domingo, 1 de julio de 2012

Celebrando la mudanza del tio Luiyo

El tío Luis se muda y nos invitó a su casa para celebrar la buena nueva. Primero fuimos a un centro comercial que tiene muy cerca de su nueva vivienda para dar rienda suelta a las energías de mis enanos. No le defraudaron y nos dieron el día.

Nos sentamos para que Daniel comiera pronto y esperar mientras tanto a la abuela Chari. Nuestro peque eligió su menú encantado, pero luego sólo quiso comerse las patatas y el helado, así que el pollo me lo zampé yo, que venía muerta de hambre. Como el benjamín seguía la comida ávidamente con la mirada le dí una galleta. Craso error. Le dió un ataque de tos con flemas y ¡Aaaarg!... para que contar más.  Sólo decir que nuestros vecinos de mesa no estaban muy felices. Luis tuvo suerte, había ido a buscar a Chari a la puerta del metro y se perdió el espéctaculo. Cuando se reunieron con nosotros y ya había limpiado todo el desaguisado con las benditas toallitas húmedas.


Fuimos a comer a una franquicia de comida americana, pero no recuerdo el nombre. El mayor vio una tienda de recreativos y se puso como un loco para que le lleváramos allí. Mientras esperábamos mesa me paseé un rato con él por allí, pero cuando Chari vino a buscarnos me la volvió a montar. Me lo llevé de allí con la promesa de que volveríamos después de comer. La carta prometía, pero al final elegí la típica hamburguesa de bacon con huevo frito pensando en que Daniel tendría hambre y no le haría ascos. Acerté. 


Una pena que el bebé se pusiera a berrear como un loco. Raúl se lo llevó a dar una vuelta, pero en cuanto volvió se puso a llorar de nuevo, así que me tocó a mí darle la vuelta. Entonces caí de que eran casi las cuatro y le tocaba merendar. Saqué el potito (que poco me gustan, pero que bien vienen para estas ocasiones), lo preparé todo y se lo dí cucharada a cucharada. Al ratito vino mi suegra a relevarme.


Me comí lo que quedaba de la hamburguesa ya fría y agarré al primogénito, que ya estaba empezando a montarla (seguro que tampoco se había portado demasiado bien en mi ausencia), para acercarlo de nuevo a los recreativos. El peque estaba disfrutando al máximo corriendo de un lado a otro. Se montaba en un tren, en un cohete, se ponía a matar dinosaurios en otra máquina, miraba las luces... Y todo sin echar ni un duro. Al final me gasté un euro en un trenecito que daba vueltas y que le encantó. Tuvo suerte porque el tren era de dos plazas y se le sentó una niña detrás en el último momento. A mí no me parece mal, porque ya que te gastas el dinero que lo disfruten el mayor número posible de niños.  El caso es que el segundo trayecto fue a cuenta de los padres de la niña.


También nos montó una buena para sacarlo de allí y llevarlo a casa de su tío. La casa era perfecta. Pasamos un buen rato frente a una cervecita, contándonos nuestra vida y riñendo de vez en cuando a Daniel por sus travesuras. Terminamos el día en un parque infantil. Hay que ver como nos pesan los niños a Raúl y a mí a la hora de decidir planes. 


Cuando llegó el momento de la despedida Daniel no se quería ir. No hacía más que repetir que quería volver a la casa del tío Luis. En vista de su cabezonería el tío Luis le dijo que le invitaría a comer otro día. ¿Seguro? ¿No tuviste suficiente? Eso es amor por tus sobrinos.

9 comentarios:

  1. Bueno, al final no fue tan mal el día, no?

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  2. Pues parece que el tito Luis no tuvo bastante, ja, ja, ja... Un buen día, sobre todo para los peques.

    Besotes.

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  3. jajaj con los niños nunca se sabe que día van a tener!!! Se ve que el tito Luis es un tio estupendo que nunca se cansa de tus preciosidades. Besitos guapa y ánimo

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  4. La verdad es que lo pasamos bien. Supongo que mi cuñado entiende que los niños niños son y no se pueden pedir milagros ¡sight!

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  5. jejeej si es que nunca podemos imginar lo que puede pasar jeje

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  6. Vaya, qué día tan ajetreado tuviste... Menos mal que al final parece que la cosa llegó a buen cauce. Besos.

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  7. Ese centro comercial es el Islazul, no?

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  8. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  9. Sí, es Isla Azul. Has reconocido el tren ¿Eh?

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