacamos dos raciones de puré del congelador al niño. El caso es que sobró y yo tenía que haberlo tirado, pero se me olvidó y quedó perdido en mi nevera tras otros alimentos nuevos que íbamos introduciendo. Cómo el enano estaba malo. Ayer saqué otro tupper de puré para que Raúl se lo llevara a la abuela, que lo está cuidando mientras nosostros trabajamos. Pues el caso es que mi querido marido en vez de coger el tupper más cercano a la puerta de la nevera cogió el escondido. Con razón me dijo mi suegra que fue imposible dárselo y que le daban arcadas. ¡Si estaba podrido! Lo que me extraña es que no vomitara. Cuando se lo conté a Chari me aseguró que el niño no había comido casi puré y que no había nada de lo que preocuparse. Pero yo erre que erre con el tema.

Una compañera del trabajo también le quitó hierro al tema. "Son cosas que pasan. A mi hermana se le cayó el niño del carrito porque se le olvidó atarle". Esas cosas sí que pasan. Te das la vuelta y el niño está en el suelo porque ha sido más rápido que tú. Pero no conozco a ninguna madre que le haya dado comida pasada a su hijo. Menos mal que el niño no le ha cogido asco al puré de verduras y se lo sigue comiendo tan a gusto como antes (si está bueno, claro).

miércoles, 12 de mayo de 2010

Daniel está malito

Mi niño ha vuelto a ponerse malito y esta vez pedía mimos con mucha más exigencia. Enseguida noté que estaba caliente. Se agarró a mi y ya no quería estar solito. Estos días nos hemos tenido que turnarnos Raúl y yo para tenerle en brazos mientras el otro hacía la cena, comía o hacía otras cosas inaplazables. Por las noches le mecías hasta que le dormías y en cuanto notaba que hacías amago o intención de dejarlo en la cunita rompía llorar amargamente. Así que acabó todas las noches abarazadito a nosotros en la cama de matrimonio.

El día siguiente a su primera noche febril me lo pedí libre en el trabajo (pude hacerlo porque ese fin de semana trabajaba y me correspondía un día libre entre semana). Se pasó todo el día durmiendo y pegado a mi. Al día siguiente se quedó con la abuelita de Raúl. Estoy preocupadísima por el pequeñajo. Sonríe muy poquito y sólo quiere calor humano. Da una penita... Espero que se ponga bueno pronto porque el pobre no sabe lo que le pasa y se queja mucho.

Estos días está un poco más animado y la pediatra a dicho que no le pasa nada grave y que es cuestión de tiempo y Apiretal (el milagro antifiebre y antidolores para bebés), pero cuando el constipado lo pilla tu hijo se convierte a tus ojos en una pulmonía triple. Sólo pienso en darle mimitos en cuanto le vuelva a ver.

martes, 11 de mayo de 2010

La responsabilidad de ser mamá

Ser madre es una responsabilidad terrible. Tienes que poner tus cinco sentidos en el bebé para que esté mínimamente a gusto y no siempre lo consigues. Cada fallo, cada error, se te clava como una espinita angustiosa. Te dices que no se va a volver a repetir, que ya has aprendido. Pero a veces vuelves a tropezarte con la misma piedra. Si es que somos humanos...

La mayoría de las veces el niño está estupendamente a pesar de tus errores, tipo "Le he puesto el body al reves. Debe estar incomodísimo". Y el niño sigue arráncándole los pelos a la sacrificada gata tan feliz mientras yo me torturo pensando en lo peor. En mi mente todo se magnifica hasta límites insospechados. Acabas cogiendo al niño para subsanar tu error y como él está la mar de feliz y entretenido llora porque te lo llevas al cambiador demasiado pronto.

Uno de los fallos que más me amargan resulta cuando me olvido de quitarle la tapa al biberón. Afortunadamente, ahora me doy cuenta en seguida, porque el niño da una chupada y acto seguido llora. Pero al principio el niño seguía chupando como si fuera una chupita y hasta que se ponía a llorar de hambre no caía en mi error. Un buen rato después. Entonces un sombrío sentimiento de culpa me torturaba durante unos cuantos días.

Desde hace un par de meses tengo que tener muchísimo cuidado con él porque se mueve un montón y hay que cuidar que no se caíga de ningún lado ni se dé golpes. Un día, en el parque, se levantó muy rápido y se fue de boca tragando tierra. Menos mal que enseguida se le pasó la perreta. Otro día dió un voltereta. Lo tenía agarrado y de repente...pum, se puso boca arriba de la forma más rara. Hasta él parecía sorprendido. Menos mal que estaba en el cesped y la acrobacia la hizo en blandito.

A pesar de todo, el niño ha salido muy sonriente y está gordito, así que hay que pensar que todo marcha bien. Pero no me puedo relajar. El peligro acecha en cada rincón a mi incauto bebé.

lunes, 10 de mayo de 2010

El extraño caso de la ropa menguante

Es alucinante lo rápido que crecen los niños. Yo veía cambios en Daniel cada día. Terminé comprándole pijamas de 18 meses cuando todavía tenía siete. A la semana ya le quedaban pequeños y me entraba una urgencia terrible por ir a comprarle más.

Un día, estaba poniendo la lavadora cuando Raúl dejó caer la bomba: "¿Te has dado cuenta de que la mayoría de la ropa de bebé no se puede meter en la secadora?". Un profundo silencio le contestó. Mi materia gris se puso en funcionamiento. ¡No me lo puedo creer! El misterio estaba resuelto. No era Danielito el que crecía sino la ropa la que menguaba. Cada cuatro o cinco días una talla. Con razón a la semana ya no le venía. El niño sonreía constreñido en su pijamita inconsciente de la extrema torpeza de su mamá como ama de casa.

domingo, 9 de mayo de 2010

De picnic




El sábado nos fuimos a un parque enorme que hay por el norte de Madrid. Preparamos biberones, papillas y sandwiches con la idea de tirarnos en el cesped a comer. Al principio el día se torció un poco. Hacía frío. Con la mañana tan estupenda que habíamos tenido. ¡Qué rabia!

Aún así sacamos a Danielito del carrito, pero con el viento que hacía no tardamos mucho en volverlo a meter, con plástico y todo para que estuviera gusto. Decidimos dar una vueltecita con el carrito y volver a casa para darle de comer al peque, pero en el último momento salió el sol y pudimos disfrutar de nuestro día de picnic. Dejamos que Daniel se revolviera un rato en el cesped. Se lo pasó bomba. Raúl se dedicó a hacer volar una curiosa cometa que compró en china y que se compone de un montón de pequeñas cometas puestas una detrás de otra. La gente se paraba a verla. Llamaba la atención.

Después de pasar la tarde tan a gusto recogimos el chiringuito y nos fuimos al coche. Justo en ese momento empezó a llover. Menos mal que ya nos marchábamos.

viernes, 7 de mayo de 2010

El lagartijilla

Hay que ver como se retuerce este niño. Vestirlo se ha convertido en una misión imposible. Y cambiarle el pañal ni te cuento. ¡Uf! Que lucha.


Para que se esté quieto le doy lo primero que encuentro y a veces funciona. La mayoría de las veces no. Normalmente le alcanzo la crema para escoceduras del culito. Le encanta. Un día se la quité porque tenía que aplicársela y el muy ladino se las arregló para apretar el bote cuando lo tenía abierto y... ¡prrrrrrtz! Toda la crema desparrramada.

Cuando le visto a veces es difícil acertar a meter el bracito por la manga, o las piernas por el sitio correcto. Y si intentas ponerle en una postura concreta para facilitar la tarea, empieza a hacer pucheritos y acaba berreando como un loco hasta que lo sueltas y vuelve a retorcerse cual lagartija.

Acabo con unos sudores horribles. Y el niño tan pancho.

miércoles, 5 de mayo de 2010

Foto de familia

Yo considero fotos de familia aquellas en las que aparezco (o a veces no aparezco) con mis padres o con mis hermanos. Esas son las típicas fotos de familia, incluyendo a o no otros parientes, como pueden ser los abuelos, tíos, primos...

Hasta ahora las fotos de mi pequeña familia en Madrid eran en realidad fotos de pareja. Raul y yo con un fondo u otro. Los dos sonriendo a la cámara la mayoría de las veces.

Ahora empiezo a tener fotos de familia aquí también. Como ahora somos tres viviendo en esta casa ya podemos fotografiarnos juntos y obtener una impresión con un papá, una mamá y un hijo.

Lo que me suena raro es que la mamá sea yo, pero eso no se puede cambiar. No puedo decirle a Daniel que soy su hermana. No colaría. Soy su madre con todas las consecuencias. Y a esta foto se pueden agregar también otros parientes. Antes cuando estábamos solos éramos una pareja y ahora somos una familia. Cuanta presión.

lunes, 3 de mayo de 2010

Daniel lucha contra los elementos

Vaya viento huracanado y gélido que campa a sus anchas por mi barrio. He tenido que tomar medidas extremas e incorporar el milagroso plástico de carrito de bebé a la sillita de Daniel. Así el niño va protegido de los elementos y tan ricamente. La única contrariedad es que le resta visión y con lo cotilla que es...

Se dedica rascar el plástico con sus uñitas con mirada dubitativa. Como si pensara: "Y esto... ¿Que demonios es?". Cuando el viento nos da de cara estira sus manitas y empuja el plástico que se acerca peligrosamente a su persona como si fuera un campo de fuerza contra el que tuviera que luchar. Es algo realmente gracioso. Sobre todo su cara de concentración mientras el viento aplasta el plástico contra sus zarpas.

Aparentemente no le gusta nada este accesorio de su carrito, pero quien sabe lo que piensa un bebé. O si realmente piensa.

domingo, 2 de mayo de 2010

El día de la madre


Tras un bombardeo mediático y publicitario infumable por fin llegó y pasó el día de la madre. El año anterior Raúl ya me había felicitado por futura mamá, pero yo no hice mucho caso. Hoy no podía ignorar el hecho de que existía Daniel.

El viernes el pequeñajo me había obsequiado con una tarjeta hecha por su seño en su totalidad en la que había impreso sus preciosas manitas como si fueran las alas de la mariposa del dibujo. Si soy tonta que me hizo ilusió y todo. Ya ha comenzado un ciclo de guardar curiosos, bonitos e inservibles regalos de la madre que durará muchos años ya. En realidad comenzó en marzo con el coche decorado con sus huellas dactilares que le regaló a su papá. Se lo curran las cuidadoras de la guardería.


Este domingo me tocaba trabajar, así que pasé la mitad del día encerrada en mi oficina dándole a las teclas. Cuando Raúl vino a recogerme a la empresa (pronto tendré mi propio coche) me anunció que me esperaba una sorpresa en casa. Me había comprado un cámara digital para hacer grabaciones del niño en condiciones y no las birrias que me salían grabando con la cáma de fotos. Ahora me salen birrias de calidad.

sábado, 1 de mayo de 2010

Fitness bebé

Existe una nueva modalidad de ejercicios para mantenerse en forma. Yo la llamo fitness bebé. Consiste en tener un hijo y en ir aumentando el nivel de dificultad a medida que crece. Cada día se incrementa la herramienta de trabajo unos gramitos y se remueve más para que se haga más difícil manejarla. Así se tonifican todo tipo de músculos.

Lo mejor es que le puedes poner el nombre que quieras, en común acuerdo con el papá. Yo he escogido Daniel. Pero te encuentras todo tipo de nombres en la calle... Bentejuí, Pepe, Hugo, Daida, Marcelino... De lo más variados.

Hoy me la llevé al parque y a los diez minutos tuve que hacer un descanso porque me tenía machacada con tanto saltito. Lo malo es que lleva una alarma incorporada por si te entra la tentación de para el ejercicio a mitad. En cuanto dejas la herramienta en su carrito suena algo parecido a "Buaaaaaaaaaaaaaaaaaaa".

Si insistes en vaguear la herramienta se suele cansar e incluso se desconecta sola un ratito. No mucho. No te hagas ilusiones. A veces se queda tranquilita en el carrito. Aprovecha. da largas caminatas para que se mantenga en ese estado de "Stand by". Además lo notarás en tus piernas. Son todo ventajas.