lunes, 26 de junio de 2017

La noche de San Juan en Covarrubias

Hemos pasado la noche más corta del año en el pueblo de Raúl. Sabíamos que algo organizarían porque en Covarrubias siempre hay un plan molón que hacer. No nos equivocamos. Aquella noche teníamos verbena, chocolate y hoguera.

En cuanto escucharon las dos últimas palabras mis churumbeles tenían claro que querían ir esa noche a la plaza. Como están de vacaciones no les pusimos ningún impedimento y después de cenar nos acercamos a la verbena.

Había poca gente, pero de lo más animada. Enseguida los niños se pusieron a bailar. El pequeño no se despegó de mí, como suele ser habitual. Estuvimos bailando juntos todo el tiempo y no dejó que el àdre ocupara su lugar, como mucho bailábamos los tres juntos, pero tampoco es que le hiciera mucha gracia.

El mayor sí que se acercó al grupo de los niños a bailar como indicaba la cantante. Que si para un lado, que si para otro, que si pikipikipiki... Se lo estaba pasando y pipa. Cuando acabó la sesión infantil no quiso regresar con sus padres. Todo lo contrario que su hermano, él nos huía como de la peste.

Hasta que encendieron la hoguera y consintió en sentarse con nosotros mientras veíamos el espectáculo de llamas. Pero duró poco porque alguien dijo chocolate y allá que fue disparado mi primogénito. Tanto que se puso el primero en la cola. No le importó nada que el resto de la familia estuviéramos unos puestos más hacia atrás.

Con el chocolate y los bizcochos nos volvimos a sentar en el suelo mientras volvía a sonar la música. Nos tomamos nuestras viandas muy a gustito y ahí fue cuando notamos que Iván se nos estaba quedando frito. A pesar de sus protestas me lo llevé a casa y lo metí en la camita. En la mía, porque decía que si no estaba Daniel a su lado no se iba a su habitación de la casa del pueblo.

Así que lo tumbé a mi lado un ratito. La idea era que cuando llegaran el padre y Daniel lo pasáramos a su cama, pero yo también me torré y los juerguistas se metieron en la habitación de los niños sin más. Así que me pegué toda la noche recibiendo patadas del culebrilla del pequeño. Madreeee. Como se mueve este niño. En un momento dado hasta pensé que estaba despierto, pero que vaaaaa. Ni me contestaba ni reaccionaba a mi voz, pero se seguía moviendo buscando la mejor postura. Que debía ser la de echar a mamá de la cama porque tuve que cambiar de lado al menos un par de veces para no caerme en el abismo.

Al día siguiente tenía más ojeras que los dos que se habían quedado hasta que apagaron la hoguera.

6 comentarios:

  1. Es que San Juan mola mucho, hay una hoguera en cada barrio y pueblo. Eso sí, lo de dormir ese día se lleva un poco regular...
    Besos

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    1. Sí que se lleva mal, pero el peque estaba que se dormía por las esquinas jajaja
      Así que tuve que convencerlo antes de que tuviéramos que llevarlo a la cama en brazos, que ya pesa que no veas ;)

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  2. Qué guay!! Nosotros lo único que solemos hacer es dejar agua a la luz de la luna para aclararnos con ella al día siguiente. Este año ni eso porque se nos olvidó. Jajajaja. Besotes!!!

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    1. Aaaay, que desastre jajaja
      Qué bonita costumbre. Aquí no tenemos terraza, pero para el próximo año a lo mejor dejo un vaso en la ventana ;)

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  3. feliz San Juan!!! q rico el chocolateeeeee!!! :D

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