martes, 21 de agosto de 2018

Los juegos de mesa para mayores que jugamos en las TdN2018

Hasta tiempo tuvimos de jugar a juegos de mesas no infantiles durante nuestra estancia en las TdN2018. Como los críos ya están más autónomos que años anteriores, a veces se juntaban con otros niños a jugar partidas y nos dejaban vía libre para el estante de los mayores.

Raúl aprovecha más el momento para probar juegos de mesa sin los peques porque soy yo las que les acompaña a las actividades infantiles, y muy a gusto que lo hago porque confieso que me lo paso pipa yo también. Pero sí es cierto que también agradezco sentarme a la mesa a jugar a algo que no ponga algo así como de seis años a 99.

El primero que probé fue Istambul y me moló muchísimo. Me ha parecido muy original y con mil posibilidades y estrategias de juego posibles para ganar. Por cierto, que no gané por poco. Tenía la jugada maestra y si no me llega a despistar un compañero lo hubiera logrado. Por un turno... En fin. Que me disperso. La historia es que eres un mercader árabe y tienes que elegir que acciones llevar a cabo para tener más éxito que tus competidores en un mercado: puedes comprar mercancía, venderla, ampliar el carro, comprar privilegios a cambio de materia prima, usar a tus primos para llegar más rápido a los lugares... Si llega otro antes que tú te será más difícil o caro conseguir tu objetivo, pero hay tantas acciones a elegir que hay que elaborar una cuidada estrategia. Éste se vino con nosotros a casa para seguir perfeccionando nuestras habilidades como mercaderes.


También me gustó Santa María, otro juego en el que las decisiones que tomes son cruciales para llegar a la victoria. Y las mías fueron fatales porque Raúl me paliceó sin piedad. La historia es que cada jugador tiene que formar una colonia e ir expandiéndola. Gana el que tenga la colonia más feliz. para lograrlo hay una serie de acciones que puedes llevar a cabo en tu tablero o en el tablero general. Cada fila y columna pertenece a un dado con un número y color. Se puede producir, generar dinero, comprar losetas para colocar en tu tablero de acciones, usar dados para accionar filas o columnas inutilizando la última de las acciones de dicha fila o columna para a siguiente vez que actives el dado. Activar una sola vez una acción de tu tablero inutilizándola para el resto de la fase, incrementar tu poder militar o religioso... ¡Vamos! Que hay muchos palos que tocar y hay que saber elegir bien. Esta también nos gustó.


En cambio Photosynthesis sólo me gustó a mí. Claro que gané de sobra, así que eso pudo tener algo que ver. El juego consiste en tener un equilibrio entre tu tablero de recursos y el de bosque, en el que tendrás que ir plantando semillas, de las que crecerán poco a poco árboles según tengas con qué pagar ese crecimiento y esas semillas. La historia es que tienes que intentar quitarle la luz tus contrincantes y que no te la quiten a ti. El sol se va a ir moviendo, así que hay que tenerlo muy en cuenta a la hora de plantar, hacer crecer y, finalmente, cortar el árbol para cambiarlo por puntos de victoria. Y todo esto sin perder recursos porque no puedas meterlos en tu tablero de recursos.


Raúl descubrió un juego parecido a The Mind, que nos gustó mucho en las jornadas Spieldesjahrestag 2018. Se llama The Game y consiste en una baraja del 1 al 100 y cuatro cartas especiales que indican que en dos de ellas puedes poner números que vayan del 1 al 99 y en la otra del 100 al 2. Esto se hará poniéndolos correlativos y cada jugador debe jugar al menos dos cartas en cada turno, aunque fastidie al resto si las tiene malas. Si te saltas un número ya no lo puedes poner. Lo único que te salva es que puedes hacer saltos de diez en diez para adelante en el 100 al 2 y para atrás del 1 al 99. Es decir, si en la fila ascendente tienes un 72 y en tu mano un 62, puedes echarlo y deshacerte de las cartas que tuvieras en esa decena... Si nadie se adelanta con un número mayor, claro. Se gana si todos se deshacen de todas las cartas. Lo mejor son las caras de los jugadores cuando alguien le chafa su siguiente jugada.


También tuve la suerte de poder echar una partida a Cacao con Iván, de Cuéntame un juego, ¡que risas con él! La verdad es que nunca había jugado a este juego, pero había oído hablar mucho de él. La mecánica se basa en una serie de losetas que tendrás que colocar según te convenga para producir cacao, construir templos, avanzar en el río... Me ganó él, pero por poquito ¿Eh?


El único prototipo que pude probar fue Cats, un juego que sale en Verkami en septiembre, así que tendremos que estar muy atentos porque nos encantó a todos, hasta a Iván. Daniel no jugó porque en ese momento no estaba con nosotros sino a su bola jugando en otra mesa. El tablero es el plano de una casa en la que conviven tantos gatos como jugadores haya, cuya misión es buscar su placer y satisfacción. Si es que está claro que el autor tiene gato. Clarísimo. Los ha calado desde los bigotes hasta la cola. El caso es que hay acciones adorables y otras no tanto que como te pille el dueño te puede llegar a echar de la habitación de malos modos, lo que estresa al gato y... lo hace más fuerte (buenísimo), aunque esos puntos son negativos al final de la partida si no te los quitas con acciones adorables para que te acaricie el dueño, que va paseándose por las habitaciones por orden. Los jugadores tienen unos objetivos, ponen fichas de acciones en las casas que luego tendrán que coger para que les den puntos y se pueden pelear con otros gatos por ellas. Para todo tienen que elegir que carta de la mano usar. Sólo se podrán llevar los tokens de acciones si las cartas que usan tienen los símbolos necesarios. Esas acciones pueden ser arañar el sofá o la silla del escritorio (ésta por ejemplo sólo se puede poner en el salón o en la habitación dónde está el escritorio), jugar con el papel higiénico (que sólo puede ponerse en el baño), dormir donde no debe, comerse las plantas, jugar con los cables, vomitar, etc... Acciones muy propias de los gatos. Hay una forma de juego que incluso entra en escena un aspirador estilo rumba para hacer la vida imposible al gato, aunque a ese no jugamos. Nos lo pasamos bomba siendo gatitos.


2 comentarios:

  1. Sin duda el que creó el juego de los gatos, tiene gato. Jajajaja. Me ha parecido muy original y divertido ese juego. Tal vez me haga con él cuando salga, porque he visto que es a partir de dos jugadores, así que puedo jugar con el churri. Con Forlán y Munchkin no, que me ganan por experiencia, seguro. Jajajaja. Besotes!!!

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    1. A mí también me ha molado mucho. Será porque tenemos gatos y los conocemos? jajajaja Muy realista :D
      Estoy contigo. Nuestros mininos nos ganarían por goleada ainss

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