martes, 30 de agosto de 2016

Croquetillas en las Dunas de Maspalomas

Una noche antes de acostarnos Daniel se dirigió muy emocionado a nosotros porque había visto un anuncio de un lugar impresionante en la tele. "Las Dunas de Maspalomas", aclaró mi madre. Hacía años que no iba a esa playa y de repente me entraron unas ganas tremendas de volver, así que estaba decidido. Haríamos una excursión al sur de Gran Canaria lo antes posible.

El día D mi niño mayor saltó de la cama porque estaba deseando revolcarse entre las dunas como hiciera yo a su edad. Preparamos todo lo necesario: crema solar, gorras, toallas, agua... Y a coger la guagua. Nos costó un riñón el transporte. Tanto que llegamos a dudar si hubiera sido más rentable alquilar un coche para ese día, pero por no buscar aparcamiento en las abigarradas calles cercanas a la costa playera hubiera pagado incluso más.

Llegamos a la estación y pusimos rumbo a la playa de Maspalomas bajo un sol que picaba bastante. Tanto que, en cuanto llegamos a la arena, poco le faltó al mayor para meterse vestido en el mar. Todos estábamos deseando refrescarnos. Tras el bañito reparador volvimos nuestra mirada a las dunas. Estaban tan cerca y a la vez tan lejos... A mí me daba perezón levantar el campamento para meterme en el desierto de lleno, pero mis churumbeles, ya fresquitos, echaron a correr hacia las montañitas ardientes sin pensárselo dos veces. No sé de donde sacan esa energía. Ni cómo no se quemaban con la arena que me estaba machacando los pies a través de mis sandalias.

Ellos se tiraban por las pendientes como si nada y posaban sus culetes sobre ella tan tranquilos. Se lo pasaron genial haciendo el cabra y poniéndose como croquetas. A mí me parece recordar que yo me tiraba seca y el estropicio no era tanto.

Y cuando ya estaban bien rebozados al padre no se le ocurre otra cosa que señalar un chiringuito y decir "¿Quien quiere un helado?". Allá que se lanzaron las dos fieras a por el suyo tan felices y echas un cuadro. Les quité la arena como pude con un poco de agua y un clínex, pero era misión imposible y fijo que tragaron algunos granos. Si fue así ellos no se quejaron y engullieron sus helados con deleite.

"Pues ale", sentenció Raúl, "a montar de nuevo el chiringuito y a bañarnos", me parecía un plan excelente, pero el caso es que estábamos en la zona nudista y dábamos un poco el cante. Se lo comenté a mi maridín, pero él aseguró que esa era la mejor zona, en la que menos gente había y que de ahí no movía. "Lo de quitarse la ropa no es obligatorio, así que...". Y allí nos quedamos más felices, que perdices.

El caso es que a mis hijos no les llamó la atención verse rodeados de gente desnuda. Ellos a lo suyo, que era saltar las olas y construir castillos de arena y volcanes con las manos. Porque, por no cargar, pasamos de llevar los cubos, palas y demás accesorios. Ni falta que hizo porque se lo pasaron genial. Y aún hicieron otra incursión a las Dunas de la que me escaqueé aduciendo que alguien tenía que quedarse a cuidar de las cosas... Menos mal que coló. Tan a gusto que estaba tumbada tranquilamente en mi toalla hasta que volvieron mis churumbeles estufándome arena hasta en el piloro para que no me acomodara demasiado.

Lo pasamos fenomenal hasta que se nos hizo la hora de comer y nos fuimos a un restaurante que nos recomendó un chico al que le preguntamos dónde podíamos ir. Se llama El Toro y nos pareció muy bueno con respecto a la calidad precio. Comimos estupendamente y salimos rodando de allí.


El padre aventuró una propuesta sobre volver a la playa, pero tenía a la familia agotada y se tuvo que conformar con poner rumbo a la estación de autobuses y de ahí a casa. Los peques cayeron como troncos durante el trayecto con lo que recargaron pilas y no nos dejaron descansar esa tarde. ¡Que típico!





8 comentarios:

  1. No me extraña que cayeran como troncos!! Menudo día más divertido. Por las fotos se ve que las dunas son inmensas, no recuerdo haber ido a una playa como esa nunca, pero me encantaría hace la croquetilla a mí también, aunque fijo que no duró más de un asalto, jajajaja.
    Un abrazo!

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    1. Sí que son grandes y... agotadoras jajaja
      No veas que difícil se me hace escalarlas y ellos como si nada. Alucinaba!!! jajaja

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  2. ¡Quiero hacer la croquetilla! ¡Quiero hacer la croquetilla! ¿Por qué no he podido hacer la croquetilla? Porca miseria...

    Besotes!!!

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    1. Túuuuuuu???? No me lo creo. Pero si eres antiarenaaa.
      Como mucho querras tirar al churri por la duna jajaja

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  3. Tambièn estuvimos allí, pero tuve tan mala experiencia Què no guardo un buen recuerdo y Es Què nos dijeron en el hotel Què podíamos ir andado por un Camino Què cruza desde el Meloneras y salía (bastante distancia) a otro hotel . En fin, allà Què nos fuimos, mis hijos se subieron a lo alto ,pero en un trayecto determinado aquello estaba lleno de gays, y puedes tener la,orientation sexual Què quieras pero el respeto hacia Los demàs Es independiente de ello y estaban todos haciendo de todo descaradamente sin decoro ni respeto a Los demàs, cuando te digo de todo imagina de todo, y caro ibamos con nińos y no podía volver estaba a mitad de camino, y aquello no acababa, iba a toda pastilla disimulando para Què Los niños no vieran, era un despiporre sin control. Cuando llegamos al final había un grupo de policías y allí que me fui yo y les digo que eso Es una verguenza Què no Se puede permitir que uno va con niños, que son espacios pûblicos para estar haciendo...... Guarradas , y Los policías medio que Se reían y que no podían hacer nada, y Es un Camino acotado con pivotes de madera y estaba megatransitado. En fin, que lo pasè fatal.

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    1. Es de vergüenza. De eso se quejan muchos canarios, de que se está dando una imagen muy chabacana de canarias al exterior. Que rabia me da que te haya pasado eso. Seguro que si son heterosexuales les llaman la atención porque eso ya no es discriminar. ¡Anda ya! Es escándalo público es un delito para todos. No me extraña que no quieras volver.

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  4. Con lo que me gusta a mi la arena allí me daría un sopor jajajaja

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    1. Buuuf jajaja No me lo puedo ni imaginar
      Que conste que yo llevo sin tirarme por las dunas desde los quince años por lo menos jajaa
      Y cedo gustosa el paso a las nuevas generaciones ;)

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Me encanta saber lo que piensas.