Otro estupendo Día del Libro. Aunque deberíamos decir Semana del Libro porque todas las tiendas han desplegados sus ofertas y descuentos a bombo y platillo desde hace unos cuantos días. El caso es que esta vez no he podido ir a elegir los libros con Daniel porque estaba en el pueblo en ese momento, pero no podía romper con la tradición así que no perdí tiempo y me fui a adquirir bellos ejemplares para bebés de 18 meses.
Como era de esperar pasó lo de siempre. Me fue imposible elegrir y acabé con cinco publicaciones en mis manos. Dos eran pequeñitas y manejables para que él pueda mirarlas a su antojo. Otro libro era muy grande y tenía figuras de plasticos de animales para interactuar con la historia. Éste la encantó. Y los dos últimos eran para el baño. Los protagonistas eran una pez, en uno, y un cangrejo, en el otro, que enrealidad eran esponjas. Así se podían pasear por el cuento y restregar la piel del niño según la ocasión. Todos preciosos. Realmente era imposible elegir.
Parece que a Daniel se le está pegando el amor a los libros de sus padres, aunque por ahora sólo señale las imágenesy emita sonidos mas o menos indeterminados. A ver que pasa cuando por fin aprenda a leer.
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