jueves, 23 de marzo de 2023

Magic boardgame fest: El resort Magic Robin Hood

Lo cierto es que una de las cosas que nos convenció para comernos cinco horas de atasco hasta Alfaz del Pi y acudir al evento Magic Boardgames Fest fue el entorno en el que se celebraba: Magic Robin Hood. Porque eventos de juegos de mesa hay un montón en Madrid y torneos multijugador de Arkham Horror nos preparan de vez en cuando nuestros amigos de Archivos de Arkham y otras asociaciones como la Cofradía del Dragón, pero, he de decir, que a los niños los convencimos totalmente cuando les enseñamos la web del resort en el que se hacía el evento.

En verano, con todos los servicios abiertos, debe ser la leche, porque en temporada baja ya nos pareció un lujo. Y eso que funcionaba a medio gas y nunca sabías qué te iban abrir, cuándo o dónde. De hecho, en las condiciones ponía que la entrada al evento de juegos de mesa se incluía también un pase para la pista de patinaje sobre hielo y luego resultó que estaba cerrada. Nos quedamos con las ganas, pero al final nos dio un poco igual porque sólo teníamos un día y medio y muchísimas posibilidades de ocio frente a nosotros.

Sólo nos facilitaron el horario de tres actividades, que se pagaban aparte, y la piscina. A través de la aplicación te podías apuntar a las franjas horarias disponibles de multiaventura, laser tag y la sala game experience. Curiosamente, las fieras sólo se quisieron apuntar a lo primero, que contaba con un pequeño recorrido desde las alturas que nos moló un montón. Y digo moló porque yo también me apunté a pesar de mi esguince y las advertencias de Raúl, que en ese momento estaba en un torneo multijugador de Marvel Champion y no podía vigilarme.

Evidentemente, caí en la tentación y me subí a las alturas alegre e irresponsablemente. Las madres también tenemos derecho a hacer locuras de vez en cuando. Me lo pasé genial y me reí mucho cuando nuestra monitora se ponía a saltar o a balancearse para movernos el camino. Los dos monitores que nos atendieron eran encantadores.

De hecho, Iván repitió otro día con su hermano, de tanto que le gustó. Yo no me la quise jugar de nuevo. El mayor no había querido ir el primero día porque estaba enganchado al móvil (menuda lacra social los smartphones).

Tras jugármela en las alturas y jugar al pilla pilla con Iván por el camino de redes y el sendero rebotante más bajo acabé bastante acalorada así que aprovechamos para pasarnos por la piscina, a pesar de que hacía fresquete.

A mí me vino genial meterme en una de las zonas en las que el agua te llega por debajo de la rodilla para aliviar el dolorcillo de tobillo, pero cuando Iván me propuso meterme en la zona profunda bastó mojarme la barriguita para volver en razón y salir a secarme. En cambio el más peque hasta buceó. Otra vez se demuestra que estos niños ni sienten ni padecen.

Daniel nos acompañó, pero tampoco pasó de mojarse de cintura para abajo. En cambio, al día siguiente, que subieron las temperaturas sí que se dio un buen baño y disfrutó hasta de los toboganes, pero de los normales. Los superenormes, que ese día abrieron de sorpresa no nos animamos ninguno a probarlo, algunos por el vientecillo fresquito que estropeaba el día y otros por les daba respeto.

También se quedó la fiera pequeña con las ganas de acceder a un parque infantil muy chulo que tenían cerca de la piscina, pero cuando lo abrieron estábamos en el multiaventura y luego en la piscina, y cuando tuvimos la ocasión nos lo encontramos cerrado, así que no tuvimos la oportunidad, pero tampoco hubo falta de cosas que hacer.

El caso es que fuera del evento de juegos de mesa, también habían cositas chulas de las que disfrutar. Incluso si te quedabas en la cabaña, que molaba un montón. Sobre todo los niños estaban encantados con ella. 

Hasta reservamos un ratito para tumbarnos en la terraza a tomar uno de los tés que nos habían dejado de cortesía. También teníamos un calentador de agua, un microondas, una nevera y un fregadero, pero nada de fuegos. 

Algo que vimos de lo más comprensible en cuanto conocimos los buffets de superlujo que servía para el desayuno, comida y cena. ¡Quién se iba a poner a cocinar con esa oferta gourmet! Tenían de todo y todo buenísimo. Cada día variaban los platos principales, algunos postres, tapitas, entrantes... Incluso había una zona vegana. No os imagináis lo que lo estamos echando de menos. Sobre todo yo, que soy la que cocina normalmente.

Total, que salimos de allí con siete kilos más, pero que nos quiten lo bailao.

De hecho, puedo asegurar a ciencia cierta que fue un fin de semana aprovechadísimo entre le Magic Boardgames Fest y las instalaciones que pusieron a nuestra disposición  desde el resort. Nos dio tiempo a muchas más cosas de las que pensamos. Eso sí, se durmió más bien poco.














2 comentarios:

  1. Pues tiene una pintaza tremenda, aunque mis cangrejo creo que no son de alturas jajaja

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