miércoles, 27 de octubre de 2010

Pelea de gatos


Un día me dieron el niño en la guardería y nada más sentarlo en el carrito me dí cuenta de que tenía la cara surcada de arañazos. ¿Qué le había pasado a mi pequeñín? ¿Se había peleado con una gato? Lo primero que me vino a la mente fue a su contrincante lleno de mordiscos. ¡Uf!

El niño, por su parte estaba tan tranquilo y sonriente como siempre. Lo llevé al parque como todos los días y allí, el resto de papás también se dieron cuenta de las marcas de Daniel. "Parece que ha habido lucha en la guardería" Me dijo uno. "Sí, es normal, cosas de niños", contesté yo. Entonces otra madre metió baza y me temo que sió con el quid del asunto. "Pues yo me temo que se lo ha hechon el solito con esas uñitas como cuchillos que tiene".

Miré las manos de mi hijo y realmente parecía un pequeño lobezno. ¡Le crecen rapidísimo! Pero si no hace ni una semana que se las corté. "Es que se las tienes que cortar cada tres o cuatro días", me contestó la madre. ¡Pero si es más fácil cortarle las uñas a mis gatos que al niño! Me desesperé. Aún así me prometí cortarselas esa misma noche aunque tuviera que inmovilizarle con una llave de judo.

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