lunes, 14 de octubre de 2019

Dungeon World 1, comienza el viaje con fuego, sangre y oscuridad

Os voy a relatar la primera aventura que nos dirigió Raúl siguiendo como guía Dungeon World, un juego de rol que me ha llamado mucho la atención. Tanto, que es el primero que me leo de principio a fin.

Lo que más me gusta es que los personajes jugadores (PJs) tienen mucho que decir en la historia y sobre su personaje. El máster les tiene que ir preguntando cosas e ir hilando la aventura en base a eso. Hay que tener mucha imaginación y capacidad de adaptación. Por ejemplo, si estamos yendo a una isla los PJs tenemos que decidir por qué vamos, luego allí nos encontraremos lo que nos tenga preparado el máster pero nuestra historia tendrá mucho peso en ella. O por qué estamos juntos en el mismo grupo de aventureros o si conocemos a un personaje no jugador (PNJ) debemos explicar de qué o si tenemos miedo de algo, etc...

Otra cosa que me gusta mucho son los vínculos. Cada uno empieza con unos vínculos con los otros PJs que hemos elegido en nuestra hoja de personajes y estos van cambiando y resolviéndose según juguemos. Por ejemplo, si yo confío ciegamente en el paladín pero se conduce con cobardía en algún momento de la batalla el vínculo cambia. Puedo decidir aprovechar esa fisura para atraerlo a mi fe o desconfiar de él durante la batalla, etc, etc... Nuestras acciones deben ir acordes con estos vínculos en todo momento. Y por ejemplo, si luego el Paladín me salva la vida puede recuperar mi confianza y resolver ese vínculo.

Además, el juego tiene muy en cuenta la frustración de los jugadores. Si fallas las tiradas te vas apuntando puntos de experiencia para poder subir de nivel. Incluso, si mueres, aun tienes la posibilidad de negociar o escapar de la muerte, a un precio, claro...

Los PNJs, los objetos y los monstruos funcionan con etiquetas que los describen y, estos últimos, están organizados por zonas donde te los puedes encontrar. Sus comportamientos, acciones, características y ataques tienen que ajustarse a estas etiquetas durante la aventura.

Por cierto, todo lo que cuenten o hagan los PJs es susceptible de ser usado por el máster más adelante así que éste tiene que ir tomando nota de todo ordenadamente. Por ejemplo, si te encuentras con un PNJ al que has traicionado en el pasado puede que no te sirvan las tiradas de carisma con él o que incluso te ataque nada más verte sin mediar palabra. En cambio, si le ayudaste es probable que sumes un modificador positivo a tu movimiento para convencerle o que te ayude sin necesidad de tirar los dados.

Dependiendo de lo que quieras hacer con tu personaje eliges un movimiento en el que tiras una característica con sus modificadores según cómo te hayas hecho la hoja de personajes (se explica con detalle y muy claro en el libro). Se tiran 2d6 y se suma el modificador segun uses fuerza, destreza, sabiduría (conjuros y hechizos)... Si sacas más de 10 te sale bien la cosa, entre 9 y 7 te sale bien con consecuencias que determina el máster y que a veces tiene que elegir el PJ. Ejemplo: le das al monstruo, pero el master te da a elegir que se te rompe el arma y la pierdes o te expones al peligro que él te indique posteriormente. Con esta tirada el monstruo te ataca después de tu ataque, si no lo has matado. Con menos de 6 te sale mal la cosa y te apuntas un punto de experiencia.

El daño se indica con el dado que te ponga en tu hoja de personaje. Depende del tipo de aventurero, raza y alineamiento (bueno, legal, neutral, caótico, malvado...).  Esto lo eligen los PJs al hacer la ficha del personaje.

Una vez os he hecho un pequeño bosquejo muy muy general de las reglas paso al relato de nuestra primera aventura...

"Soy una clérigo, seguidora de la iluminada Zorica. Mi religión me impele a seguir la estela del conocimiento aún a riesgo de mi propia vida. Me muevo entre lo oculto para iluminarlo con mi luz y mi fe. Me llamo Elis.

Viajo en un barco con destino a la isla de Messala, dónde he oído que se guarda una biblioteca secreta llena de conocimientos ocultos. Me acompañan, Titán, un Paladín en el que confío plenamente, aunque haya detectado posos de oscuridad en él; y Fénix, un raterillo muy hábil y sigiloso al que he regalado mi amistad porque respeta un curioso código de honor que lo hace muy fiel a sus compañeros. Ellos viajan por diferentes motivos al mío, claro está, pero me son muy útiles para sortear los grandes peligros que me he ido encontrando en mi camino.

Titán ha luchado codo con codo conmigo en una batalla en la que me vi envuelta en cierta ocasión. Pondría la mano en el fuego a que nunca me dejaría tirada. Y a Fénix lo conocí cuando huía del Paladín tras robarle un saco de monedas de oro. En realidad, es un jovenzuelo alegre y temerario que siempre acaba exponiéndose al peligro, pero con una singular inocencia en el alma que te impele a protegerlo.

A pesar de ser tan diferentes hemos conectado muy bien, aunque Titán no acaba de perdonarle la osadía de haberle robado en el pasado, y ahora compartimos camastros en este mísero barco de pasajeros. Justo en este momento, el capitán nos advierte que debemos estar en silencio porque nos acercamos a la isla. No puedo resistir el impulso de preguntarle el motivo de tanto sigilo, mi alma zoricana necesita de respuestas continuamente, pero él se muestra receloso y no logro sacarle ni una palabra acerca de sus crípticas palabras.

Eso me pone en alerta y hace que mi curiosidad se exalte. Sin poder remediarlo poso suavemente las yemas de mis dedos sobre la proa del barco y comienzo a sentir el cosquilleo del poder de Zorica recorriendo mi interior. La voluntad de mi diosa me es benigna y pronto consigo iluminar toda la parte frontal del barco con un haz bastante potente.

Segundos después noto que alguien tira de mí hacia atrás. Es el capitán que me mira con ojos desorbitados mientras chilla: "¿Pero qué haces insensata?". El conjuro se rompe tan rápido como me separa del mástil de la proa apagándose todo a nuestro alrededor y dejando sólo el espectáculo del cielo estrellado sobre nuestras cabezas.

Pero pronto la sangre se me hiela en las venas. algo extraño está ocurriendo. Las estrellas se están apagando poco a poco y la oscuridad más absoluta se cierne sobre nosotros. La tripulación comienza a correr caóticamente por la cubierta al grito de "Dragoooon".

Unos enormes ojos rojos aparecen de repente ante nosotros brillando con malignidad. Fénix no pierde ni un segundo en saltar por la borda, pero Titán y yo nos preparamos para enfrentar al gigantesco monstruos con nuestro báculo y espada. Un intento fútil, porque la bestia nos barre con unas llamaradas tremendas que hacen que el barco estalle en una bola de fuego.

Maltrechos y con graves quemaduras acabamos por seguir a Fénix y dejar que el dragón se ensañe con la embarcación a su antojo. Pronto alcanzamos una playa y hacemos una alto para que revise e intente curar las heridos que hemos sufrido mi camarada y yo. El ladronzuelo está indemne y en plena forma, así que no para de azuzarnos para que nos pongamos en marcha. Está seguro de que si nos encuentra la tripulación y el pasaje lo menos que nos harán será darnos una buena paliza. Y esto lo afirma mirándome con cara de pocos amigos. Titán también me reprocha mi metedura de pata con duras y gélidas palabras. pero no logran que me arrepienta de nada. A veces el precio que hay que pagar por alcanzar el conocimiento es muy alto. Es algo que sé por experiencia y siempre he dado por bueno el sacrificio en pro de la sabiduría.

Por supuesto, no logro convencer a mis amigos, que me tachan de charlatana y comienzan a andar hacia la fronda de no muy buen humor. De repente, oímos unos gritos agudos que nos son muy familiares. Nos acercamos con cuidado al lugar del que proceden y vemos como unos tipos malencarados intentan arrastrar a una chica con ellos. Conozco a esa joven. Se llama Sarala y conversé con ella en una par de ocasiones en la cubierta. A pesar de que no parece que cuente con muchas primaveras se nota que está bien instruida y su conversación fue una grata sorpresa para mí entre tanto patán de agua salada.

Titán y yo nos miramos sin hablar y sé que él está de acuerdo conmigo en que hay que intervenir. Fénix ha desaparecido, como suele ser habitual en cuanto se huelen problemas. Mejor, una cosa menos de la que preocuparme. Me preparo mentalmente y dirigido todo el poder que me presta mi diosa hacia el báculo para fulminar a uno de ellos con mi rayo, pero todavía no me he recuperado de mis quemaduras y al alzarlo pierdo el equilibrio y con él mi concentración. Lo único que consigo es que los dos bandidos nos vean. Adiós al factor sorpresa.

La situación no desanima al paladín que se prepara para asestar una golpe mortal con su espada mientras se acerca corriendo al que tiene más cerca. Éste reacciona a tiempo, esquiva el golpe y contrataca clavándole una daga en un costado. Titán cae de rodillas, demasiadas heridas en tan pocas horas. El otro villano inmoviliza a sarala por detrás y le coloca un puñal en la garganta. Tanto aprieta que un hilillo de sangre se desliza por su cuello. "Quieto y obedeced todo lo que os digamos", ladra con una expresión feroz. Nos suelta que son comerciantes de esclavos y que sacarán una buena tajada por nosotros.

Ninguno de los dos nos atrevemos a comenzar otro ataque por miedo a las consecuencias, pero, de repente, una mueca de asombro y agonía se asoma a la cara del muy cobarde. Suelta a su presa, deja caer el puñal y cae lentamente hasta quedar tendido cual largo es. Un gran charco de sangre se va extendiendo desde uno de sus costados.

Detrás aparece Fénix con una gran sonrisa triunfal y limpiando su daga en su oscura capa. Nunca me había alegrado tanto de verle. Cuando queremos darnos cuenta, el otro bandido ya nos lleva una buena ventaja.

Sarala ayuda a Titán a levantarse y andar y emprendemos la huída. Tenemos que buscar un refugio en el que poder escondernos y recuperarnos de nuestras heridas. Nos adentramos en la maleza y pronto damos con un árbol frondoso que puede servirnos de refugio, al menos unas horas.

Fénix trepa hacia las ramas más altas y se ata con su cuerda para poder echar una cabezada sin caerse. Siempre piensa en su propia piel, pero nunca nos dejará tirados y eso es suficiente para que lo considere un digno compañero de viaje. Titán se pone en mis manos para que cure sus heridas y Sarala vigila para evitar sorpresas".

Y hasta aquí el comienzo de esta campaña. En la siguiente partida espero descubrir mayores secretos y conocimientos para llevar la gloria a mi orden.


4 comentarios:

  1. Uau, te has planteado dedicarte a escribir relatos de fantasía? Me tenias totalmente inmersa en la historia. Espero que volváis a jugar pronto, tengo ganas de más!

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    1. Muchas gracias!!! Que ilusión me hace que te guste como escribo. La verdad es que no me veo como escritora de novela larga, pero relatos cortos tengo algunos. Muacs!!

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