miércoles, 28 de agosto de 2024

TdN 2024: Rol


Continúo la serie de posts sobre las Jornadas tierra de Nadie 2024 con las partidas de rol que jugué, todas extremadamente interesantes.

Alguien debe Morir

Convencí a Daniel para que se apuntara conmigo a la partida de rol en vivo del juego "Alguien debe morir" mientras pasábamos un día estupendo en la piscina. Sorprendentemente, me dijo que sí, así que no perdí el tiempo y le di al botón de preinscripción. Justo quedaban dos plazas libres. ¡Las nuestras! Ya estábamos dentro.

Poco después nos llegó un formulario que nos mandaba el máster para repartir personaje de la forma más acertada. No dudé en marcar la respuesta "Me encanta liarla", así que me dieron al personaje más cínico, desagradable, miserable y despiadado del elenco. Mi misión era justo lo que había dicho que me encantaba hacer: liarla. Y matar a alguien con mi bala de plata después de que otra persona disparara la pistola.

A Daniel le dieron un personaje con mucha enjundia, que tenía que investigar quién le había arruinado la vida y convencer a alguien para que lo matar por él.

La verdad es que todos los personajes molaban y tenían su intríngulis. Y todos los jugadores bordaron sus personajes. Hasta el que se apuntó a última hora porque había habido una baja. Ese se metió en la piel de su personaje rapidísimo e hizo una actuación de óscar. No tenía a todos alucinados.

La aventura parte de la premisa de que todos aceptamos jugar a un juego a cambio de algo, normalmente que limpien alguno de nuestros pecados, aunque cada uno tenía un interés muy distinto. Una organización de ricachones poderosos nos encerraron en una cabaña de la que sólo podríamos salir cuando decidiéramos quién iba a morir y lo ejecutáramos. Si no matábamos a alguien, moriríamos todos cuando la cuanta atrás llegara a su fin. Mientras avanzaba la trama se iban desvelando detalles escabrosos de cada uno de nosotros, algunos reales y otros falsos.

Os aseguro que viví muy intensamente las dos horas que duró la partida y hubo momento muy épicos. 

Cuando quedaban quince minutos para el final todo empezó a desencadenarse muy rápido y todos nos pusimos muy nerviosos porque veíamos que no conseguíamos nuestros objetivos. Yo no conseguí el mío porque alguien mató a uno de los nuestros con un cristal afilado en vez de con la pistola, pero perdí matando. Me llevé por medio a uno de mis aliados, porque sabía que era la persona que el personaje de Daniel quería matar y que iba a contar con su apoyo. Lo que no sabía es que la persona que intentaba redimirme por todos los medios se defendería al juez y no haría sacar las cartas de baraja de cada personaje para decidir la suerte.

Evidentemente, el matón que encarnaba mi hijo y el mercenario que encarnaba yo éramos más fuertes que un juez y una pobre chica que haría lo que fuera para salvar la vida de su marido. Así que me cobré  mi víctima como premio de consolación.

Al finalizar el juego, el máster desveló todos los secretos y nos quedamos todos alucinados. Moló muchísimo. Siempre me había dado miedo apuntarme a un Vivo por si metía la pata y acababa arruinando el juego, pero creo que repetiré después de la experiencia. Hasta ahora sólo había jugado cluedos, PNJs en roles infantiles o máster en mis propios vivos que organizaba para mis hijos, pero jugar como personaje no tiene precio. Es lo mejor.

Gatitos Mágicos

En cuanto Iván encontró la partida de rol de Gatitos Mágicos al rescate entre las actividades de las TdN le brillaron los ojitos con gran ilusión. Tenía que jugar esa partida. Yo tampoco dudé en apuntarme al sorteo de plazas con él porque me apetecía muchísimo probarlos desde que salió al mercado. De hecho, obligamos a Daniel a apuntarse por si acaso nosotros nos quedábamos sin plaza porque no quería hacer nada en esa franja horaria.

Al final, sólo tuvo suerte Iván, que era el principal interesado, así que bien, pero yo fui a acompañarle a ver si sonaba la flauta y se caía algún jugador. Se celebraba por la mañana y ya se sabe que la posibilidad de que alguien se quede dormido en estas jornadas tan intensas no es tan descabellada. Yo nunca me he quedado dormida, pero he oído rumores y estaba dispuesta a intentarlo.

Me presenté ahí y le expliqué mi plan a la máster: u ocupar la plaza de alguien que no aparezca o hacer que parezca un accidente.

La verdad es que la máster era un amor y sacó una ficha extra para mí. Me aseguró que sería un crimen permitir que alguien con tantas ganas de jugar se quedara fuera y yo me senté ronroneando a la mesa.

Pronto llegaron el resto de los jugadores. No falló ni uno. Normal. Todos eran amantes de los gatos, como no podía ser de otra manera.

Nos hicimos las hojas de los personajes, que son muy sencillas. Y nos metimos de lleno en la aventura, en la que teníamos que salvar a nuestra humana preferida de un problema que la atenazaba por culpa de un humano muy desagradable.

Me encantó el juego porque parte de premisas muy sencillas, pero tiene mucha libertad a la hora de actuar. Los personajes pueden poner en marcha hasta las ideas más descabelladas, como, por ejemplo, construir un robot con electrodomésticos que dispare latas de refrescos y utilizarlo contra el malvado humano que amenaza a nuestra encantadora humana. Encantadora con los gatos porque, con el resto de su especie no tanto. 

Salvamos a la anciana de un futuro aciago y seguimos viviendo en nuestro idílico mundo gatuno con ella después de muchas situaciones locas, épicas y delirantes. Iván y yo salimos encantados de la sala.

CONsensus

Cuando leía la descripción de CONsensus pensé inmediatamente en Daniel. Con lo que nos gusta discutir y argumentar un juego en el que encarnaríamos a un experto tratando de llegar al consenso en un tema concreto nos cuadraba al 100%. Además era un testeo y a mí me flipa probar cositas nuevas, así que nos apuntamos de cabeza.

El juego nos gustó tanto por las mecánicas como por las posibilidades que tiene, que son infinitas, ya que hay mucha libertad en cuanto a la ambientación, tema a tratar y construcción de los personajes. Dejamos elegir la ambientación a Daniel, que se decantó por la baja Edad Media realista, concretamente el siglo XIII. Y luego me tocó elegir el tema a mí. Tuve de que exprimirme las neuronas para recordar lo que había repasado con mis fieras sobre el tema. Al final me pareció recordar que sobre ese siglo los campos entraron en crisis porque florecieron las ciudades y una nueva clase social que amenazaba el sistema imperante dominado por el Rey, los nobles y la Iglesia, así que propuse el siguiente: "Los nobles exigen que los burgueses paguen diezmo sobre sus beneficios a los nobles igual que hacen los campesinos en el campo". No me matéis si la precisión histórica o la inexactitud del tema os hace rasgaros las vestiduras. ¡Me pilló por sorpresa!

Además, en este juego caben tanto discusiones sobre si los condensadores de fluzo tienen un enorme impacto ecológico en el espacio tiempo, como sobre si la sopa precocinada influye en la proliferación excesiva de escarabajos peloteros, o si sería conveniente limitar el uso de la magia para preservar la reserva de maná mundial. Lo divertido es meterse en la piel del personaje e hilar tus argumentos con convencimiento y pasión, aunque sea con cambios de opinión, ya que, dependiendo de los movimientos que juguemos, y la suerte en los dados, las tornas se irán girando.

Según como avanzan los acontecimientos nos iremos acercando al consenso entre las partes.... o no. Y llegará un momento en el que tendrás que decidir un final que te perjudique menos según como están las cosas. Al final puede que seas el absoluto ganador por haber conseguido el consenso con tu sublime participación, o ganar por haber ayudado a conseguir ese consenso, aunque no hayas sido tu el que lo hayas logrado. También puedes ser el menos perdedor por haber salido triunfante en tu posición, aunque no hayáis llegado al consenso, con lo que tendrás detractores que te harán las cosas más difíciles en el futuro o ser el absoluto perdedor porque ni habéis llegado al consenso ni tu posición ha predominado frente a las otras. Evidentemente, en este caso, te convertirás en la oposición del ganador entre los perdedores.

Tiene miga la cosa, ¿eh?

Pues además es un juego que se puede jugar por sí mismo o insertarlo en cualquier aventura rolera en la que se vaya a celebrar un concilio, debate, discusión, etc... Tiene múltiples posibilidades. Y no os digo nada de sus posibles aplicaciones en el aula.

Otro punto a su favor es que no hace falta leer reglas ni máster. Te sientas, abres el manual y comienzas a jugar. Las mecánicas tienen un equilibrio muy bueno entre la sencillez para entenderlo sin problemas y la dificultad en las estrategias a seguir para ganar. Hay que estrujarse las neuronas para no cometer no un error en tus movimientos que te dejen sin prestigio o ego con el que batallar tus argumentos.

Tras la aventura, que por cierto acabamos sin consenso y con predominio de mi postura, nos quedamos un rato charlando con el autor, Antonio Roda,  que era majísimo y estuvo encantado de escuchar nuestras opiniones y dudas sobre el juego. Ojalá lo veamos pronto en las tiendas, porque es muy original y divertido. Por ahora, el juego se puede descargar gratis en itch.io.

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