martes, 10 de octubre de 2023

¡Hola, Pubertad!

¡Hola, Pubertad! Adiós a la vergüenza - Descubre tu sexualidad, es una guía muy interesante para ayudar a los que entran en la adolescencia a lidiar con los cambios, descubrimientos, emociones, hormonas y nuevas formas de relacionarse que surgen en esta época y que, seguramente, o les pilla de nuevas o, peor aún, no cuentan con información nada fiable. A saber qué se cuentan entre ellos. O peor aún. ¡Qué buscan en internet!

Hablar con sus padres a veces se les hace un infierno. Bueno, la gran mayoría de las veces. Lo que pasa es que yo tengo una fiera mayor que no tiene pelos en la lengua, no puede quedarse callado caiga quien caiga, es extremadamente curioso y le gusta contrastar opiniones (lo que no significa que la mía siempre salga ganando). Este bichillo descarado, pícaro y sinvergüenza ha arrastrado a su hermano, que es mucho más tímido y cortado, pero que cuando el hermano saca el tema aprovecha y no se queda atrás. Gracias a él hemos normalizado las conversaciones con ellos del tema que les preocupe, sea cual sea, y por muy incorrecto que parezca en un principio. Nadie nace enseñado ni educado.

El caso es que muy feliz con el libro que acabab de recibir, le enseñé ¡Hola pubertad! al mayor, que acaba de cumplir 14 años. "Como te lo digo, mamá. Llegas tarde. Este le vendrá mejor a Iván", me soltó sin pestañear. "Pero deja que le eche un ojillo", agregó cuando se dio cuenta de que venía en formato cómic.

Porque éste es uno de los grandes aciertos de la publicación para fomentar el interés de sus lectores potenciales: primero plantea el problema o la situación con viñetas, para pasar a explicarlo con texto acompañado de ilustraciones muy explicativas. Daniel estuvo bastante tiempo entretenido, así que digamos que le gustó más de lo que quería dar a entender. Porque, claro, él ya lo sabe todo y esas cosas.

Cuando lo soltó, se lo pasé al pequeño que se puso bastante rojo y lo guardó en su cuarto sin comentar nada. De vez en cuando lo veía leerlo con mucha atención.

Finalmente, y después de un tiempo, logré recuperarlo para leerlo yo misma. En principio, me interesaba saber cómo planteaban cada situación y ver cómo influía que el origen de la publicación fuera coreana, pero me encontré con las mismas preocupaciones que pudieran tener los adolescentes occidentales y la mismas forma de enfrentarlos que aconsejaría o explicarían en una asociación de educación sexual para jóvenes española. Al menos en líneas generales.

Por ejemplo, hay una capítulo dedicado a la circuncisión de la que por estos lares no hay tradición, pero la idea de que hay que respetar la decisión del niño de hacérsela o no si no existe un problema médico real, como la fimosis, me parece muy universal en cuanto a todas las tradiciones superficiales como, por ejemplo, los agujeros para pendientes. También aprovecha el tópico para hablar de la higiene de los genitales y su gran importancia, y eso interesa a todos.

Por otro lado, toca temas tan comunes y dispares como la regla, la masturbación, los estereotipos de género, la imagen idealizada, tipos de familias, el sexting, las eyaculaciones y poluciones nocturnas, grabación ilegal y privacidad... Todos los capítulos me parecen importantes, pero yo resaltaría los que hablan de la importancia del respeto, sobre todo en esta fase, tanto por parte de compañeros como de adultos; y los que se refieren a los abusos sexuales. Este último capítulo se plantea poniendo un ejemplo de una adulta sobona que, ni siquiera tiene una intención sexual, pero que incomoda a sus alumnas. La protagonista del cómic no sabe si el problema lo tiene ella o es la profesora la que lo está haciendo mal.  En la parte de asesoramiento hablan de abusos sexuales de diferentes grados, incluso de palabra, y aconsejan hablar con un adulto de confianza. Es un tema duro, pero también es muy importante que lo conozcan.

Hay que tener en cuenta, que libros como éste ayudan, pero no son la panacea. Hay que estar muy atentos, con los oídos bien abiertos y la mente a prueba de bomba para poder estar ahí cuando lo necesitan y con las respuestas que necesitan. Personalmente, no tengo problema en reconocer a veces que a veces no tengo ni idea y mi solución es buscar la respuesta juntos...  o preguntar a su padre (hay temas de la adolescencia de los chicos que a mí se me escapan). Y ellos agradecen que no te bloquees con sus dudas o que no lo mires con horror (normalmente porque no tienes ni idea de qué contestarle o como explicarle ciertas cosas, pero ellos lo interpretarán casi siempre como un ataque personal). Lo ideal sería que te preguntaran sobre lo que les llamara la atención de lo que se plantea en estas páginas o que ayudara para que te cuente sus inquietudes concretas y personales. 

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