viernes, 28 de agosto de 2020

Camino a Redonda

Desde Covarrubias salen mucho caminos chulos en los que disfrutar del campo con seguridad. Eso sí, llevamos la mascarilla a mano y en cuanto vemos u oímos a alguien nos las ponemos corriendo. 

Nos gusta salir tarde cuando el sol baja a recorrer alguno, así hacemos hambre para la cena. El otro día nos fuimos hacia redonda aunque no llegamos porque encontramos algo que nos tuvo muy interesados todo el camino e hizo que se nos hiciera tarde. De hecho, llegamos de noche al pueblo de noche.

Estábamos andando tranquilamente, bueno, en realidad, discutiendo acaloradamente con el pequeño porque no quería venir, pero tampoco quedarse en casa y que nosotros nos fuéramos, cuando el mayor llamó nuestra atención.

"Mirad, mirad", señalaba insistentemente muy emocionado, "Esos puntos se están moviendo, ¡¡Se están moviendo!!" Fue la señal para que los dos churumbeles salieran disparados hacia el lugar indicado brincando cual cabritas por un campo segado. 

Los puntos levantaron la cabeza, presuponemos que miraron a las fieras y pensaron "mira esos flipados de la vida" y, tras un par de mordisquitos más a la hierba, se fueron dando gráciles saltos. Porque sí, ¡era ciervos! O algo similar porque con el zoom del móvil poco se apreciaba, la verdad. Lo justo para identificar la cabeza, el cuerpo y las patas, massss o menossss.

Los peques volvieron muy desanimados para enfrentarse al rapapolvo de sus padres: no se corre por los campos de cultivo, no se asusta a los animales que salen para comer, no se reacciona sin pensar... etc, etc. Aún así y todo, estaban muy contentos porque se habían acercado lo suficiente para que los puntos se percibieran como animalitos monos y peluditos.

El resto de puntos que fuimos identificando por el camino se tuvieron que conformar con verlos desde el zoom del móvil. ¡Vimos unos cuantos! Y, claro, había que pararse un rato a observarlos desde la distancia. Tan lejos que estaban y desde el móvil se notaba como levantaban la cabeza de vez en cuando para ver que hacíamos. pero ya no molestamos ninguno más. Teníamos a los revoltosos churumbeles concienciados de la importancia de dejar cenar tranquilos a los animales.

Por el camino me estuvieron contando muy entusiasmados que habían visto ciervos mucho más cerca cuando iban en bicicleta con su padre, pero que había que ser muy rápido para verlos porque enseguida desaparecen.

El camino, el paisaje y las vistas, todo maravilloso, pasaron a segunda plano con seres tan monos brincando a los lejos. Eso sí, tocó correr un poco a la vuelta que por el campo no hay farolas y me veía apañándonoslas con la linterna del móvil.

4 comentarios:

  1. Ooooh ciervos! Que bonitos! Y que caminos más chulos!

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    1. Estamos intentando salir un poco todos los días, que la que se nos viene no pinta muy bien. Nos hizo mucha ilusión ver los ciervos!!! Aunque fuera de lejos jejeje

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