martes, 28 de julio de 2020

De picnic en tiempos del coronavirus

Pues nada, que el verano hay que llenarlo de actividades divertidas para toda la familia... PERO... con todas las precauciones posibles. Está claro que la mejor precaución es la abstención. Esto es igual que con el sexo, pero igualmente me arriesgaba métodos anticonceptivos mediante (con el tiempo ya fui a por los bebés a posta con una pareja que sabía que estaba libre de enfermedades venéreas... pero eso ya es otra historia que no tiene nada que ver con este blog). En fin, que me disperso como siempre. Una, que busca siempre unos ejemplos nada esclarecedores.

Lo que quiero decir es que un plan divertido, tomando todas las precauciones necesarias, viene bien durante las vacaciones estivales, así que nos hemos ido de picnic al parque, ya un par de veces. Me parece un plan ideal para los peques, sobre todo, porque es al aire libre. Eso sí, hay que ir a cenar, sobre las ocho de la noche en adelante, si no queremos morir asados (por lo menos en los madriles).

La primera decidimos celebrarlo con temática de gastronomía alemana, por eso de hacer algo diferente. Así que todos los participantes nos pusimos manos a la obra con las currywurst, las frikadellen, las berlinas, el apple strudel... hasta los niños echaron una mano, al menos en mi hogar.

El día del picnic montamos un banquete digno de un rey. Todo estaba buenísimo. Pero era demasiado y sobró mogollón de comida. En casa tuvimos platos alemanes para todo el día siguiente.

Llevamos todo desechable: mantel, platos, vasos, cubiertos... Servilletas, bolsas de basura (para plásticos y orgánicos, no fue idea mía, pero estuvo muy bien tenerlo en cuenta). Así, no se compartía nada y todo lo que usamos se fue directo a la basura. Uno de los padres trajo unos bonitos vasos de plástico de colores que llamaron más la atención de los niños que los desechables de toda la vida y algunos usaron esos. Pero eran fácilmente identificables por el color. Ellos tenían claro que quién era el verde y de quién el naranja. Nos quitamos las mascarilla para comer y beber, pero el resto del tiempo fue una constante en nuestra cara.

Es muy difícil evitar el contacto entre los niños, pero al menos llevamos gel hidroalcohólico para minimizar riesgos. Nos han dicho que el contagio por contacto es mínimo y que lo más efectivo es llevar la mascarilla, pero no está de más extremar las precauciones como están las cosas ahora mismo.

Lo pasamos tan bien que decidimos repetir la experiencia, aunque a base de sandwiches, empanadas, patatas fritas y cosas más normales y menos trabajosas. Llegamos a la conclusión que el tiempo que pasamos juntos en el picnic tiene la misma calidad con una medianoche de jamón y queso, que con el currywurst, y nos ahorramos un montón de horas de cocina.

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